31 de mayo 2007 - 00:00

"Dinero es lo que sobra en China"

El experto en mercados internacionales que se escuda con el personaje de Gordon Gekko, de la película «Wall Street» -ya se prepara la segunda parte, pero sin Oliver Stone-, analiza el nuevo cimbronazo en la Bolsa china y alerta por el fuerte crecimiento de las cuentas abiertas para comprar acciones chinas.

Dinero es lo que sobra en China
PERIODISTA: ¿Alcanzará con gravar la compra de acciones con una tasa de tres por mil para calmar la fiebre china por las acciones?

Gordon Gekko: Probablemente, no. Más allá de esta reacción inicial adversa...

P.: ¿No termina proveyendo una excelente ocasión para comprar papeles a precios transitoriamente rebajados?

G.G.: Esa fue la lección de fines de febrero. Entienda que encarecer un dos por mil las transacciones es nada en el modelo de valuación que yace detrás del patrón de una suba que duplicó las cotizaciones en lo que va de 2007 (y las ha multiplicado por cuatro en los últimos dos años). Lo que cuenta es la actitud de las autoridades: la voluntad, el celo persistente, en atacar la efervescencia...

P.: En algún momento esta tozudez pasa factura...

G.G.: Es la gota que horada la piedra. La pregunta es cuándo.

P.: ¿Hay algún indicio de que las advertencias reiteradas estén comenzando a calar en los inversores?

G.G.: Ninguno, más allá de este reciente derrape. Que, como bien sabe, es potencialmente reversible con facilidad. Dos semanas atrás, los reguladores instaron a bancos y casas de Bolsa a que instruyeran a sus clientes acerca de los riesgos propios de esta ebullición. Que no todo es soplar y hacer botellas.

P.: Con nulos resultados...

G.G.:
Usted los ve seguir soplando. La semana pasada se abrieron 1,5 millón de nuevas cuentas para operar con acciones. Ya se superó la marca de los 100 millones de cuentas. Es ese frenesí el que obliga a fortalecer la apuesta. A innovar; esta vez, triplicando el impuesto de sellos...

P.: Si la furia compradora retoma su empeño, cabe esperar que las autoridades apelen a nuevas medidas...

G.G.:
Así es. Entienda que el enfoque incremental se llevade maravillas con la paciencia china. Habrá más ajustes en el margen.

P.: Se puede citar una lista enorme de celebridades desde el gobernador del Banco Central chino hasta Alan Greenspan pasando por el magnate Li Ka Shing («el maestro de los negocios»; lejos, la voz más influyente)que han sentenciado que la Bolsa vive una burbuja. ¿Qué tan seguros podemos estar, sin embargo, de que no sean ellos los que estén equivocados y no la multitud de inversores anónimos?

G.G.: El propio Greenspan decía que uno no puede estar totalmente seguro de una burbuja hasta después que ésta explote. Ello no quita que usted pueda identificar a un perro a la distancia. Si lleva correa, menea la cola, ladra con insistencia...

P.: ¿Qué tan burbujeante es el mercado en realidad? Sube de prisa, pero también la economía china es de dar grandes zancadas. Y -contra todos los pronósticos-, no se cansa...

G.G.: El múltiplo de precios se ubica entre 45 y 50 veces ganancias.

P.: Alto. Pero una economía que crece a más de 10% real (y súmele 2% o 3% de inflación) quizá justifique valuar acciones con un plus. Más aún: el crecimiento no es sólo elevado sino uniforme. Presenta escasas oscilaciones...

G.G.: Es interesante ver que el trasfondo de crecimiento no varía mucho en China, pero las cotizaciones sí. Se disparan con urgencia. Y esa velocidad de vértigo tiene hoy más correlación con el ritmo con que se abren nuevas cuentas minoristas de Bolsa que con cualquier otra variable económica plausible. Quiero decir: tiene correa, menea la cola, ladra cada vez más fuerte. ¿Será un perro? No me sorprende que un observador imparcial piense que se trata de una burbuja...

P.: Burbuja que puede tornarse aun mayor...

G.G.: ¿Es un globo? Sí. ¿Que puede inflarse más? No lo discuto. Dinero es lo que sobra en China. Apenas si se esteriliza menos de la mitad de toda la compra de reservas internacionales. Piense que sólo en el primer trimestre se acumularon activos externos por 135 mil millones de dólares. Y, para complicar las cosas, el público está cambiando la composición de su portafolio de riqueza líquida: quiere menos depósitos a plazo y más acciones. Por supuesto que subir las tasas pasivas 0,54% -otra muestra de la predilección por el enfoque gradual, minimalista- no resuelve el dilema mientras la Bolsa sea una tromba...

P.: Es curioso que habiendo tanta gente preocupada, todo el mundo diga que las consecuencias de una caída no serán muy gravitantes...

G.G.: China en febrero fue una señal turbulenta que impactó fuera de sus fronteras porque las condiciones estaban maduras para una corrección después de una suba desmesurada y sin respiro. Esto es aun más válido ahora que entonces. Pero, en cambio, hay menos sorpresa. Segundo: la conexión real de la Bolsa en China es más tenue que en EE.UU., Europa o Japón. Léase, contrario sensu, ello provee un mejor muro cortafuego. Una caída de la Bolsa obra como una chispa. No basta por sí sola para desatar un incendio fuera de control. Lo que preocupa es que cada vez más gente participa (cada cuenta nueva es como abrir un poro en el mamparo cortafuegos). En ese sentido, cuanto antes corrija la Bolsa, cuanto antes se introduzca la noción de que comprar acciones no es sólo adquirir un boleto de ida, mejor...

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