31 de mayo 2025 - 00:00

Bonte 2030, con un premio para los valientes: alto cupón, fuerte demanda y mensaje al mercado

El Tesoro emitió un bono en pesos para no residentes con alta tasa y fuerte demanda. Se adjudicaron u$s1.000 millones y se refuerzan reservas para el FMI.

Ministerio de Economía.

Ministerio de Economía.

Ignacio Petunchi

El Tesoro salió a probar el apetito de los mercados internacionales con un bono en pesos a tasa fija con vencimiento en 2030. Desde el lunes, cuando se confirmó que el Bonte 2030 formaría parte de la licitación y estaría habilitado para inversores no residentes, se instaló el debate sobre cuál sería el nivel de tasa que convalidaría Economía. Finalmente, el instrumento cortó con un cupón del 29,5% TNA (TEA: 31,8%; TEM: 2,32%; MD: 2,5%).

Quedó claro que el equipo económico priorizó conseguir dólares antes que dar una señal contundente con la tasa, lo que terminó generando un premio para los inversores que participaron de la colocación. Se trata de una tasa elevada en caso de que el sendero de desinflación se mantenga y el Gobierno logre contener el tipo de cambio.

Más allá de ese debate, la adjudicación fue total: se colocaron los u$s1.000 millones previstos, tras recibir ofertas por US$1.700 millones. Como la suscripción fue en dólares, la operación aporta divisas a las reservas del BCRA, un punto clave de cara al cumplimiento de la meta con el FMI, prevista para el próximo 13 de junio.

Un mercado sin referencias

En un mercado de capitales precario, valuar este tipo de instrumentos no es tarea sencilla. Cuando esta administración asumió, no existía prácticamente una curva en pesos a tasa fija: gran parte de la deuda local estaba indexada, y menos aún se contaba con una referencia a cinco años.

Un primer enfoque posible es revisar antecedentes: Luis Caputo, Santiago Bausili y Pablo Quirno —hoy en el equipo económico— formaban parte del Ministerio de Finanzas de Mauricio Macri cuando se colocaron US$9.100 millones en BOTES, una historia que terminó mal por el deterioro macro.

Pero el foco hoy está en el futuro. Y el mercado ya dispone de herramientas para evaluar el bono.

La clave del "put" en 2027

Un punto central es que el Bonte 2030 incluye una opción de venta anticipada ("put") en mayo de 2027. En términos de duration, ese "put" lo ubica en 1,4 años, no tan lejos del último punto de la curva a tasa fija (el BONCAP enero 2027), que el día de la licitación se operaba en el secundario con una TEA del 28,5%.

En teoría, en un proceso de desinflación, los instrumentos más cortos deberían rendir más para compensar. Sin embargo, el 90% del Boncap está en manos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), lo que puede estar desarbitrando su precio. Pese a eso, el Bonte 2030 cortó por encima de la Lecap a junio de 2026. La curva aparece invertida en el tramo corto, pero el nuevo bono ofreció un claro premio frente al resto de los bonos comparables.

Bonte 2030: un bono con potencial si se sostiene la desinflación

Si el proceso de desinflación persiste y el tipo de cambio se mantiene controlado, el Bonte 2030 ofrece un alto potencial. Incluso podría haber "upside" para los primeros tenedores, ya que los datos de inflación de alta frecuencia de mayo apuntan a una cifra cercana al 2%, sensiblemente por debajo de la TEM convalidada del 2,32%, lo que deja margen en caso de que vuelva la volatilidad cambiaria.

Para evaluar su rendimiento, se puede comparar con bonos en dólares o indexados por CER. Para que el BONTE 2030 supere al CER o a un bono hard dollar, la inflación debería promediar menos del 19,8% anual y la depreciación del peso no superar el 17,1% anual.

Si bien este umbral parece alcanzable bajo la actual dinámica, el mercado está priceando un tipo de cambio real terminal de $1.026 para 2030, uno de los más bajos de la historia argentina.

Esto influyó en la valuación: el tipo de cambio fijado en la licitación fue de $1.148, pero ya cotizaba a $1.161 al día siguiente (+1,1%).

En este contexto, el tipo de cambio real implícito exige que la agenda de reformas de Sturzenegger se aplique plenamente y que Argentina logre un fuerte incremento de productividad en los próximos años.

Aunque el nuevo esquema cambiario actúe como una especie de seguro (el dólar solo puede moverse al ritmo de una TEA del 12,7% al tocar el techo de la banda), ese techo puede empujar hacia arriba el tipo de cambio si la presión se sostiene. Aun así, con una inflación breakeven mensual del 1,5%, el BONTE 2030 luce competitivo frente al CER.

Valor presente incluso con vencimiento anticipado

En cuanto a la opcionalidad, no se observa una diferencia significativa. Lo importante es que la inflación debería promediar más de 20,8% anual (1,6% mensual) para que convenga optar por un bono CER en lugar del BONTE. Con una inflación de mayo en torno al 2%, ese umbral parece alcanzable, pero no garantiza una ventaja clara.

En otras palabras, incluso si se toma el put de 2027 como vencimiento, el rendimiento sigue siendo más que competitivo. Además, se obtiene una opción gratuita: mantener el bono hasta 2030 y fijar la tasa, o ejecutar el rescate anticipado si el contexto cambia.

Conclusión: "upside" y entrada de dólares

En resumen, el Bonte 2030 muestra potencial alcista claro, producto de una decisión del Gobierno de hacer atractivo el instrumento para inversores dispuestos a acompañar su plan. En las primeras ruedas, podría cotizar con foco en el "put", pero con el tiempo empezará a negociarse como un bono a 2030, lo que podría atraer más inversores del exterior y convalidar tasas más bajas en próximas licitaciones.

Además, abriría la posibilidad de nuevas entradas de dólares mediante financiamiento en pesos, clave para cubrir vencimientos en moneda dura.

La presión del dólar antes del debut

Un dato llamativo: el bono todavía no liquidó en las cuentas de los clientes, y el dólar mayorista (A3500) ya subió 2,3% desde el tipo de cambio de suscripción. Así, en la primera rueda, los tenedores deberían ofrecerlo al menos a $102,3 (TNA: 28,6%; TEA: 30,6%; TEM: 2,3%) para compensar esa pérdida cambiaria.

Esta suba del dólar se explicaría, en parte, por los vencimientos en moneda dura de varias provincias el 1° de junio: Ciudad de Buenos Aires (u$s330 millones), Córdoba (u$s18 millones) y Salta (u$s56 millones), por un total de u$s404 millones. Aunque Santiago Bausili intentó minimizar el impacto, recordó que desde noviembre rige una norma que permite acceder al MULC hasta 60 días antes del vencimiento, en lugar de solo tres días hábiles previos.

De todos modos, a diferencia del esquema anterior —donde estos pagos implicaban una caída de reservas—, el nuevo régimen ajusta por precio, ejerciendo así presión alcista sobre el tipo de cambio oficial.

Analista de PPI

Dejá tu comentario

Te puede interesar