22 de enero 2003 - 00:00

Revelan el cinematográfico escape de Osama bin Laden

Revelan el cinematográfico escape de Osama bin Laden
Washington (EFE, AFP, ANSA) - En los meses que siguieron a los atentados del 11 de setiembre, la caza de Osama bin Laden se transformó, más que en un objetivo, en una necesidad para el gobierno de George W. Bush. Con el transcurso del tiempo, tras conocer decenas de conjeturas sobre cómo pudo escapar el jefe de Al-Qaeda al enorme despliegue de tropas en Afganistán, se supo que burló el cerco de los soldados estadounidenses en la región afgana de Tora Bora a fines de 2001 con la simple argucia de entregar a un ayudante el teléfono satélite con el que se lo rastreaba y escapar por otro lado.

Así lo informó en su edición de ayer «The Washington Post», que cita fuentes oficiales del gobierno de Marruecos, quienes revelaron que el ayudante era un guardaespaldas del líder de Al-Qaeda que se prestó a dar cobertura a Bin Laden para que éste huyera a Pakistán.

El guardaespaldas, de nombre Abdallah Tabarak, fue detenido por las tropas estadounidenses y trasladado a la base militar de Guantánamo (Cuba), donde fue interrogado por oficiales marroquíes. Según las fuentes citadas por el diario, Tabarak explicó que «estuvo de acuerdo en dejarse atrapar e incluso en morir», si con ello Bin Laden lograba escaparse, por lo que durante un tiempo indeterminado mantuvo abierta la línea telefónica para despistar a las tropas especiales que perseguían al líder terrorista.

«No lo hizo durante mucho tiempo, pero fue suficiente. Hay un dicho: 'donde está el sapo, la serpiente no está muy lejos'», señaló otro oficial marroquí que interrogó a Tabarak y a otros prisioneros marroquíes en Guantánamo.

Se cree que Bin Laden escapó de Tora Bora hacia el vecino Pakistán. A pesar de que se le atribuyen varios mensajes luego de su presunto escape, no existen pruebas concluyentes de que esté vivo o muerto. Gracias a esta operación y a su cercanía a Bin Laden, Tabarak es uno de los reclusos que más influencia tiene sobre los 600 talibanes y miembros de Al-Qaeda presos en Guantánamo.

Oficialmente, EE.UU. no facilita la identidad de los hombres recluidos en el llamado Campamento Delta, pero fuentes militares citadas por el diario de la capital estadounidense aseguran que Tabarak, conocido también como
Abu Omar, se convirtió en una especie de líder entre los presos que, según una reciente investigación del diario «El País» de Madrid, se encuentran en un verdadero «limbo judicial».

Estas fuentes informaron de que el ex guardaespaldas de Bin Laden coordinó las aisladas huelgas de hambre que algunos prisioneros han realizado para exigir una mejora en sus condiciones de vida. «Tiene carisma y todos los combatientes en Guantánamo tienen un trato de deferencia hacia él», dijo a «The Washington Post» una fuente marroquí, que subrayó que el episodio de la huida de Bin Laden, conocido por todos, ha servido para incrementar su prestigio.

Los oficiales marroquíes dijeron que las fuerzas estadounidenses en Afganistán no sabían quién era Tabarak cuando lo capturaron y lo trasladaron a Guantánamo. Su foto fue enviada a distintos países e inmediatamente fue identificado por las autoridades marroquíes, agregaron.

Su función en la red terrorista fue establecida examinando los mensajes telefónicos y a través de los interrogatorios de otros detenidos.

La red Al-Qaeda sigue operativa, como quedó demostrado en diversos atentados, al punto que el primer ministro británico,
Tony Blair , advirtió que es «inevitable» que grupos terroristas planeen atentados en el Reino Unido y afirmó que existen lazos entre «gente en Irak» y la red Al-Qaeda. «Hay pruebas de los servicios secretos sobre las relaciones entre miembros de Al-Qaeda y gente en Irak», señaló el primer ministro británico, quien admitió que, sin embargo, no se dispone de evidencias.

«En los recientes arrestos practicados, podemos ver pruebas de que la red terrorista está aquí y en el resto de Europa, también en el resto del mundo», agregó Blair ante una comisión de la Cámara de los Comunes, en donde debió afrontar el escepticismo de legisladores ante sus planes bélicos.

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