Se cumplieron 40 años de la recuperación democrática. Debemos suponer que la democracia es un valor consolidado, fuera de cierta frustración que se ha acumulado estos años porque parafraseando a Raúl Alfonsín no todos han podido ni pueden comer, educarse o curarse o si lo hacen no han visto cumplidas sus expectativas. Pero cierto es que ningún otro sistema ha demostrado que puede garantizar esos derechos esenciales incluyendo el derecho a la vida y a la libertad.
Por qué votar a Sergio Massa
Hay siete razones por las que Sergio Massa es el mejor candidato en el balotaje. Las tres cuestiones centrales a considerar son: la personalidad del candidato, los valores que representa y la capacidad de ejecución del mandato popular.
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Candidato. Sergio Massa encarnará un cambio que seguramente integrará todas esas tradiciones y valores de derechos individuales y sociales para sepultar la grieta.
Una elección presidencial es una instancia crucial donde la ciudadanía elige, o como en el caso de un “ballotaje” opta. Nunca en estos 40 años la encrucijada es tan dramática.
Sin duda en esta opción hay tres cuestiones centrales a considerar: la personalidad del candidato, los valores que representa y la capacidad de ejecución del mandato popular. Voy a dar las siete razones de porque Sergio Massa es el mejor candidato en el balotaje para atender a esas 3 razones fundamentales.
Personalidad
1) Experiencia. Un factor fundamental en la elección de un presidente es su experiencia. Experiencia de vida y de gestión. Claramente la Argentina no es un país en desarrollo que pueda experimentar exótica y frívolamente en un contexto especialmente complejo. El hecho de hacer la experiencia desde abajo hasta arriba, vale mucho. Director de Anses, Diputado, Intendente, Presidente de la Cámara de Diputados, Ministro de Economía da un “expertise” que incluye conocer la botonera del Estado Nacional y Subnacional y además amplio conocimiento del ámbito parlamentario. Si bien alguien puede argüir que el líder de otro espacio podría darle “experiencia prestada” claramente el modelo de un Presidente que no es líder de la fuerza gobernante no es un modelo que haya funcionado en Argentina.
2) Contactos internacionales. Massa por su experiencia de gestión conoce profundamente a Jefes de Estado, Ministros, otras Autoridades de Gobiernos y Organismos Internacionales, empresarios y otras personalidades de primer nivel a nivel internacional, lo que facilita y acelera, al conocer a las instituciones, personas, tiempos y formas, el optimizar las negociaciones geoestratégicas, de seguridad, defensa, alianzas productivas, comerciales y financieras, en una concepción multipolar que evite tanto ofender Estados o autoridades como romper relaciones diplomáticas con países vecinos o potencias relevantes a nivel mundial.
3) Capacidad de Negociación. Un gobierno sin mayorías parlamentarias exige tener a cargo del Poder Ejecutivo a un negociador nato que pueda articular consensos para sacar leyes esenciales para la Argentina que puedan permanecer en el tiempo, dando certidumbre y evitando un péndulo trágico cual Sísifo que obligue a recomenzar en cada Gobierno casi de cero, además de poder articular negociaciones entre el capital y el trabajo para tomar tanto medidas coyunturales (plan inflacionario) como estructurales (estrategia de desarrollo que incluya reformas consensuadas tanto del Estado como de modernización de relaciones laborales, cuestiones impositivas que afectan a la relación Nación Provincias y temas previsionales) que impliquen aumentar la productividad, quitar privilegios injustificados, sin reducir derechos esenciales.
