7 de marzo 2023 - 10:59

Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte IX)

Asume Donald Trump como presidente de Estados Unidos, con su plan de "hacer grande de nuevo" al país. Cómo se movió Macri desde el Gobierno nacional en la relación con el magnate devenido en jefe de Estado.

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Después de apagar la televisión, tras la ceremonia, me recuesto levemente sobre el sillón y pestañeo varias veces como desorientado. Siento el brazo derecho dolorido, me contracturé. Donald Trump asumió, es el nuevo presidente de los EEUU.

Enero 2017, hacía tiempo que un presidente estadounidense no expresaba un nacionalismo de ese tipo. La globalización era un absoluto, un sistema con dogmas y prelados, de allí el desasosiego y el disfavor que ostentaba el populismo.

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Trump al poder: cambio rotundo en el tablero mundial

Con Donald Trump aumentaba la incertidumbre. El crecimiento mundial podía resentirse. La inflación estadounidense seguiría sumando decimales o dígitos porque aplicarían políticas fiscales más laxas, habiendo obtenido Obama pleno empleo. Esto último surgía como una inobservancia a la receta estándar.

El gobierno macrista se jugó con los Demócratas, la novedad estadounidense no era favorable. Había que sumarle una nueva caída al comercio global, se anunciaba proteccionismo anti globalizante, renegociación de tratados comerciales que el presidente Mauricio Macri se desesperaba por abrazar… El modelo no era Venezuela, Macri elogiaba Colombia y Paraguay. A punto estuvo.

Siempre aludía: “mi amigo Iván Duque” (denunciado por millonario caso de corrupción de dineros para el Acuerdo Final de Paz, INFOBAE, 12 de julio 2022), o sino Horacio Cartes quien compartía negocios con Macri, y lo recibió en pandemia, poniendo su avión propio, ingresando con un permiso especial y un maletín cuando las fronteras de Paraguay estaban cerradas. Abrazo sin tapabocas, violando los protocolos mínimos de seguridad.

Nunca se supo de que hablaron. Al expresidente paraguayo el Departamento del Tesoro de los EEUU le bloqueó el acceso al sistema financiero estadounidense por participar en la “corrupción rampante que socava las instituciones democráticas” y tener vínculos con Hezbolá (elpais.com, 27 de enero, 2023).

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Efecto trumpista en Argentina

Las tasas de interés a plazos mayores en EE.UU. pasaron de 1.80% a 2.40%, esto afectó el riesgo de los países emergentes que pagarían más caro sus préstamos. Bingo. Se encarecía aun más el costo de financiamiento para la Argentina que ya había pagado tasas prohibitivas durante todo 2016. Mientras el mundo emergente devaluaba sus monedas, Argentina la “apreciaba”. Un “blue jean” de la misma marca en Argentina costaba 5 veces lo que costaba en EE.UU., el mismo calzado deportivo y la ropa deportiva valía el triple.

La estrategia del “mandarinato” formado por correveidiles y ejecutivos obedientes había sido: “Despidamos a Prat Gay que ya hizo el trabajo sucio-aparentemente otra cosa no sabía hacer-, y humillemos a Melconián por parlanchín”. Pongamos un ministro “verde”, para que cumpla órdenes. Apliquemos una política monetaria de metas de inflación, con tasas positivas.

La mezcolanza de políticas expansivas y contractivas al mismo tiempo, no están contemplada en el marco teórico que expresaba Melconián-aunque todos los demás lo sabían y callaban-, y conllevaba atraso cambiario, del tipo Martínez de Hoz y Domingo Cavallo.

El costo financiero de pedir préstamos fue caro en 2016, pero subió fuerte con perspectivas de no bajar, no parecía buena idea seguir pidiendo prestado.

La suba de la tasa de la Reserva Federal afectaría las exportaciones negativamente por el impacto contractivo de un menor crecimiento mundial. Pero el relato ya había cambiado, Dujovne había venido a descubrir que a la Argentina no le afectaba, debido a que el comercio con EE.UU. era solo 7% de nuestras exportaciones y 12% de nuestras importaciones. Interesante revelación, entonces era bueno que no estuviésemos integrados a los países serios.

