Verdugo de Saddam se busca
El ahorcamiento de Saddam Hussein, que se debe realizar dentro de los próximos 30 días, genera varios problemas. El más grave es que amenaza con provocar una explosión de violencia, aun mayor que la actual, motivada por sus ex partidarios. Además, enfrenta a Europa con EE.UU. y con el nuevo gobierno iraquí, dada la presión que empezó a llegar ayer mismo desde las capitales del Viejo Continente, donde la pena de muerte es tabú, para que la sentencia contra el ex dictador sea conmutada. Por último, también una dificultad práctica: Irak no cuenta con verdugos entre sus servidores públicos. Pero seguramente habrá quien lo ejecute: dentro del país y en otros del mundo árabe, cientos de personas que no tienen a Saddam en estima comenzaron ya a inscribirse como candidatos.
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El gobierno alemán indicó que «no hay ningún indicio» de que el juicio al tirano depuesto haya vulnerado el derecho vigente en Irak, pero reiteró su rechazo a la pena de muerte.
También España se declaró en contra de la pena de muerte «sea quien sea» el condenado e instó a que la comunidad internacional «pida que no se ejecute» a Saddam, según dijo la portavoz socialista en la Comisión de Exteriores del Parlamento español, Fátima Burto.
El primer ministro italiano, Romano Prodi, expresó «la firme oposición» de su gobierno a la condena. En una declaración difundida por su oficina, señaló que «sin querer menoscabar los crímenes» de los que es responsable, ni «la ferocidad» con la que gobernó, y «en el respeto de la independencia y de la legitimidad de las instituciones iraquíes», «no puedo dejar de expresar la firme oposición del gobierno italiano, y la mía propia, a la condena a muerte» de Saddam.
En la misma línea, el gobierno indio se mostró contrario a la sentencia y, en un comunicado, el portavoz de Relaciones Exteriores, Navtej Sarna, expresó su « esperanza» en que la sentencia no se lleve a cabo y «se perdone la vida» al ex dictador.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, también levantaron sus voces ante la eventual ejecución del ex hombre fuerte.
El ex presidente de Irak puede ser ahorcado en cualquier momento a partir de ayer, aunque por ahora no se han hecho públicos los detalles de su ejecución debido a la presión internacional y al temor a una nueva escalada de la violencia en el país.
El procedimiento «podría tardar todavía algún tiempo a causa de la fiesta de Eid el-Adha» que comenzará el 30 de diciembre, afirmó el ministro iraquí de Justicia, Hashem al-Shibli. Sin embargo, un responsable de la corriente del líder radical chiita Moqtadaal-Sadr, Baha al-Araji, declaró que la celebración de esta festividad religiosa es propicia para su ahorcamiento, por lo que la ejecución debería aplicarse a partir de mañana.
La Casa Blanca aseguró ayer esperar nuevos actos de violencia tras la ejecución de Saddam. «Eso es ciertamente algo de lo que las fuerzas multinacionales y las fuerzas iraquíes son conscientes», declaró el portavoz Scott Stanzel, en Crawford (Texas), donde el presidente George W. Bush se retiró para pasar los últimos días del año.
El partido Baaz de Hussein amenazó ayer con tomar represalias si se ejecuta a su derrocado líder y advirtió que la pena de muerte en la horca marca una línea roja que Estados Unidos no debe cruzar.
«Baaz y la resistencia están determinados a responder por todos los medios posibles y en todas partes, de una manera que lesionará a Estados Unidos y a sus intereses, en caso de que cometa semejante crimen», indicó el partido a través de un comunicado.
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