4) Equilibrio emocional. Un líder necesita equilibrar sus emociones personales, no incentivar al odio, aun cuando haya razonables causales para el enojo colectivo. Las buenas decisiones se toman desde el dialogo y la razón. En situaciones de stress y en un contexto complejo se pone a prueba la inteligencia emocional para valorar el impacto político, económico y social de las decisiones que deben alejarse de arrebatos, caprichos, prejuicios o teorías que no se aplican en el mundo y mucho menos con modos violentos. El equilibrio emocional ayuda a estabilizar los intereses en pugna y las variables económicas más allá de teorías, modelos y el “Excel”
Valores
5) Fin de la Grieta. Pacificar a la Argentina integrando visiones opuestas es un valor fundamental de cara al tiempo que viene. Claramente Massa a diferencia de Milei pregona con claridad la necesidad de un Gobierno de Coalición que promueva la unidad nacional, que incluya a peronistas, radicales, liberales, socialistas, fuerzas provinciales y otras tradiciones del arco político argentino. No hay solución a los problemas políticos, económicos y sociales desde la violencia o la supresión del otro. El mismo Massa representa un Centro con aristas en algún caso moderadas de centro-derecha en otras más progresistas de centro izquierda en relación a la derecha extrema de Milei.
6) Valores democráticos y humanos. Si hay algo que nadie discutió abiertamente como fuerza política con capacidad de ser gobierno es el valor universal de los derechos humanos y cívicos del pasado y del presente, incluyendo los nuevos derechos, algunos de ellos recientemente estigmatizados como “tener piojos”. Mucho menos reivindicar abiertamente a la Dictadura como la candidata a Vicepresidente de LLA.
En estos 40 años no se cuestionó el derecho a la vida y la libertad, caros a las tradiciones republicana y liberal y puesta en valor por el radicalismo. Tampoco jamás se cuestionaron los derechos económicos y sociales, más allá de las legítimas diferencias sobre cómo alcanzar esos objetivos, ni mucho menos banalizar el derecho que generan necesidades esenciales. Tampoco a nadie en su sano juicio se le ocurre introducir relaciones de mercado para el derecho a la vida y la integridad corporal.
El arco político argentino desde Alfonsín al presente no cuestionó ni la soberanía política, la independencia económica y la justicia social que introdujo el peronismo como valores permanentes. Con Milei está en riesgo la soberanía monetaria con la dolarización, la de Malvinas en particular y la Patagonia en general y la de los recursos naturales de la Argentina toda, lo que generaría una fuerte desintegración nacional y social. Respecto a la justicia social Milei la definió como “aberración”. Así derechos esenciales universales están en grave riesgo a la par de sostener negacionismos tanto de genocidios como de cambio climático
Capacidad de ejecutar el mandato popular
7) Consenso legislativo: Claramente Massa no solo por atributos personales y valores consensuados entre el peronismo y otras fuerzas políticas sensibles a la salud pública y la educación pública, tiene la masa crítica de apoyos propios y un variado arco de apoyos que le garanticen sustento desde lo legislativo al Gobierno de Coalición. La Libertad Avanza no tendría mayoría propia y tiene un andamiaje institucional muy endeble por fuera de las características de su candidato, que aumentarían un sendero de inestabilidad, violencia e ingobernabilidad en el país de tratar de implementar a sangre y fuego su programa.
Estas son 7 de un sinnúmero de razones. Algunos podrían argüir que más allá de estos factores y del salto al vacío que implicaría un gobierno de LLA, es necesario un cambio.
No hay dudas que vivimos un cambio de época, una tercera etapa en democracia luego de 20 años de hegemonía radical y peronista que implosionó en 2001 y de un predominio kirchnerista y macrista que predominó en los 20 años siguientes.
No es tiempo de atajos, parches ni cortoplacismo. Massa encarnará un cambio que seguramente integrará todas esas tradiciones y valores de derechos individuales y sociales para sepultar la grieta y avanzar en una senda de desarrollo con equidad. Pero un cambio en democracia, en paz, un cambio verdaderamente viable, sin exclusiones ni violencia. Massa sabe que de ganar debe ser el protagonista de un verdadero cambio político, económico y social en democracia y con consensos para evitar riesgos institucionales de consideración que serían ciertos de triunfar LLA.
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