El Gobierno avanza en la confirmación de un blindaje financiero sólido para cubrir los u$s4.300 millones del 9 de enero próximo. Por un lado, el FMI debate ya el nuevo programa con la Argentina, evaluando si esas modificaciones pueden ser absorbidas por el marco actual. Por otro, el Tesoro Nacional se prepara con precisión para enfrentar el vencimiento más relevante entre amortizaciones e intereses de bonos soberanos reestructurados en 2020 (principalmente AL29, AL30, GD29 y GD30).
Waiver, repo y gestión secreta: Gobierno blinda vencimiento de deuda de enero que habilite pago de u$s1.050 millones
En cuenta regresiva, la Casa Rosada sigue de cerca el próximo vencimiento de deuda. Al repo y las compras de Tesoro, se sumará lo conseguido por privatización y emisión de deuda.
El Gobierno sigue de cerca la cuenta regresiva para el pago de enero
Fuentes oficiales y del mercado coinciden en que el pago se honrará en tiempo y forma, sin afectar las reservas netas del Banco Central, en un contexto donde la entidad, como parte del equipo económico, avanza en la negociación de un segundo waiver consecutivo con el FMI por el incumplimiento de la meta de acumulación de reservas.
Como anticipó Ámbito, el eje central del esquema es una operación de "repo niño" con bancos internacionales de primer nivel (Santander, BBVA, J.P. Morgan, Citi e ICBC, entre otros), por un monto estimado entre u$s1.000 y US$1.500 millones, con potencial de expansión si el riesgo país continúa la compresión.
El presidente Javier Milei confirmó que las ofertas recibidas superan los u$s7.000 millones, pero en el Gobierno estiman que no será necesario recurrir a ese monto. “Vamos a pagar la deuda, solo de oferta del repo tenemos u$s7.000 millones, así que estamos tranquilos”, dijo Milei. Esta herramienta, aplicada con éxito en 2025 (u$s1.000 millones en enero y ampliación a u$s2.000 millones en junio), consiste en entregar bonos soberanos como garantía y recomprarlos con intereses, preservando liquidez.
Según pudo saber Ámbito, el Gobierno recibió con beneplácito algo en lo que había insistido previamente. Esto es, una mejora en la calificación de deuda a partir de la victoria electoral y la emisión de deuda. En las últimas semanas, la calificadora S&P Global Ratings mejoró la nota soberana de la deuda argentina, elevando la calificación de largo plazo en moneda extranjera de CCC a CCC+ (con perspectiva estable) y la de moneda local de "SD/SD" (default selectivo) a CCC+/C.
Esta decisión, anunciada el 17 de diciembre de 2025, se fundamentó en una "mayor liquidez, la reducción de vulnerabilidades económicas, una inflación más baja, el sostenimiento del superávit fiscal durante el año y un mayor respaldo político tras la contundente victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas de octubre". La mejora en la nota era un "upgrade" (mejora) que el Gobierno buscaba para abaratar la futura emisión de deuda.
El regreso del país a los mercados internacionales con la emisión de un bono en dólares por u$s1.000 millones también contribuyó a la mejora. En rigor, se trata de un complemento en el blindaje —el primer bono en dólares bajo legislación local en ocho años—, cuyos fondos se utilizarán como colateral adicional o para financiar parte del vencimiento. A ello se suman ingresos por concesiones hidroeléctricas (ofertas superiores a u$s700 millones) y compras directas de divisas por parte del Tesoro (estimadas en torno a u$s1.000 millones).
El FMI como soporte en todo el trayecto
En paralelo, el FMI mantiene un diálogo fluido y positivo sobre el programa de Facilidades Extendidas vigente (por hasta u$s20.000 millones). La vocera Julie Kozack celebró recientemente las medidas del BCRA para fortalecer el marco monetario-cambiario, recomponer reservas y avanzar en reformas que impulsen el crecimiento: “Estamos trabajando de cerca con las autoridades argentinas”.
El staff técnico analiza un sendero más ambicioso de reservas para 2026, tras la recalibración de las bandas cambiarias (ajustadas por inflación desde enero) y el plan de acumulación de reservas. El organismo prepara un segundo waiver por la meta de reservas (tras el de julio), lo que habilitaría un desembolso de u$s1.045 millones el 23 de enero, aunque estos fondos no se destinarían directamente al pago de bonos privados.
Los swaps con China (u$s5.000 millones ya activados, sin expectativa de incremento adicional) y con Estados Unidos (hasta u$s20.000 millones, pero con limitaciones operativas y bajo revisión por falta de autorización explícita del FOMC de la Fed, con solo u$s2.540 millones habilitados hasta el momento) quedan fuera de las opciones prioritarias. El Gobierno prioriza mecanismos de mercado para evitar tensiones institucionales y proyectar mayor solvencia.
En los hechos, el segundo waiver por reservas se presenta como una formalidad casi inevitable, dado que la meta acumulada se encuentra a u$s10.300 millones de cumplirse. Sin embargo, el Gobierno tomó, en apariencia, medidas proactivas para fortalecer su posición: desde noviembre, el Tesoro compró alrededor de u$s1.000 millones netos en el mercado de cambios, anticipando la dinámica que ahora se formaliza.
La recalibración del esquema cambiario, anunciada para entrar en vigencia en enero de 2026, representa un cambio más de postura que de estrategia: el pasaje de bandas con ajuste nominal del 1% mensual a bandas ajustadas por inflación pasada (t-2) elimina el sesgo de apreciación endógeno y permite una depreciación real gradual, sin compensar la inflación de los socios comerciales.
Según la opinión de los analistas, esta modificación reconoce la relevancia del tipo de cambio real, otorga mayor flexibilidad ante shocks externos y envía un mensaje claro de alineación con bonistas y FMI, aunque implica resignar parte del ancla nominal.




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