3 de enero 2008 - 00:00

Menos de 10% recibió bonus (será un derecho adquirido)

Finalmente la inflación dejó su estela de fin de año con algunos acuerdos firmados por distintas actividades con el fin de compensar la pérdida del valor de compra de los salarios durante 2007. Estas prestaciones, que generalmente son sumas de pago único que se liquidan en cuotas, generan un antecedente lo suficientemente consistente, como para que se repitan al año siguiente, siempre buscando un valor creciente. Es una suerte de bonus otorgado «a cambio de nada» y que se constituye de hecho en un derecho adquirido.

Sin embargo, la realidad informa que menos de 10% de los trabajadores convencionados recibieron este beneficio por medio de un acuerdo dentro del marco del convenio colectivo, y sólo 7% más tuvieron alguna mejora de beneficios ya existentes, generados por acuerdo de partes. De la población laboral 83% no recibió ningún beneficio adicional por fin de año fuera de los que ya se cobran en forma habitual.

En rigor de verdad, no se han producido cambios sustanciales respecto de lo ocurrido hacia fines de 2006, y la evolución experimentada por los salarios es la que surge de un proceso lógico de crecimiento en donde a cada uno le toca conforme a los resultados del año.

  • Compensación

  • En 2006 como ahora, se sintió la distancia entre los acuerdos convencionales firmados durante 2007 y la nueva etapa que comenzará seguramente en marzo de 2008. Analizando el curso de los acontecimientos, los salarios subieron durante esta última etapa -entre febrero y diciembre de 2007-alrededor de 23% - 26%, con pisos de 19% y techos de 31% o 32%. En general, todo giró en torno de la inflación real más tres o cuatro puntos de recuperación. Es correcto concluir entonces, que en lo que va de la caída de la convertibilidad (desde diciembre de 2001) los salarios crecieron más que la inflación oficial y también, en esta última etapa, más que la inflación real. Es igual de cierto que el incremento de volumen compensó en gran medida la pérdida de rentabilidad -originadafundamentalmente en los sistemas de controles de precios-y es igual de cierto que 2008 colocará a muchas empresas al límite de sus posibilidades si no se reconocen los efectos de los mayores costos -sobre todo laborales-experimentados en cada segmento de la cadena de valor.

    En 2007 la situación fue distinta en tres aspectos:

    a) las negociaciones salariales se estratificaron en por lo menos tres segmentos a saber, las cámaras y los gremios, la adecuación de los acuerdos generales a las empresas, y por último los reclamos de los delegados y las asambleas de los trabajadores de base;

    b) la inflación fue superior a la esperada, y por ende, los aumentos salariales experimentados por actividad generaron insatisfacción en los asalariados en general, con una serie de eventos que ofrecieron contradicciones e inequidades, como por ejemplo las extensiones impositivas de los petroleros en la Patagonia;

    c) si la economía crece, baja el desempleo y mejora la distribución del ingreso, de algún modo el «efecto crecimiento» lo deberían experimentar todos los sectores en general.

    En definitiva, al promediar el primer trimestre de 2008 comenzarán las negociaciones de salarios, que pasarán primero por una pauta oficial en torno del mentado «pacto social», y que oscilará en 15 y 16%. Como lo afirman los dirigentes más importantes del sindicalismo, cada sector negociará conforme a sus posibilidades. Por ende, las empresas de capital intensivo que a la vez exportan parte de su producción tendrán mayores posibilidades que las de mano de obra intensiva que viven del mercado interno.

    Ahora bien, qué es esperable en la futura negociación. Lo resumimos como sigue:

    1. Existen muy pocas posibilidades de que se firme o suscriba un acuerdo salarial marco o pacto social con una pauta uniforme para todos los sectores;

    2. Cada sector negociará su propio acuerdo conforme a las posibilidades que ofrezca la actividad, industria u oficio, en orden a la relevancia del costo laboral, la política de precios en la que esté inmersa, y las restricciones que ofrezca el mercado; y

    3. Fijar sumas fijas en cuotas, pagos no remunerativos escalonados, aumentos sobre los básicos sin efectos sobre los adicionales, y los primeros acuerdos por productividad, son los parámetros bajo los cuales comenzarán las discusiones a partir del 1 de marzo. En síntesis nada ha cambiado, y el proceso de discusión de los salarios cada vez más dependerá de la rentabilidad y de la situación de cada uno de los sectores. En otras palabras, «el pacto social dónde está»?

    (*) Especialista en temas laborales

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