Giro de 360° en la política económica de EEUU

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El Brexit, el dilema geopolítico de Hong Kong, el proteccionismo de Trump, entre otros, no son precisamente escenarios auspiciosos para las relaciones económicas internacionales.
El Brexit, el dilema geopolítico de Hong Kong, el proteccionismo de Trump, entre otros, no son precisamente escenarios auspiciosos para las relaciones económicas internacionales.

Como el Reino Unido, Trump pretendía bajar los impuestos a las empresas de EE.UU. y otorgar incentivos para la repatriación de capitales. En ese contexto era probable que las dos “aspiradoras del mundo” hicieran menos feliz el hecho de invertir en la Argentina, aunque el gobierno siguiera sorbiendo calcetines. No hubo shock de confianza. Habría menos (IED) Inversión Extranjera Directa que la que el gobierno propiciaba y apetecía.

En lugar de crecer (+1.5%), 2016 cerraría con una caída del PBI del orden de (-2.8%) y una inflación de (40%) en vez de (20/25%). Entendemos porque estudiaron en EE.UU. con semejantes depósitos de sus familias de apellidos aventajados se destacaron como “importadores de capitales y traders de bonos argentinos”. Esos errores de pronóstico en una empresa o banco estadounidense serian impracticables en un puesto cima.

La inflación se comió la mejora de competitividad que buscaba la devaluación de Alfonso Prat Gay. El déficit primario terminaría aumentando en 2016 más que cualquier año de la era “K”. La estrategia macroeconómica elegida lucia deprimente, tal vez Prat Gay había hecho el trabajo sucio, pero no hizo ninguna otra cosa que pudiera tapar la grosería que el mismo platicó a los medios sin ruborizarse.

Ahora el BCRA tenía que seguir emitiendo pesos para financiar al Tesoro y para comprar dólares como Cristina y Néstor, en ese orden. Los mercados no iban a demandar todos los pesos que el BCRA emitiera, por lo cual el BCRA o el Tesoro estirarían obligados a absorber los pesos excedentes, a un costo exuberante.

Medidas

Con una inversión privada de sólo 11% del PBI, muy inferior al promedio regional-salvo Venezuela- el resultado fue pésimo, considerando que habían recobrado la confianza por cancelarle la deuda a los fondos buitres y abrir la economía.

Nosotros queríamos traer inversiones productivas, pero en EE.UU. nos decían que la inconsistencia de la política económica y la baja popularidad de Macri nos llevaría a una sobrevaluación del peso y un riesgo de gobernabilidad alto, por lo cual no vendrían. Las exportaciones no crecían y el consumo caía, el gasto no podía estar más alto y las inversiones no llegaban, el resultado cerraba con una caída de la demanda agregada.

El Gobierno debería haber disminuido la incertidumbre, pero la subía dando señales contradictorias, al despedir ahora a jugadores que antes eran del mejor equipo de los últimos 50 años. A Prat Gay bajar el déficit le importaba poco, solo se dedicó a arreglar con los fondos buitres y liberar el dólar para que se fuguen muchas mas divisas que durante el último año de Cristina. Los muchachos le apodaron “Remigio Saavedra”. Melconián pasaba del banco de suplente en el BNA, al ostracismo por lenguaraz, según decían en el PRO. En campaña hablaba como el futuro ministro.

En síntesis, en enero 2017 pagábamos las tasas de interés más altas, la inversión no venía y teníamos menos exportaciones. El panorama lucía bastante complicado. No se podía seguir dependiendo sólo del ahorro externo, “Cambiemos” podía llegar a llamarse “Volcamos”.

Ser presidente de Boca, no era lo mismo que ser presidente argentino. Boca lo espero: primero falló con el bambino Veira, luego fracasó Bilardo, el regreso de Maradona no lo complació, por fin y por último llegó Carlitos Bianchi y Riquelme que le sacaron las papas del fuego como el FMI. Era un estilo, el estilo Macri.

(*) Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

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