Todo comenzó en una casa familiar convertida en depósito. Federico Schaer y Tomás Beutin eran dos amigos y socios en una pequeña aventura comercial que, con el tiempo, se transformaría en una marca de impacto global.
En lucha contra el teflón: la pyme de dos amigos que revoluciona la cocina
En un mercado invadido por utensilios descartables y recubrimientos tóxicos, la empresa apuesta por productos sin químicos ni agregados.
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Federico Schaer y Tomás Beutin, los emprendedores virales.
Lo que empezó como la venta de parrillas al exterior desde el garage de sus padres, hoy es Kankay: una compañía argentina especializada en utensilios de cocina de hierro, como sartenes, que en 2024 facturó $3.400 millones, está presente en ocho mercados internacionales y proyecta un crecimiento del 165% para 2025.
Pero más allá de los números, lo que los distingue es su compromiso con la salud y la sustentabilidad. En un mercado invadido por utensilios descartables y recubrimientos tóxicos, la empresa apostó por lo noble, lo duradero y lo seguro: sartenes 100% de hierro y utensilios sin químicos ni agregados, diseñados para durar y cuidar la salud. “Cocinar no debería ser un riesgo”, sostienen con convicción Schaer y Beutin, quienes se propusieron combatir el teflón y otros materiales contaminantes desde el diseño responsable.
Hoy, ambos son conocidos como los emprendedores virales. En plena pandemia, los videos que subían a las redes comenzaron a viralizarse, lo que le dio un despegue importante a la empresa. El tiempo pasó y hoy ya cuentan con un local en San Isidro y próximamente otros dos en Recoleta y Nordelta.
Innovación y sustentabilidad: pilares de la empresa
La visión fue clara desde el inicio: recuperar la esencia de la cocina de antes, pero con una mirada moderna, estética y global. Sus productos no solo reivindican la tradición de la parrilla y el hierro, sino que lo hace con un enfoque innovador y sustentable, que busca transformar hábitos de consumo a nivel mundial.
Como en toda historia emprendedora, hay anécdotas que marcan un antes y un después. Una de las más insólitas ocurrió en los primeros años: una clienta estadounidense viajó a Buenos Aires solo por un día, fue hasta San Isidro, esperó a que pintaran sus parrillas, compró cuatro y volvió a su país. Ese episodio, hoy parte del ADN de la marca, resume la pasión que despierta entre sus seguidores.
La empresa se convirtió en un referente en utensilios de cocina conscientes, conquistando mercados con productos nobles que acompañan la cocina de los argentinos y el mundo.
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