8 de mayo 2021 - 00:00

Alcira Argumedo, un historia de vida que va de Fidel al Papa y de Perón al clan Macri

Se fue una pionera de la sociología, pero queda su huella política. Una vida de compromiso militante, con cercanía a Fidel Castro y Hugo Chávez y una devoción por el papa Francisco y su compinche intelectual Pino Solanas.

La exdiputada del Movimiento Proyecto Sur Alcira Argumedo falleció a la edad de 80 años.

La exdiputada del Movimiento Proyecto Sur Alcira Argumedo falleció a la edad de 80 años.

La intelectual más audaz del fin del mundo falleció. Alicia Argumedo fue una pionera de la sociología -graduada número 28 de la carrera, en el año 1965. Supo ejercer su profesión en todos los rincones y ámbitos de la vida, incluso, en el más íntimo: junto a su hijo Juan Pablo “Pali” Olsson, sociólogo especializado en ambiente, formaron una dupla que trascendió el inconmensurable amor de madre e hijo. Esa simbiosis se palpó en años recientes: ambos combinaron en el último tiempo lo político-partidario con el pensamiento, a través de las redes sociales, la revista Laberinto y en la firma de artículos como: Green New Deal para la pos-pandemia”, un aporte a la política vernácula con mirada global que pasó desapercibido, pero que recobró validez con el reciente discurso del presidente Joe Biden en el Capitolio y reivindicado por la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández.

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Alcira Argumedo y su hijo Juan Pablo “Pali” Olsson durante una exposición el Congreso nacional.

Alcira Argumedo y su hijo Juan Pablo “Pali” Olsson durante una exposición el Congreso nacional.

Alcira fue una de las primeras mujeres de América Latina que escribió sobre Economía Política. Como investigadora del CONICET y docente en Ciencias Sociales de la UBA fue asesora personal del premio nobel de Literatura Gabriel García Márquez en el debate de UNESCO sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones (NOMIC).

Su matrimonio, sus hijos, el cine y el Puerta de Hierro

Alcira impulsó Cátedras Nacionales en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y propició profundos debates con Fernando “Pino” Solanas y el Grupo de Cine de Liberación, donde confluyeron en medio de las aguerridas décadas del ’60 y ‘70. Allí nació el amor entre intelectuales y militantes políticos.

Argumedo mantuvo un largo matrimonio político y artístico con Solanas. Y como en toda pareja que siembra amor, se cosecha más amor, con el nacimiento de los "hijos" de la vida y el pensamiento, que heredaron la cosmovisión del fin del mundo, el sur del sur y la unidad de la Patria Grande.

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Alcira Argumedo y Pino Solanas, un matrimonio político, unido por la amistad, la militancia y la intelectualidad.

Alcira Argumedo y Pino Solanas, un matrimonio político, unido por la amistad, la militancia y la intelectualidad.

En la década del noventa el matrimonio Argumedo-Solanas parió el Frente Grande. No duró mucho esa experiencia trasmutada en Frepaso. Luego, la dupla reforzó el escenario político-electoral, en pleno auge del segundo kirchnerismo, al confluir con el grupo Moreno, que impulsaba el experto en energía Félix Herrero, para crear el Movimiento Proyecto Sur.

“Ahí va la esposa”. Bromeaba la actriz Ángela Correa ante sus íntimos, cuando veía a su marido Pino junto a Alcira, unidos en un matrimonio político y cinematográfico. Pero como también ocurre en las parejas, siempre se pone de más: Argumedo era de esas mujeres que se endeudaba peligrosamente y que ponía casi todas sus horas del día en la investigación y la redacción de guiones fílmicos. Su pluma quedó registrada en las películas “Memoria del saqueo” (Ver en YouTube) y “La dignidad de los nadies” (Ver en YouTube).

En la segunda línea, aportando y cuidado las espaldas, en el cine como en la política, siempre estaban los irreverentes hijos: “Pali” -que ya no tenía a su padre- y encontró en Pino la proyección paternal; y el hijo brasileño de Ángela y adoptado por Pino a los nueve años, Flexa Correa Lopes. Ellos se criaron en el espíritu heroico de la lucha militante y el arte de los montajes de cine con archivos históricos, como aquella grabación que registró Pino en Puerta de Hierro entregando una carta de Alcira al ex presidente Juan Domingo Perón y el General agradeciendo la carta de “la compañera”.

En un reportaje de Eduardo Anguita dejó en claro su vínculo con el tres veces presidente de Argentina. "En la facultad di clases ad honorem hasta que al tiempo me depositaron 13 sueldos juntos. Todo eso lo destiné a conocer a Perón en España". Esa cita fue intermediada por el mayor Vicente, que llega a la reunión con Perón en Madrid . Allí, tras el rechazo de José López Rega a un encuentro privado, logra acercarse al General y le entrega una carta diciendo que viene de las Cátedras Nacionales. En un proyecto de audacia infinita desde la universidad recuperaron las tradiciones populares latinoamericanas poniéndolas a la altura de los grandes pensadores europeos.

Argumedo llegó a tener cinco reuniones con el líder político en el exilio, con más de cuatro horas cada encuentro cara a cara. Esa experiencia fue escrita en ese mismo instante por Alcira, pero las cartas están enterradas en algún lugar de la Argentina. Las fotos de los encuentros duermen en el archivo de lo que fue la revista El Descamisado. "Sí llegué a traer un casette de Perón para los vecinos del barrio donde hacia laburo de base. Eso le interesó nuestro trabajo en la universidad y el territorio".

