4 de septiembre 2023 - 08:55

Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte CIV)

mercados-acciones-finanzas-inversiones
Pexel

“Todos los que se han rendido al liderazgo de Mauricio Macri coinciden en asignarle un atributo distintivo, con el que suelen explicar en buena medida muchos de los éxitos logrados en las distintas facetas de su vida. Dicen que es un hombre de suerte (1 de octubre de 2018”, Claudio Jacquelin, LA NACION)

Gracias a Dios para los argentinos, aunque la situación social que vivía el país era mucho más crítica que 2001, “la suerte” del presidente Macri fue mejor que la de Fernando De la Rúa. Todo estaba preparado para que estalle la crisis económica y social más grave desde la salida de la Convertibilidad y el default. Pero esta venía siendo tolerada y contenida por la esperanza que generó la derrota de Cambiemos en las PASO, por algo más de 15 puntos.

Esa fue la razón más importante que forjaría la esperanza de un verdadero cambio en las políticas públicas. La parte de la sensatez, moderación y comedimiento de la hecatombe, venia del espacio político ganador 2019: el sindicalismo y los movimientos sociales, quienes contribuían junto a los medios, a que el gobierno del presidente Macri, no terminara como el de Fernando De la Rúa. En términos de desempleo, al límite del mandato presidencial se aproximaba a 10%, alrededor de 40% de pobreza, bajísimo nivel de reservas, técnicamente el país estaba en default selectivo, según S&P y, el coeficiente deuda/PBI, duplicaba el numero del final de Cristina Kirchner, en algo menos de 4 años.

En la crisis mundial de los años treinta, el desempleo en la Argentina alcanzó 13%. Por primera vez en la historia argentina, en 2001 había varios millones de personas que sufrían hambre. Esta era la segunda vez en menos de 20 años, y por eso se sancionaba una Ley de Emergencia Alimentaria, votada por el mismo oficialismo. Situaciones sin precedentes en un país que en 2001 producía alimentos para 300 millones de personas, la Argentina producía alimentos para 400 millones, según el presidente Macri.

Luego de la explosión del dólar, durante el primer cuatrimestre de 2002, la inflación promedio había superado el 20%-menos que en los últimos seis meses de 2019-. Luego del estallido y no antes, la canasta familiar básica, que llevaba tanto el INDEC como las asociaciones de consumidores, daba cuenta de aumentos de entre 50% y 60% en el precio de los consumos básicos de una familia promedio, donde el peso de los alimentos era muy relevante.

Pero en el caso de la canasta de subsistencia, que era la que consumía el 14% de la población que estaba en la indigencia o pobreza extrema, la situación era realmente crítica. Esa canasta, que estaba integrada en un 80% por alimentos básicos y un 20% por medicamentos, constituía el único consumo de los sectores con menores ingresos. Quienes compraban sólo alimentos básicos y algo de medicamentos -las cámaras del sector daban cuenta de un aumento de 120% en el precio promedio de los mismos- que eran los más pobres, los que habían soportado una mayor inflación.

Un mes antes de finalizar 2019, todos los indicadores de Macri eran una pesadilla. La devaluación en solo 4 años superaba el 550% y un sinnúmero de medicamentos elementales superaban la devaluación. En 2001/2002 esa era la variable más crítica en términos sociales y la que podía llevar a un estallido más violento, en la medida en que la inflación siguiera aumentando, sin que la economía se reactivara. Solo queda conjeturar lo que hubiese sucedido en 2020 con el plan: “lo mismo, pero más rápido” (Macri). Era fácil entender cuando decían: “perdimos, pero ganamos”.

La posibilidad de que Macri continuara y tuviera lugar una profundización de la recesión, iba a poner a la Argentina frente al riesgo de un estallido social violento, agravado, respecto al que veníamos viendo en el Chile de Piñera. “Las víctimas de lesiones oculares en Chile anuncian que se querellarán contra el presidente Sebastián Piñera. Hay más de 230 afectados y dos personas se han quedado completamente ciegas por disparos de perdigones de las fuerzas de seguridad durante las protestas… El estallido social entra en su sexta semana sin visos de solución y con disturbios a diario, mientras la economía se resiente. El peso chileno registró este jueves un desplome histórico lo que llevó al Banco Central a realizar la mayor intervención en dos décadas en el mercado cambiario.” (Euronews, 29/11/2019).

Los mejores números macroeconómicos de Latinoamérica de Chile, exhibidos como un estandarte de “lo que se debía hacer”, sucumbían.

En tanto en Venezuela subsistía la inestabilidad política, Ecuador dejaba secuelas, y en Colombia la guerrilla llevaba 70 años. Lula libre y Bolsonaro suelto, también comenzaba a preocupar la situación de Brasil, en medio de la catástrofe chilena y el golpe de Bolivia.

Nadie podría acusar al gobierno de Evo Morales de gobernar mal a Bolivia. Según datos de CEPAL, la economía había crecido en promedio un 4.9%, casi duplicando su tamaño pasando de 16 mil millones de dólares en 2005 a 29 mil millones de dólares en 2018. El PBI per cápita ascendió un 50%, esto era de 1.725 dólares en 2005 a 2.586 en 2018. Algo pasaba en la región, el golpe de Estado de Bolivia, era con incendios furiosos de casas de funcionarios.

“Repudiamos el apoyo del gobierno del expresidente de Argentina, Mauricio Macri, al Golpe de Estado que vivimos el año 2019 en el Estado Plurinacional de Bolivia. El envío de material bélico para reprimir al pueblo boliviano contraviene las normas internacionales”, dijo en Twitter el gobernante del país altiplánico, Luis Arce. El actual mandatario de Argentina, Alberto Fernández -que asumió el cargo a fines de 2019 tras vencer a Macri en los comicios-, pidió disculpas públicamente en nombre del país por la venta del armamento (La Tercera, 8/7/2021).

Al tiempo que Suramérica mostraba una situación social compleja, en la Argentina de Macri-Bullrich hubiera estallado una crisis social con represión, sin antecedentes.

En 2019 gracias a las políticas sociales de contención iniciadas por Duhalde y Néstor Kirchner; la gobernadora saliente (María Eugenia Vidal) estaba a salvo, en una provincia super endeudada que destruyó empleo y Pymes, superando el promedio de desempleo a nivel nacional.

El riesgo del horizonte: “haremos lo mismo, pero más rápido”, en medio de una grieta exacerbada como estrategia electoral, más un inocultable rebrote xenófobo, era más que arriesgado. En la Argentina 2019, las cifras de desempleo y la falta de horizonte político claro para resolución de la crisis, terminaban con la farsa del “mejor equipo de los últimos cincuenta años”. Macri, experimentando la paradójica derrota que tanto lo enojó, había sido provisto de una inconmensurable y providencial escapatoria en medio de las llamas. El panorama pudo ser virulento.

Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros

Dejá tu comentario

Te puede interesar