5 de junio 2007 - 00:00

Agresivo, Kirchner buscó descalificar al ganador

Néstor Kirchner reabrió el Salón Blanco para cabalgar la candidatura al ballottagede su ministro de Educación, Daniel Filmus. No lo dejó hablar pero asumiósu vocería para hacer escarnio de la figura de Mauricio Macri.
Néstor Kirchner reabrió el Salón Blanco para cabalgar la candidatura al ballottage de su ministro de Educación, Daniel Filmus. No lo dejó hablar pero asumió su vocería para hacer escarnio de la figura de Mauricio Macri.
«No se olviden, Mauricio es Macri.» Néstor Kirchner, personalmente y desde el Salón Blanco de la Casa Rosada, inauguró con ataques directos contra el candidato de PRO la campaña para la segunda vuelta en la elección de jefe de Gobierno por la Capital Federal. Quedó en claro que la estrategia del Ejecutivo no es un debate de propuestas para la Ciudad, sino la nacionalización y la obligación para que los porteños «elijan entre dos modelos que no pueden convivir», según la opinión del jefe de Estado.

El Presidente eligió uno de los habituales actos donde se presentan futuras obras públicas, en este caso en Pilar y Moreno, para dejar en claro que una vez terminada la embestida contra Jorge Telerman, el objetivo es atacar directamente la persona de Mauricio Macri, desde su pasado y su ideología.

Con transmisión en vivo y en directo del oficial «Canal 7», pródiga en primeros planos de Kirchner y de Daniel Filmus, y buscando refutar el eslogan de campaña del PRO, Kirchner insistió al menos 10 veces en un discurso de unos 25 minutos en que «no se olviden, Mauricio es Macri». Identificó al vencedor de la primera vuelta con «las políticas neoliberales de destrucción que se implementaron en los 90», y dijo que todo esto no se trataba de una «campaña sucia». «Si ellos no tienen nada que ocultar, ¿que miedo tienen?», ironizó.

El Presidente pidió «capacidad de construir nuevas ideas que nos alejen de viejos modelos» y cuestionó duramente a Macri por no apoyar algunas leyes impulsadas por el oficialismo en el Congreso. Mencionó la reforma previsional, la ley de educación y la estatización de Aguas Argentinas, proyectos que Macri votó en contra.

«La ley que benefició a los jubilados la mandamos al Congreso y usted, Macri, nos votó en contra, obviamente porque está ligado a otros intereses y eso no es malo, lo importante es que cada uno represente los intereses que dice representar», lanzó Kirchner desde su atril en Casa de Gobierno, recordando que una de las propuestas de Macri es un plan de ayuda a los jubilados porteños. Inmediatamente le pidió al ingeniero que « represente con orgullo el modelo neoliberal», así como él representa «los intereses de la clase trabajadora y la clase media». Luego se preguntó «qué política de tarifas van a tener si fuera gobierno» Mauricio Macri, mencionando que el hombre de PRO reclamó un aumento en las boletas de los servicios públicos privatizados.

  • Dos modelos

    «Está dada la oportunidad de construir dos modelos, el de la inclusión social, el crecimiento, de un país que dé oportunidades a todos los argentinos» y en cambio «no se van a acordar del sur, cuando haya viento se van a acordar», ensayó. Kirchner dedicó en su discurso un capítulo específico para relacionar, por la negativa, a Macri con su política de derechos humanos. Acusó al dirigente de PRO de «premiar a los delincuentes» por no avalar la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, ya que «si estoy queriendo garantizar indultos, garantizar la obediencia debida, estoy premiando a los delincuentes».

    Cambió de tema y se concentró en la fallida explotación del Correo Argentino por parte del grupo Macri, y que Kirchner estatizó en uno de los primeros actos de gobierno. «Siempre recuerdo a nuestro querido Correo Argentino, que pudimos recuperar» y que «levantamos con hidalguía». No avanzó en este tema, pero se sabe que hay varios equipos de funcionarios trabajando en la gestión del Correo durante la era Macri, con lo que se espera que este capítulo vuelva en cualquier momento a formar parte de los discursos presidenciales de campaña, al menos hasta que termine la segunda vuelta.

    También el ecuatoriano Jaime Durán Barba, principal asesor y estratega de la campaña de Mauricio Macri, tuvo su minuto de atención presidencial. El jefe de Estado dijo que «no tenemos asesores mediáticos que nos digan qué decir y lo que hacer. Para eso ya tuvimos a un Fernando», por De la Rúa, obviamente.

    Se despidió, sólo por ayer, de Mauricio Macri con otro mensaje sobre las ideas y las convicciones. «Uno debe ser lo que uno es, cuando nos disfrazamos de lo que no éramos, nos fue mal.» La explicación de la confusa parábola vino después. «Coloquemos las cosas en su lugar y dejemos de lado las hipocresías. Las elecciones se ganan o se pierden, pero lo que nunca se pierde son las ideas; y nosotros tenemos siempre la misma convicción», fue el último razonamiento para despedirse con un «cuando no se tiene memoria, los dolores de cabeza pueden ser muy grandes y cada uno se tiene que hacer cargo del país en el que quiere vivir».
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