25 de junio 2008 - 00:00

Expropiación del ahorro, una constante desde 1930

Expropiación del ahorro, una constante desde 1930
Desde 1810 hasta 1940 nuestra economía -y nuestra calidad de vida- evolucionó como en los países hoy llamados desarrollados. Si nos comparamos, por ejemplo, con Canadá, vemos que así fue hasta 1940 pero que en la actualidad hemos quedado relegados a un tercio del nivel de vida de aquel país, bastante representativo de la evolución económica general.

A partir de 1930 rompimos la credibilidad en el país con un golpe de Estado, y la Argentina, que estaba calificada como «grado de inversión AA, con esta barbaridad dejó perplejo al mundo y comenzó la salida de capitales. Desde entonces no hemos dejado de equivocarnos en la mayoría de las decisiones: aplicación de experimentos sin comprobación de su veracidad o eficiencia, recetas totalmente perimidas, uso inadecuado del excedente económico, y todo esto tanto por los gobiernos militares, gobiernos civiles dirigidos por militares o gobiernos civiles.

El desarrollo económico es un blanco móvil, hay que ir adaptándose a medida que el mundo va cambiando, y eso no lo hemos logrado. Más bien, hemos ido al revés. Devaluaciones, inflación permanente, tarifas con precios políticos, crisis con shock de tarifas, déficit fiscal, expansión monetaria descontrolada para financiar el déficit, terrible endeudamiento externo, default de los préstamos (1982), default de los bonos (2002), cambio de plazos fijos por un bono estatal a 10 años (plan BONEX), rodrigazo, pesificación asimétrica, patacón, LECOV, tasas de interés exorbitantes (circular 1050) y así siguiendo en una lista que podría ser interminable.

Todo esto tiene muchos impactos, pero hay uno, la expropiación del ahorro, que ha sido una constante desde 1930 y cuya consecuencia fue la fuga de capitales. Al cálculo oficial hemos agregado por sub o sobrefacturación en el comercio internacional, 3% de las exportaciones y 4% de las importaciones desde aquella época más un rendimiento de LIBOR, con lo que se obtiene un cuadro de la salida de capitales, que de por sí es bastante depresivo.

  • Otra Argentina

    Teniendo en cuenta que nuestro capital fijo invertido, restada la depreciación, se ubica en u$s 315.000 millones y el saldo de capitales de argentinos en el exterior es de u$s 229.000 millones, puede verse que hay como otra Argentina haciendo crecer a los países desarrollados seguros, hacia los que van las inversionesde nuestros compatriotas.Es necesario replantearse nuestra idea del desarrollo, nuestra idea de las instituciones, reestudiar nuestro pasado pero libres de ideologías o eslóganes, para no cometer los mismos errores en los que venimos incurriendo desde hace más de medio siglo. Hay que parar la salida de capitales, pero creando aquí las condiciones que ellos buscan al ir a otros países. 

    Si no hubiéramos tenido esa salida de capitales, que no explica todo nuestro atraso, el sueldo de una persona en el sector formal seria 130% mayor, considerando año a año el efecto de la mayor inversión sobre el crecimiento de la economía, con los mismos precios para todas sus compras. Tampoco, posiblemente, hubiéramos tenido 5.800.000 trabajadores informales en 2007.

    La Argentina es un país único en el mundo: tiene todo su ahorro más allá de los 180 días en el exterior. Si las cosas van bien, lo empieza a dejar, si las cosas van mal, rápidamente lo envía a lugar seguro.

    Por eso, debemos estudiar más antes de aplicar en nuestro país cualquier política improvisada. Deben ser políticas que lleven a un desarrollo sostenible en el tiempo, o sea que su aplicación permita un crecimiento del PBI por 20 años seguidos, no sólo algunos años. Ya se ve que no pueden ser las políticas de una fracción del país, sino el resultado de un acuerdo de todos los argentinos, unidos por un ideal común, más allá de los partidos políticos que representan sus preferencias.
  • Dejá tu comentario

    Te puede interesar