16 de octubre 2025 - 08:27

El póker de los mentirosos globales

Los anuncios de Bessent fueron manipulación financiera coordinada. Argentina subordina su soberanía a Wall Street mediante expectativas y narrativa.

El concepto de “soberanía externalizada” capta la dependencia estructural de Argentina.

El concepto de “soberanía externalizada” capta la dependencia estructural de Argentina.

Este artículo argumenta que los anuncios de asistencia financiera realizados por Scott Bessent en octubre de 2025 constituyeron una operación política y de manipulación del mercado. Coordinada con Donald Trump y Luis Caputo, la supuesta ayuda funcionó como un mecanismo de dominación geofinanciera, condicionando tanto los mercados como las elecciones.

Basándose en la literatura sociológica, económica y etnográfica (Lewis, 1989; Ho, 2009; Callon y Latour, 2005; Piketty, 2014), este articulo rastrea la exportación del ethos del trader de Wall Street a Argentina. Examina las redes estructurales que conectan a los financieros transnacionales con las instituciones estatales argentinas, la performatividad de las promesas y los canjes, y la consiguiente dependencia informativa y financiera.

El artículo concluye que la soberanía argentina se ha subordinado a los mercados financieros globales, donde las mentiras estratégicas, los anuncios performativos y el control narrativo reemplazan la autonomía política genuina.

Wall Street como cultura de mentiras: del engaño financiero a la moral del operador

Wall Street opera bajo un ethos donde el engaño estratégico es una virtud profesional, no una anomalía. Lewis (1989) documenta que los operadores de Salomon Brothers internalizaron la mentira, la exageración y la omisión selectiva como herramientas esenciales. Ho (2009) amplía esta perspectiva, enfatizando que los operadores construyen la realidad a través de la gestión de la percepción, legitimando las mentiras como un marco moral funcional. Esto choca con la ética convencional, haciendo eco de Mateo 6:24: “Nadie puede servir a Dios y al dinero”.

El engaño funciona tanto como gestión de riesgos como representación simbólica. Fligstei (2001) demuestra que la exageración pública consolida la autoridad y moldea el comportamiento del mercado. Las narrativas de los operadores generan efectos tangibles en los precios y los flujos, lo que demuestra que la manipulación de la percepción es tan trascendental como las transacciones materiales.

El concepto de performatividad de Callon y Latour (2005) explica por qué estas mentiras son estructurales; los instrumentos y modelos financieros no solo reflejan la realidad, sino que la crean. En América Latina, actores como Caputo y Bessent han exportado esta cultura, transformando las operaciones estatales en ejercicios performativos condicionados por las expectativas del mercado.

caputo bessent
Bessent y Caputo, ejes del acuerdo.

Bessent y Caputo, ejes del acuerdo.

Argentina como laboratorio: de Mauricio Macri a Javier Milei

Argentina ilustra cómo la cultura de Wall Street se infiltra en las instituciones estatales. La red Caputo-Bausili-Quirno-Daza-Werning, compuesta por financieros con experiencia transnacional, integró las prácticas de Wall Street en el Tesoro y el Banco Central. Instrumentos como los swaps, los bonos complejos y las herramientas de gestión de reservas garantizaron que las decisiones políticas priorizaran la percepción internacional sobre las necesidades nacionales.

La evidencia cuantitativa revela esta dependencia; la deuda pública se triplicó entre 2015 y 2025, los tipos de cambio se mantuvieron artificialmente estabilizados para favorecer los flujos especulativos y las reservas oscilaron según la manipulación del mercado. Los responsables políticos se convirtieron en ejecutores de una lógica definida externamente, subordinada a una cultura del engaño, la gestión de expectativas y la autoridad performativa.

