En un artículo de opinión publicado en el diario inglés The Telegraph, la titular del FMI Kristalina Georgieva, y el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus el titular de la OMS han afirmado que la respuesta a la pandemia Covid-19 no necesita ser una opción entre salvar vidas y salvar trabajos.
Falso dilema: salvar vidas o salvar empleos
El gobierno financia con emisión el plan Covid-19. El costo sobre la recaudación fiscal por la cuarentena, es del 2% sobre el PIB. El gasto fiscal del plan es del 0.5% sobre el PIB por cada mes.
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En este contexto, las posibilidades de financiamiento por parte de los países emergentes para contener los efectos de crisis económica se ven erosionadas. Desde el comienzo de la crisis, los inversores retiraron u$s 83 billones de los mercados emergentes, la mayor salida de capitales jamás registrada en la historia.
Según declaraciones de Kristalina Giorgieva al 3 de abril, fueron 80 países los que acudieron al organismo en busca de financiamiento y la entidad va a repartir fondos por u$s 1 billón.
Hasta el momento se elevaron pedidos al FMI desde Colombia por u$s 11 billones, Irán u$s 5 billones, Venezuela u$s 5 billones, Nigeria u$s 3.4 billones y Pakistán u$s 1.4 billones, entre los países que buscan un rescate.
Argentina
En este contexto, la economía de Argentina transita desde hace años un período de estanflación, con crisis de confianza, fenomenal depreciación de la moneda y desde fines del año pasado con un endeudamiento del 90% del PBI sin acceso al crédito externo para refinanciar vencimientos. El presidente Alberto Fernández se vio obligado a implementar con urgencia una batería de medidas para paliar la destrucción del valor de las empresas, evitar despidos y mantener el flujo de ingresos de los sectores de la población más vulnerable.
Mientras que el costo de la cuarentena en la recaudación es del 2% sobre el PIB. El impacto fiscal de las medidas del plan de asistencia directa es del 0.5% sobre el PBI por cada mes y fue financiado con la única alternativa posible, vía emisión monetaria. La emisión de papel moneda por parte del Central alcanzó los $600 mil millones en marzo o un 30% del circulante, el nuevo circulante en manos de personas y depositado en reservas bancarias se ubica en los $2 billones de pesos.
No es exagerado afirmar que hoy la Compañía de Valores Sudamericana, ex Ciccone, se convirtió en una chimenea esencial en la Argentina para evitar un colapso social, económico y sanitario.
Alberto Fernández comunicó este domingo pasado la extensión de la cuarentena, una de las más estrictas del mundo, hasta el 26 de abril inclusive. “El 27 hablamos de nuevo”.
Y la pregunta que surge de inmediato: ¿cuáles serán los efectos en la economía?
Consultado al respecto, Ezequiel Zambaglione Head Strategist de Balanz señaló:
El impacto sobre sobre la economía es inevitable, ya que las medidas de aislamiento no permiten a los trabajadores asistir a sus trabajos y en consecuencia a las empresas producir y pagar los salarios y el resto de sus costos habituales. La respuesta de los gobiernos busca evitar la pérdida de empleos y el cierre de empresas, para que, una vez liberado el aislamiento, puedan volver a producir y recuperar el nivel de actividad lo más rápidamente posible. No se trata de evitar la caída en la economía, que es inevitable, sino construir un puente para evitar la destrucción de valor hasta que pase la crisis.
Las medidas del Gobierno mayormente están bien direccionadas, bajando impuestos a las empresas, haciéndose cargo de una parte de sus costos salariales, impulsando el crédito subsidiado, y aumentando el seguro de desempleo. A su vez, también se establecieron programas para dar soporte a la economía informal, asegurando una fuente de ingresos a los trabajadores de ese sector y a los registrados en las escalas más bajas del monotributo.
Sin embargo, la magnitud de las medidas no parece suficiente. Según nuestras estimaciones las medidas destinadas al sector informal sólo alcanzan a cubrir la mitad de los ingresos regulares, mientras que la asistencia al sector formal sólo sirve como un paliativo. Este tipo de medidas pueden atenuar el impacto de la cuarentena, pero sólo por un período corto de tiempo, mientras que la liberación temprana de la cuarentena puede poner en riesgo la capacidad del sistema de salud. Por el momento el Gobierno elige salud sobre economía, pero la velocidad de los contagios y del humor social en las próximas semanas determinarán por cuánto tiempo.
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