28 de enero 2008 - 00:00

Solución Duhalde: inflación y licuar

Cuando el Banco Central de EE.UU. bajó la tasa de referencia a 1% anual en 2002, ya ese país tendría que haber moderado su consumo, pues tenía un déficit de cuenta corriente de alrededor de 3% del PBI, que se considera el máximo tolerable. El déficit en cuenta corriente quiere decir que ese país vive por encima de sus posibilidades, o sea, vive del endeudamiento externo. Se habló mucho de las cuentas invisibles y otras vaguedades que compensaban este brutal endeudamiento, para justificar este indicador de posible crisis futura (alta deuda), e incluso hasta «The Economist» publicó un artículo en ese sentido.

Al bajar la tasa, se aceleró el consumo en EE.UU., y el déficit en cuenta corriente trepó hasta cerca de 7% del PBI americano. Recomendación de aquel momento: comprar oro, que estaba a u$s 270 la onza y esperar. La devaluación de 60% del dólar respecto del euro (de u$s 0,82 a u$s 1,25) no arregló nada. China no revaluó. El crédito subió más y más en EE.UU. y también las hipotecas clásicas y las subprime, que pasaron a representar del tradicional 40% del PBI al 75% de éste, principalmente financiadas por los bancos (en la anterior crisis ya habían quebrado los «Saving & Loans», sociedades de ahorro y préstamo para la vivienda).

Había que hacer algo y fue ir subiendo la tasa de referencia de los Fed Funds, de 1% a 5,25% en varios años, para frenar lentamente el consumo y equilibrar la cuenta corriente. Como en el coro de las comedias griegas, ya se anunciaba el final, dramático, pero muchos decían que era un cambio estructural, que EE.UU. era muy grande, los principales bancos no podían equivocarse en gran medida y que no había ninguna posibilidad de crisis. Ahora llegó el momento de la verdad. Los perjudicados de hoy van a querer volver al New Deal, es decir, a lo que después Keynes escribió en su libro «La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero» (1936) como propio, pero que era lo que los gobiernos venían haciendo desde la crisis del 30, hacía seis años. ¡Cuando las papas queman, no hay ortodoxia que valga! En la actual crisis, evidentemente EE.UU. exageró en el consumo, viviendo por encima de sus posibilidades, con endeudamiento externo, por demasiado tiempo. Ahora va a pagar las consecuencias.

  • Ignorancia

  • Los bancos no han tenido noción del riesgo y ahora no saben hasta dónde van a perder. Europa va a sufrir también cuando se publiquen los balances de sus bancos (ellos se toman más tiempo después de terminado el trimestre; los yanquis sólo 15 días). Ahora viene la «solución Duhalde», es decir inflación para licuar las deudas, con tasas de interés bajas. Ya la Reserva Federal bajó la tasa a 3,5%, cuando la inflación ya es de 4,1%, con tendencia a subir rápidamente, de manera que el problema se vaya reduciendo repartiendo la carga a todos los americanos. Esta vez, los plomeros americanos van a pagar también. No sé qué van a hacer los chinos que tienen u$s 1.300 billones como reserva, pues se los están licuando como frutillas. Esto va durar un año, con idas y venidas, pero la salida va ser lenta, como la de Japón. A este país le llevó diez años salir del estancamiento, con un déficit fiscal consolidado que llegó durante muchos años a 8% del PBI japonés, con una deuda pública que pasó de 100% del PBI y que ahora es casi de 200% del PBI y que pagarán en el futuro todos los japoneses. En vez de inflación, ellos lo van hacer con deuda pública, pero es lo mismo.

    Dejá tu comentario

    Te puede interesar