11 de abril 2006 - 00:00

Retroceso: Francia retira ley de empleo joven

El primer ministro francés, Dominique DeVillepin, quedó debilitado tras la decisión del presidente Chirac de retirar la reforma laboral.
El primer ministro francés, Dominique DeVillepin, quedó debilitado tras la decisión del presidente Chirac de retirar la reforma laboral.
París (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - Tras meses de protestas callejeras, huelgas y zozobra política, Jacques Chirac retiró ayer la ley Contrato Primer Empleo (CPE) con la que proponía reducir la desocupación entre jóvenes. El abandono de la iniciativa dejó afectado políticamente a Dominique de Villepin, el primer ministro que la impulsó y que conserva aspiraciones de acceder a la presidencia de Francia.

La decisión fue celebrada como una gran victoria por las organizaciones estudiantiles y sindicales, que apoyadas por la oposición de izquierda lograron arrinconar al gobierno de De Villepin. El CPE apuntaba a alentar a empresarios a contratar jóvenes con posibilidades de despido sin justificación en el lapso de los dos primeros años, con lo que se buscaba eludir el intrincado esquema laboral francés.

El anuncio de la retirada del CPE fue realizado por el presidente Chirac en un escueto comunicado en el que explicó que el polémico contrato, incluido en una ley más amplia sobre la igualdad de oportunidades que ya había sido promulgada a fines a marzo, será reemplazado por otra medida laboral a favor de la inserción de los jóvenes que aumenta el subsidio estatal a empresas.

La decisión fue confirmada minutos después por el primer ministro De Villepin, que impulsó contra viento y marea el contrato y se convirtió ayer en su gran víctima. «No se daban las condiciones necesarias de confianza y de serenidad, ni entre los jóvenes ni por parte de las empresas, para permitir la aplicación del CPE», declaró en una breve declaración pública.

«Desde hace semanas, nuestro país vive una gran agitación. Los desórdenes en las universidades amenazan la celebración de exámenes de fin de año, las manifestaciones ponen en peligro la seguridad de los jóvenes. Todo esto obliga a encontrar una salida rápida a la crisis», declaró un atribulado De Villepin, con semblante serio y tono grave.

De esta forma, el CPE, destinado a los trabajadores menores de 26 años, quedó en la práctica anulado. Los sindicatos dieron un ultimátum al gobierno y amenazaron con seguir adelante con sus protestas si el polémico contrato no era literalmente derogado antes del 17 de abril. La última jornada de movilización, organizada hace una semana, reunió a entre uno y tres millones de personas.

Pero para De Villepin, esta medida laboral era un instrumento esencial para luchar contra el desempleo que afecta a 25% de los jóvenes. Ayer, el jefe de gobierno lamentó no haber «sido entendido por todos» y admitió que había querido «actuar rápido» debido la «desesperación» que invade a los jóvenes.

  • Reproche

    Pero los sindicatos, estudiantes y la oposición de izquierda reprochan al primer ministro el hecho de haber impuesto por la fuerza el CPE, sin realizar consultas previas con la izquierda o los actores sociales.

    Pese a las revueltas callejeras y polémicas tomas de universidades, el proyecto de De Villepin era apoyado por la base electoral de centroderecha que sustenta al gobierno, que vislumbra que la economía francesa corre severos riesgos de prolongar el estancamiento si la intervención estatal paraliza la iniciativa privada.

    Dos puntos concretos del CPE avivaron la cólera sindical y estudiantil: un período de prueba de dos años para el trabajadory el derecho a despedir al joven empleado sin dar explicación.

    Hasta el final, Chirac intentó apoyar a De Villepin en esta aventura. El primer ministro, considerado sucesor político del jefe de Estado y candidato potencial a sucederlo en 2007, se encuentra en el momento más bajo de popularidad (25% de opinión favorable) desde su llegada al cargo, en junio de 2005.

    La presión contra De Villepin venía de las calles pero también de su propio partido, la UMP, Unión para el Movimiento Popular, cuyo presidente, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que no oculta sus ambiciones de cara a los comicios del año que viene, fue uno de los primeros en sugerir que el CPE debía modificarse.

    Las primeras reacciones sindicales tras la decisión del gobierno fueron de gran satisfacción. «Sean cuales sean las palabras, el CPE se ha retirado, está muerto y es una gran noticia», declaró el presidente de la Federación de las Asociaciones Generales de Estudiantes, Jean François Martins.
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