Vivimos un presente que nos desafía a pensar y reflexionar sobre qué aprendimos y debemos aprender luego de vivenciar una pandemia impensada e inesperada a nivel global, que puso en jaque lo que conocíamos como nuestro día a día. El futuro ya no es lo que podríamos llegar a pensar o imaginarnos, ni el mundo ni las naciones pudieron predecir lo que nos iba a pasar como humanidad. Cambiaron las economías, la educación, los modelos mentales, la tecnología y el trabajo, entre otros. Es precisamente en el trabajo donde quiero detenerme a pensar y reflexionar, pero sobre todo, qué papel jugó y jugará el talento de cara al presente y al futuro.
Búsqueda de empleo: ¿Por qué prevalecen los límites de edad?
La edad no anula al talento, sino que se debe encontrar en constante actualización y evolución debido a que interactúa con diversos contextos que se mueven y desarrollan cada vez más rápido.
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Se escuchan actualmente, con más resonancia que en tiempos pasados, conceptos como diversidad, igualdad, bienestar, inclusión, talento, “en el centro, las personas”, etc. Por ejemplo, cada vez toma más fuerza el rol de la mujer dentro de las compañías, en una lucha por la igualdad basada en el talento y no en el género. Pero, ¿qué pasa a la hora de hablar del talento y la edad?
Sabemos de la gran problemática de desempleo que sufren los jóvenes de 18 a 25 años y aquellas personas mayores a los 50 años. Si hablamos de talento y poner en el centro a las personas, ¿realmente el mercado laboral ofrece posibilidades y se centra en el talento, o sigue buscando solo por formación y experiencia? Sin duda, los conocimientos y el camino transitado durante la carrera profesional es lo que nos permite ser más aptos/as y atractivos/as para conseguir un empleo, pero no siempre el saber permite tener ese plus que necesita un entorno de trabajo, un equipo, un/a líder o una empresa. Precisamente aquellas personas de más de 50 años, muchas veces pueden reunir lo mencionado, aunque aparecen los prejuicios a la hora de la contratación.
“No son flexibles, no tendrán la energía necesaria…”. ¿Acaso una persona con experiencia, que se siente activa, con ganas de seguir aprendiendo, de aportar valor y talento, y que busca trabajo, no lo es?
“Seguramente no estarán actualizados…”. Durante la pandemia la tecnología marcó una presencia muy fuerte, cambiando muchos paradigmas. Entre ellos, el del trabajo, que obligó al mundo a actualizarse y aprender de nuevas herramientas y habilidades blandas. Dicha actualización llegó a todos los ámbitos y sin discriminar edad.
“Su gran expertise es costoso…”. En un mundo que avanzó rápidamente y donde hoy se menciona que ya no alcanza un solo estudio de formación, sino también de experiencia, diversos conocimientos, habilidades blandas e inteligencia emocional, es donde aquellas personas de más de 50 años tienen gran valor y potencial para aportar. Las necesidades laborales no son las mismas que hace 20 años, como tampoco los consumidores ni los mercados. Todo cambió y en el constante movimiento y transformación, es donde este rango etario puede aportar una gran diferencia y mirada.
En el año 2020 la consultora Mercer, en Davos, hizo una estimación: entre el año 2015 y el 2030, más de 200 millones de personas de más de 65 años, se encontrarán laboralmente activas. La esperanza de vida es más alta que en otros tiempos y es por eso interesante pensar ¿por qué una persona, en la plenitud de su vida y madurez profesional, encuentra dificultades para encontrar trabajo luego de los 50 años?
En Argentina, la consultora Adecco manifestó, según un estudio, que menos del 10% de las empresas poseen políticas que están orientadas a la inclusión por edad. Podemos encontrar ofertas laborales que no incluyen en sus requisitos a candidatos de más de 45/50 años, unas 800 mil personas aproximadamente.
Pensar, comprender y generar puentes entre las diferentes generaciones, es tal vez el desafío para construir el trabajo del presente y el futuro. Todas las personas poseen un talento sin importar la edad. Así como es importante potenciar, formar y fomentar el talento joven, facilitando oportunidades y herramientas necesarias para su crecimiento; las personas de mayor experiencia y edad son indispensables, porque pueden tener habilidades para formar equipos, mirada colaborativa, capacidad de resiliencia, flexibilidad, tolerancia a la frustración, conocimiento, compromiso y sobre todo, mucha pasión, que otorgan los años.
La edad no anula al talento, sino que se debe encontrar en constante actualización y evolución debido a que interactúa con diversos contextos que se mueven y desarrollan cada vez más rápido. Creo interesante reflexionar que nos encontramos en un momento de la historia donde el talento, conocimiento, habilidades y actitud, todos por igual, son importantes y fundamentales para el constante desarrollo y crecimiento laboral, ¡sin importar la edad, claro!
Chief Psychology Officer de Nawaiam.
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