Bodega Norton, referente histórico del vino argentino y una de las etiquetas más reconocidas del país, atraviesa una compleja situación económica. En los últimos meses, la firma con sede en Luján de Cuyo acumuló más de 40 cheques rechazados por un total de $618 millones, según datos del sistema financiero, mientras sus compromisos bancarios superan los $42.000 millones.
Vino caliente: cheques rechazados y deuda millonaria ponen en jaque a Bodega Norton
Con más de 40 cheques rechazados por $618 millones y una deuda bancaria superior a $42.000 millones, la histórica bodega mendocina enfrenta tensiones internas, recortes y rumores de concurso preventivo.
-
Mendoza reunirá a más de 100 bodegas en una oportunidad comercial internacional
-
Las bodegas argentinas redoblan la apuesta por Brasil como destino clave para impulsar sus exportaciones

La firma con sede en Luján de Cuyo acumuló más de 40 cheques rechazados por un total de $618 millones.
Aunque la empresa todavía conserva la categoría de “situación normal” en la Central de Deudores del Banco Central, distintas fuentes del mercado advierten que el cuadro podría agravarse si no se regulariza la cadena de pagos. En paralelo, se registran demoras en los sueldos, tensiones con proveedores y rumores de recortes operativos en su estructura local. En Mendoza, donde la bodega emplea a cientos de trabajadores y mantiene una red de contratistas, el comentario que circula entre bodegueros es el mismo: Norton estaría al borde de una convocatoria de acreedores.
Crisis interna y cambio de mando
El conflicto financiero estalló en medio de una transición clave en el management. En julio, Tomás Lange, exejecutivo de Campari y Pernod Ricard, asumió como nuevo director general en reemplazo de Rafael García, quien había desembarcado a fines de 2023. La llegada de Lange coincidió con la salida definitiva de Michael Halstrick, histórico referente de la compañía y rostro visible durante más de tres décadas.
Detrás del cambio de mando se teje una trama familiar y empresarial que atraviesa al holding austríaco Schröder & Schÿler, controlador de Norton desde 1989. La nueva presidenta, Diana Langes, heredera del imperio Swarovski y media hermana de Halstrick, reemplazó por completo al antiguo equipo directivo, conservando apenas algunos mandos técnicos y enológicos. Su desembarco marcó un cambio de enfoque: mayor distancia con la operación local y una gestión orientada a la rentabilidad inmediata. Sin embargo, el deterioro financiero sugiere que la estrategia enfrenta serias dificultades para sostener el equilibrio operativo.
Fundada en 1895 por el inglés Edmund James Palmer Norton, la bodega fue pionera en introducir vides francesas en Mendoza y es, hasta hoy, uno de los nombres más reconocidos del vino argentino en el exterior. Posee 1.200 hectáreas propias, vínculos con 140 productores del Valle de Uco, una producción que supera los 20 millones de litros anuales y exportaciones a más de 70 destinos.
Entre el prestigio y la incertidumbre
Pero el brillo internacional contrasta con los números en rojo puertas adentro. El consumo interno de vino cayó 17% interanual en agosto, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), y las exportaciones se mantienen estancadas tras dos años de retrocesos. En paralelo, las importaciones de vino crecieron 415% durante 2024, con Chile como principal proveedor, una dinámica que agudiza la presión sobre las bodegas locales.
El contexto global tampoco ayuda. Los precios internacionales se estabilizaron mientras los costos logísticos y energéticos subieron con fuerza, y el tipo de cambio erosiona la competitividad exportadora. En ese escenario, los márgenes se achicaron a niveles mínimos, incluso para jugadores con estructura y capital como Norton.
En los pasillos del negocio vitivinícola mendocino, el caso Norton genera preocupación. Aunque la compañía continúa cumpliendo con sus compromisos bancarios, la magnitud de la deuda y el volumen de cheques rechazados alimentan versiones sobre un eventual pedido de concurso preventivo si la situación no mejora. “Cuando una empresa de este tamaño tiene problemas de liquidez, el efecto contagio puede ser fuerte, porque arrastra a productores, contratistas y transportistas”, advierte un empresario del sector consultado por Ámbito.
Mientras tanto, el clima en los viñedos refleja el de toda la industria: productores con rentabilidad mínima, costos dolarizados y un consumo que no reacciona. Algunas bodegas medianas ya comenzaron a reducir turnos o suspender personal, y el crédito bancario se volvió inaccesible.
A pesar del panorama, Norton mantiene cierta resiliencia en su portfolio de exportaciones premium, con marcas posicionadas en Estados Unidos, Reino Unido y países nórdicos. Sin embargo, la caída del mercado interno y la presión financiera podrían comprometer su estructura si no logra reperfilar deuda y ordenar pagos en el corto plazo. El final sigue abierto.
Dejá tu comentario