Mesa costosa

(El periodista dialoga con alto miembro de la Corte Suprema.)

PERIODISTA: ¿Cómo sigue la historia del «desalojo» del Consejo de la Magistratura?

Magistrado: Mire, la verdad es que buena parte del periodismo armó una historia que no tiene sentido. En principio, no hay ningún desalojo. Le explico que el Consejo sesionaba antes en la Corte porque a quien era su titular, Julio Nazareno, no le gustaba cruzarse caminando hasta el edificio -estupendo, por otra parte- que tiene el Consejo en Viamonte y Libertad. O sea, todo era funcional antes a lo que quería Nazareno.

P.: Bueno, pero algo pasó porque hasta «desalojaron» la mesa donde sesionaban y ni siquiera saben en qué lugar ponerla.

M.: El Consejo tiene lugar más que suficiente para albergar esa mesa (además, cuesta más de u$s 40 mil), sólo deben eliminar una mampara y ubicarla en la sala correspondiente. Convengamos que el Consejo vive alegando su independencia, hizo manifestaciones concretas al respecto, pero no quieren salir de la casa de los padres. Es absurdo.

P.: Pero ¿no le parece extraño que la nueva ministra Carmen Argibay jurara en otro salón al habitual, algunos lo vincularon al tema del Consejo?

M.: La verdad, creo que esa observación raya la paranoia, aunque no podría decirle por qué la Argibay exigió ese lugar en vez del tradicional sitio de los juramentos. Sólo ella sabe la razón de su exigencia, quizás estuvo relacionado con la prisión que padeció luego del golpe contra Isabel Martínez y el posterior enjuiciamiento a los jefes del Proceso militar.

P.: ¡Cuántas historias juntas!

M.: Vamos por la sensatez. Con la Corte completa, el espacio de esa sala se necesita. Esto es incontrastable. Y, si quiere, los consejeros del Consejo eran unos inquilinos no deseados, gratuitos y gravosos. Más bien, un imán para las algaradas sindicales, los panfletos, el estruendo y las bombas de humo. Ahora reina el silencio. De ahí que se decidió la mudanza en enero, durante la feria. Pero, por favor, no hablen más de desalojos.