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El Plan Bessent: Promesas, Swaps y Gestión de Expectativas

En octubre de 2025, los anuncios de Scott Bessent ejemplificaron el poder estratégico de las finanzas performativas. Las promesas de ayuda, swaps y apoyo condicional se aprovecharon para generar reacciones del mercado antes de cualquier transferencia real de capital. Los precios de los bonos subieron bruscamente, las reservas se estabilizaron artificialmente y los fondos reajustaron sus posiciones basándose en la percepción de un rescate. La arquitectura del plan -swaps condicionados, timing mediático y condicionamiento político explícito- demuestra que las mentiras estratégicas funcionan como instrumentos de control. Trump y sus asesores locales vincularon públicamente la ayuda al cumplimiento de las políticas, creando un mecanismo performativo que regía tanto los mercados como la política interna. Ho (2009) denomina a esto “liquidación simbólica”, la creación de efectos económicos y políticos a través de la narrativa y la percepción, en lugar de flujos materiales.

Dependencia informativa-financiera. Cuando el Tesoro argentino cotiza en Nueva York

El concepto de “soberanía externalizada” capta la dependencia estructural de Argentina. Las operaciones del Tesoro, la gestión de reservas y los anuncios de políticas están cada vez más determinados por algoritmos, agencias de calificación y narrativas del mercado. Callon y Latour (2005) destacan que la performatividad convierte estas acciones en realidad, los mercados se comportan como si las expectativas mismas constituyeran activos.

Las agencias de calificación, el discurso técnico y la amplificación mediática actúan como instrumentos de poder. Decisiones que antes se consideraban soberanas -emisión de bonos, swaps o medidas fiscales- ahora requieren la validación de actores transnacionales. El anuncio previo de Bessent ejemplificó esto; la estabilidad percibida y la ayuda impulsaron el capital Flujos y comportamiento gubernamental condicionado antes de que ocurriera cualquier transacción real.

La nación en manos del mercado

Desde 2015, Argentina ha estado subordinada a los mercados financieros globales. Wall Street gobierna sin ocupación física, utilizando la percepción, la narrativa y la performatividad de los instrumentos financieros. Caputo y Bessent encarnan la ética del trader sin país; sus mentiras estratégicas, mediadas a través de swaps, bonos y anuncios, determinan la política y limitan la soberanía.

Ética y políticamente, esto es brutal; la autonomía nacional es reemplazada por la dependencia de la percepción, la gobernanza está condicionada a la aprobación del mercado, y el marco moral del trader anula las nociones tradicionales de responsabilidad estatal. Mateo 6:24 resuena con crudeza: Argentina sirve al dinero, no a la nación ni a la ciudadanía.

El Plan Bessent y las operaciones posteriores ejemplifican un patrón estructural, el país funciona como un laboratorio de captura geofinanciera. La soberanía está externalizada, las decisiones son performativas y la mentira estratégica es suprema. Wall Street gobierna, y el Estado argentino, a pesar de su autoridad formal, existe como intermediario en un juego global de engaños y narrativa, donde la verdad es irrelevante y la percepción es poder.

Referencias Seleccionadas

  • Callon, M. y Latour, B. (2005). La construcción social de los mercados. En M. Callon (Ed.), Sociología de los Mercados (pp. 1-50). Londres: Routledge.
  • Fligstein, N. (2001). La arquitectura de los mercados: Una sociología económica de las sociedades capitalistas del siglo XXI. Princeton University Press.
  • Ho, K. (2009). Liquidated: Una etnografía de Wall Street. Duke University Press.
  • Lewis, M. (1989). El Póker del Mentiroso: Resurgiendo entre los escombros de Wall Street. W.W. Norton & Company.
  • Piketty, T. (2014). El capital en el siglo XXI. Harvard University Press. • Sautu, R. (2012). Sociología económica: mercados y estrategias de poder. Siglo XXI.
  • Tigani, P. (2024). Soberanía externalizada y dependencia financiera: el caso argentino. Buenos Aires: Ediciones Académicas.

Director de la Fundación Esperanza y de la consultora Hace.com.ar. Profesor de posgrado en la Universidad de Buenos Aires y universidades privadas. Tiene una maestría en Política Económica Internacional, un doctorado en Ciencia Política y es autor de seis libros.

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