26 de octubre 2006 - 00:00

La violencia volvió a Francia: incendiaron dos micros


Dos autobuses fueron incendiados hoy por la madrugada por grupos de jóvenes encapuchados en dos localidades de Francia, a un año de la rebelión que desembocó en una revuelta popular en barrios periféricos de París.

La empresa del transporte público aseguró que mantendrá el servicio de autobuses con normalidad, pero no descartó "desvíos" de recorridos si continúan los ataques.

El primer ministro, Dominique de Villepin, prometió hoy "castigos inmediatos y ejemplares" contra los autores de los actos de violencia, para que "en nuestro país no existan zonas de no derecho".

Mientras, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, dijo que "no hay algún aniversario que festejar, conmemorar. Estos individuos son simplemente delincuentes".

El 27 de octubre de 2005, en Clichy sous Bois, la muerte de dos adolescentes en una central eléctrica -en la que se habían refugiado para huir de policías que los perseguían- dio inicio a una rebelión urbana que duró tres semanas, alimentada por factores muy diversos, entre ellos marginación y pobreza.

Las protestas nocturnas se extendieron a decenas de municipios mientras Sarkozy calificó de "escoria" a los jóvenes que realizaban la revuelta, hijos de inmigrantes africanos que viven marginados por la sociedad francesa.

El hecho más violento se registró a la 1 de la mañana en Bagnolet, en el departamento Seine Saint Denis, periferia norte de París, cuando unos diez jóvenes, cinco de ellos armados, quemaron un autobús, dijo la policía.

Los agresores, algunos con pasamontañas, obligaron a los pasajeros y al chofer a descender del vehículo.

Los jóvenes abordaron el vehículo de la línea 122 y se alejaron de la zona hasta llegar a la plaza Lenin, donde lo incendiaron.

Se trata de la misma región donde el 27 de octubre del año pasado estallaron motines que derivaron en una revuelta en muchos barrios periféricos de Francia.

Los choferes de la línea 122 iniciaron una huelga espontánea tras ese hecho.

En Nanterre, oeste de la periferia, un grupo de personas, también con el rostro cubierto, prendió fuego a un autobús, sin causar víctimas.

En Grigny, Essonne, el sur de la periferia, un grupo de 50 jóvenes se ubicó en una esquina y comenzó a lanzar piedras contra los automóviles que pasaban.

La misma suerte corrieron los policías que intervinieron con la intención de reprimir a los jóvenes.

Además, en Athis Mons, periferia sur, en una parada, tres jóvenes encapuchados subieron a un autobús, hicieron descender a los pasajeros y lanzaron una botella incendiaria.

Mientras huían del lugar el chofer logró apagar el fuego.

La empresa del transporte público RAPT ratificó hoy el cumplimiento normal del servicio de autobuses de las 29 líneas de París y las 204 en la periferia de la capital.

Sin embargo, no descartó "desviaciones de los autobuses" en caso de que la situación "sea juzgada caliente".

Siete unidades de las CRS (Compañías Republicanas de Seguridad) suplementarias, 560 policías, fueron movilizadas en la región de la periferia parisina pasa "garantizar el orden" en estos días, informó uno de los sindicatos de agentes.

El gobierno había alertado hace algunos días, en base a un informe publicado por un diario de ese país, sobre la situación en las periferias, en especial la parisina.

"Permanecen la mayor parte de las condiciones que llevaron hace un año a la explosión de violencia colectiva sobre una parte del territorio metropolitano", advertía el informe.

El texto expresó además "el temor de otros excesos no espontáneos sino organizados" con el objetivo "no tanto de incendiar autos sino tomárselas con las instituciones y con uno de los últimos representantes institucionales aún presentes en ciertos sectores, o sea la policía".

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