17 de diciembre 2023 - 17:08

Oportunidades, desafíos y riesgos fiscales en el nuevo ciclo de gobierno

Las primeras medidas económicas van en línea con la búsqueda de un equilibrio fiscal. Se anuncia que luego de subas tributarias a “cortísimo plazo” vendrán las bajas. Pero la cuestión no es sólo si los cambios son factibles sino, tanto o más importante, cómo lograr que se sostengan en el tiempo.

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Hay vientos de cambio en el país más gravoso de mundo. Las primeras medidas económicas van en línea con la búsqueda de un equilibrio fiscal. Se anuncia que luego de subas tributarias a “cortísimo plazo” vendrán las bajas, todo en un marco de compleja implementación. Pero la cuestión no es sólo si los cambios son factibles sino, tanto o más importante, cómo lograr que se sostengan en el tiempo. Para ello es fundamental la concientización e involucramiento de la sociedad civil.

El nuevo presidente propuso fuertes bajas de gasto público e impuestos como parte esencial de su campaña y fue votado por más del 55% del electorado, lo que fue asumido como un mandato para llevarlas a cabo. Pero eso no implica que la ciudadanía se volvió liberal de repente. Ni siquiera el 30% de las PASO. Es necesario que, más allá de cualquier ideología, la sociedad se concientice de la importancia que implica para un país tener un sistema racional de gasto público y tributario y de los graves perjuicios que genera ser el país más gravoso del mundo. Desde Lógica, ONG suprapartidaria dedicada a generar conciencia fiscal en la sociedad, entendemos que todavía falta mucho para que los argentinos tengamos cultura fiscal, la que se nos ha quitado por un régimen que oculta sistemáticamente los impuestos.

El presidente ha abierto una ventana para el cambio y depende de la sociedad aprovecharla. El nuevo ciclo da lugar a oportunidades, desafíos y riesgos.

En cuanto a oportunidades, es previsible que se tenga un campo más fértil para implementar reformas fiscales profundas. Se estaría empezando especialmente con el gasto público, reforma del Estado mediante, lo que resulta lógico dado que es su descontrol lo que ha exigido, para financiarlo, los impuestos más altos del mundo y la tercera inflación más elevada. Luego vendrían las bajas impositivas que resultan tan imperiosas como urgentes para que puedan realizarse las nuevas inversiones que reactiven la economía del país. Por citar otro caso cercano a Lógica, venimos proponiendo que se dicte una norma de transparencia fiscal al consumidor, que visibilice todos los impuestos en los tickets de compra, siguiendo el modelo de Brasil. Javier Milei suscribió, como candidato y entre otros, el compromiso propuesto por Lógica de impulsar dicha norma y lo estaría honrando incluyendo dicha norma en el primer paquete legislativo. Por todo lo cual se abre la oportunidad para que de una vez nuestro país tenga un sistema fiscal normal, como en el resto del mundo.

En cuanto a nuevos desafíos, se prevé que la implementación del nuevo programa económico no será fácil. Por citar sólo un par de ejemplos, ya se han advertido reclamos de gobernadores a causa de la baja de la coparticipación derivada de las últimas medidas tributarias emitidas por el gobierno anterior, como así también sanciones de tasas abusivas por parte de municipalidades. En este sentido, se destaca la insólita sanción de la tasa de servicios esenciales de Azul (provincia de Buenos Aires), en el primer día hábil posterior al balotaje, impulsada por el intendente electo, antes de asumir. Es posible que otros distritos intenten subas fiscales en el corto plazo, a contramano de las eventuales bajas a nivel nacional.

En cuanto a riesgos, advertimos desde Lógica que una buena parte de la ciudadanía puede llegar a identificar la racionalidad y bajas fiscales con el signo político del actual partido gobernante o con la ideología liberal. Y eso puede dar lugar a que en el próximo cambio de signo político, se reaccione con subas fiscales. Esto no es una cuestión teórica, sino que ya ocurrió cuando las (no tantas) reducciones fiscales de 2015-19 fueron identificadas con el signo de Cambiemos y lo primero que hizo el gobierno de los Fernández fue, en represalia, derogar tales reformas pro inversión y sancionar más de 20 aumentos tributarios. Dichos impuestos supuestamente se aplicaban sobre el sector empresario, pero en su gran mayoría terminaron siendo afrontados por los 46 millones de argentinos, con una carga fiscal que en general supera el 40% y, para ciertos bienes, el 50% del precio final de los distintos bienes de consumo.

Por lo cual, hay una cuestión fundamental: lo fiscal debe dejar de ser una cuestión exclusivamente política para que, más allá de cualquier partido o ideología gobernante, se convierta en una cuestión fundamentalmente ciudadana. Sólo si la sociedad se concientiza fiscalmente, se involucrará y exigirá que se sancionen y mantengan las medidas racionales en el gasto público e impuestos, sin inflación. Tal fue lo que sucedió en dos casos de concientización ciudadana exitosos como lo fueron la consolidación de la democracia y la igualdad de género, de la cual tenemos mucho para aprender en lo fiscal, para así dejar de ser el país más gravoso del mundo y convertirnos en un país normal.

Sólo si toda la sociedad demanda gastos lógicos e impuestos lógicos, tendremos un país lógico.

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