Londres - El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer nuevas restricciones contra la variante ómicron del coronavirus, al tiempo que intentaba capear la indignación general por una fiesta de Navidad supuestamente celebrada en Downing Street cuando estaba prohibido por el covid-19.
Tambalea Johnson por fiestas oficiales durante el confinamiento
En medio del escándalo, el premier anunció más medidas para contener la propagación de la enfermedad.
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El viernes las mascarillas volverán a ser obligatorias en todos los lugares interiores. El lunes se volverá al teletrabajo. También se impondrán pasaportes sanitarios para acceder a lugares como los clubes nocturnos.
Con 568 casos identificados en el país, y una cifra real “seguramente mucho mayor”, “cada vez está más claro que el ómicron se propaga mucho más rápido” que variantes anteriores, explicó Johnson, en una conferencia de prensa donde tuvo que defender la credibilidad de su Gobierno, acusado de haber violado las reglas anticovid las pasadas navidades.
La polémica no deja de crecer desde hace más de una semana y puso al primer ministro en apuros: un sondeo de SavantaComRes mostró que 54% de encuestados consideró que debía renunciar. En un intento por calmar los ánimos, el líder conservador anunció en la Cámara de los Comunes haber “pedido al secretario del gabinete que investigue” si miembros de su plantilla se saltaron las normas.
Ejemplo
De ser así “habrá consecuencias”, prometió, al tiempo que dijo “entender y compartir la ira de todo el país” y aseguró estar “furioso” por un vídeo filtrado a la prensa en el que su exportavoz Allegra Stratton y otros colaboradores bromean sobre la supuesta fiesta ilegal, una “ofensa” por la que Johnson pidió disculpas “sin reservas”.
Stratton, una reputada experiodista de 41 años que en octubre de 2020 fue elegida para convertirse en la cara de la comunicación gubernamental dirigiendo diariamente ruedas de prensa televisadas al estilo de la Casa Blanca, fue la primera víctima del escándalo.
Entre sollozos en la puerta de su casa, esta estrecha colaboradora de Johnson casada con el jefe de Política de la revista conservadora The Spectator, de la que el primer ministro -también periodista- fue redactor jefe, anunció su dimisión ante las cámaras de televisión.
La polémica gira en torno a una supuesta reunión nocturna celebrada el 18 de diciembre de 2020, en la que según la prensa participaron hasta 50 miembros de la oficina de Johnson, con comida, bebida y juegos.
En los últimos días negó que se hubiesen infringido las reglas que por aquel entonces prohibían todo encuentro social en interiores. Pero el vídeo, divulgado el martes por la noche por el canal privado ITV y visto por millones de personas, pareció contradecir esta versión.
La oposición denunció que la impresión de que los dirigentes no respetan las reglas puede llevar a los británicos a saltarse las nuevas normas. Johnson y su equipo “están tratando al público con desprecio”, denunció el líder del partido laborista, Keir Starmer.
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