Alcira, Fidel Castro y la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez

Alcira también estuvo en el foco de dos líderes latinoamericanos con proyección mundial: Fidel Castro Ruiz y Hugo Chávez Frías. “Alcira le decía a Fidel lo que había que realizar y el comandante la escuchaba con atención”, recordó Flexa para este artículo. Mientras que el presidente venezolano hasta le ofreció sumarla a la Revolución Bolivariana. “Si es problema de dinero vas a tener el sueldo de un embajador y auto diplomático. Nosotros necesitamos una persona con pensamiento revolucionario”, aseveró Chávez, y clavó la mirada en Pino: “Esta mujer tan brillante no la conocía. Pino tenías un As en la manga”.

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En el 2009 Alcira obtuvo su primera banca en la Cámara de Diputados de la Nación que duró hasta 2017. Quedó para la posteridad su exposición sobre el origen de la familia Macri, donde brindó una información que pocos conocen y otros callan: “Franco Macri vino en 1949 a vivir a la casa que su padre (el abuelo de Mauricio) en Ciudad Evita, partido de La Matanza, que había conseguido gracias a la Fundación Evita”.

Las esperanzas depositadas

Argumedo nació en una familia acomodada a las afueras de la ciudad de Rosario. Se extrañará su humildad y buen humor, tanto como como sus atrevidos análisis y explicaciones. Fue una de las pocas intelectuales que a lo largo de su vida reivindicó el saber de los pueblos, sobre todo, a los que las mentes más lúcidas de Europa consideran la barbarie. De esa concepción surgió en los Zoom de Argumendo una posición natural, que también volcó en sus últimos reportajes, de ponderar como signo de esperanza a los movimientos sociales y su economía popular.

“Alcira siempre reivindicó que de los pobres se aprende”, recordó Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). El Gringo habla de Alcira y se quiebra de emoción, con lágrimas en el rostro. Esas fueron las imágenes que se vieron en el Congreso, durante el último adiós a la ex diputada nacional. Allí se vio romper en llanto a la intendenta de Moreno y miembro del Movimiento Evita, Mariel Fernández, quien se abrazó al ataúd para agradecer: durante un año entero Alcira viajó del centro porteño al oeste del conurbano para capacitar a los trabajadores y militantes del municipio.

El papa Francisco, la lucidez especial

La adhesión a los "nadies" se remonta a la confluencia con los pioneros de la Teología del Pueblo, los jesuitas Lucio Gera, Rafael Tello y Juan Carlos Scanonne. Fue en el Colegio Máximo de San Miguel donde confluían en debates con los miembros de “Cátedras Nacionales”. En esos claustros Argumedo conoció a Jorge Mario Bergoglio. Unos 50 años después, en plena pandemia del coronavirus, para los ochenta años de Alcira, el Papa Francisco la llamó por teléfono desde su residencia Vaticana “Santa Marta”. Fue una sorpresa organizada por su hijo “Pali”, quien ya había preparado un video con saludos de parientes, amigos y militantes. “Es pornográfico cumplir 80”, me confesó tiempo después, al comentar su felicidad por el sorpresivo llamado de Su Santidad.

PAPA FRANCISCO

Los “Warhol del Papa”, el grupo de estética arte-pop “Factor Francisco”, realizó un conversatorio virtual con Alcira, donde dio detalles de cómo conoció a Bergoglio. “Tendría 35 o 34 años y estaba con Juan Carlos Scanonne, que intercambiamos mucho, porque ellos buscaban por Pastoral Social las raíces de nuestro país y la región, y nosotros por el lado de las Cátedras nacionales. Entonces, era una preocupación legítima donde se debatían dos vertientes: Teología de la Liberación, que decía la Pastoral que para conocer la realidad debía incorporar el marxismo, y la Teología del Pueblo, más cercana a nosotros, que decíamos de crear categorías propias para conocer la especificidad de América Latina sobre todo en el concepto que no es la clase el sujeto de la historia, sino el pueblo. Realmente me consta que el Papa viene madurando está epistemología del sur”.

Pero hay más. En una entrevista con Néstor Borri y Santiago Barassi, dijo: “La sabiduría de Francisco en su encíclica Laudato Sí tiene que ver desde dónde mira: un humanismo radical, más integrador, de considerar a todos como seres humanos. Que es una crítica a la cultura occidental dominante que se cree con soberbia ser la cultura por excelencia, que se cree la civilización frente a la barbarie”. Para Argumedo, el desafío que queda pendiente "es potenciar esa mirada del mundo que Francisco enriqueció con una lucidez especial". (El Papa) es una de las cabezas políticas, más allá de lo religioso, más lúcidas en estos momentos frente a la magnitud de la crisis civilizatoria”.

Velatorio alcira 1

En el imponente salón de los pasos perdidos del Congreso, mientras afuera llovía, una señora bajita, de pelo oscuro llegaba empapada y en soledad. Había trabajado durante una década como empleada doméstica de Alcira. Tímida, no sabía si la iban a dejar pasar. Claro ella sabe que las mujeres peruanas y pobres no desfilan habitualmente por el Parlamento nacional. Pero sus ojos rojizos por el interminable llanto, apenas perceptibles por encima de un barbijo con telas de altiplano, le abrieron camino: “Siempre de buen humor. Nunca la vi enojada. Muy dada con su hijo. Cómo lo miraba y escuchaba era distinto”. Y me pidió permiso para acercarse al féretro y abrazar a “Pali”. De regreso, con una tristeza compartida por cientos de dirigentes desde Alberto Fernández a Nicolás del Caño, la esperaba en villa Zabaleta su pequeño almacén kiosco, que solo dejó para ir despedir a su querida Alcira, la pionera de una sociología de los pueblos.

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