No estábamos preparados para la crisis originada por la pandemia mundial, el sistema escolar tampoco. A pesar de la incorporación de tecnologías en los diversos espacios educativos, la masificación en el acceso y uso de diversas plataformas, la disponibilidad de nuevos e innovadores recursos, contenidos y metodologías para el aprendizaje, nos hemos encontrado con desafíos para los que no estábamos en condiciones de responder.
A privilegiar la experimentación, por sobre la instrucción y la memorización
Es una oportunidad para que surjan nuevos novelistas, matemáticos, artistas visuales y musicales, chefs, creadores, científicos y astrónomos.
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¿Qué nos trajo de bueno el coronavirus en educación?
¿Cuáles son los desafíos de la educación?
En primer lugar, aparece la carencia de información y estrategias adecuadas para el contacto efectivo entre el establecimiento y el hogar. No todos los colegios tienen listados de correos electrónicos ni números de teléfonos organizados por niveles, ciclo de enseñanza, asignatura, etc.
Si a esta realidad le sumamos la ausencia de herramientas seguras y privadas de información formal, comunicarse oportuna y remotamente pasa a ser una tarea mayor. En situaciones de incertidumbre los canales institucionales de comunicación son fundamentales y no resultan efectivos cuándo se mezclan con otros instrumentos de dialogo, como grupos de chat o mensajería a través de redes sociales.
El segundo desafío sin duda alguna es el pedagógico. No es lo mismo planificar el trabajo pedagógico en la sala de clases que fuera de ella, sin embargo, tendemos a usar la tecnología para hacer lo mismo, pero con una plataforma. La integración de recursos digitales no es la principal tarea, sino el rediseño de la experiencia de aprendizaje considerando diversos espacios, tiempos y recursos con los que cuenta cada estudiante. Si la inclusión es un desafío complejo dentro del aula, lo es mucho más en situaciones no presenciales.
No todos los estudiantes tienen similar acceso y calidad de redes, no todos tienen impresora en la casa, no todos los adultos del hogar están en condiciones de apoyar el trabajo escolar y no todos están en condiciones de seguir las clases presenciales remotas en el horario que lo fija el colegio. El desafío, entonces, es diseñar modalidades de aprendizaje diversas, que contemplen secuencias de tareas y actividades para varios estilos y condiciones de aprendizaje.
Aprender es una tarea entretenida, que realizamos durante toda nuestra vida más allá de la escuela y nuestro propio hogar. Tenemos una gran oportunidad para que esta experiencia, producida por la suspensión de clases y el aislamiento social, sea un momento para que los estudiantes aprendan a aprender, investiguen y descubran cuáles son sus motivaciones e intereses y en qué áreas necesitan apoyo de otros. Son tiempos en los que debiéramos privilegiar la experimentación, por sobre la instrucción y la memorización.
Tenemos que tratar de que este momento excepcional sea también una oportunidad para que surjan nuevos novelistas, matemáticos, artistas visuales y musicales, chefs, creadores, científicos y astrónomos entre otros muchos. Sólo necesitamos aprovechar la oportunidad para hacer las cosas diferentes. Este es nuestro desafío y oportunidad en educación.
(*) Profesor y Director Pedagógico en Colegium, una plataforma de gestión escolar que tiene presencia en varios países de Latinoamérica.
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