Agresivo, Kirchner buscó descalificar al ganador
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Néstor Kirchner reabrió el Salón Blanco para cabalgar la candidatura al ballottage
de su ministro de Educación, Daniel Filmus. No lo dejó hablar pero asumió
su vocería para hacer escarnio de la figura de Mauricio Macri.
«Está dada la oportunidad de construir dos modelos, el de la inclusión social, el crecimiento, de un país que dé oportunidades a todos los argentinos» y en cambio «no se van a acordar del sur, cuando haya viento se van a acordar», ensayó. Kirchner dedicó en su discurso un capítulo específico para relacionar, por la negativa, a Macri con su política de derechos humanos. Acusó al dirigente de PRO de «premiar a los delincuentes» por no avalar la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, ya que «si estoy queriendo garantizar indultos, garantizar la obediencia debida, estoy premiando a los delincuentes».
Cambió de tema y se concentró en la fallida explotación del Correo Argentino por parte del grupo Macri, y que Kirchner estatizó en uno de los primeros actos de gobierno. «Siempre recuerdo a nuestro querido Correo Argentino, que pudimos recuperar» y que «levantamos con hidalguía». No avanzó en este tema, pero se sabe que hay varios equipos de funcionarios trabajando en la gestión del Correo durante la era Macri, con lo que se espera que este capítulo vuelva en cualquier momento a formar parte de los discursos presidenciales de campaña, al menos hasta que termine la segunda vuelta.
También el ecuatoriano Jaime Durán Barba, principal asesor y estratega de la campaña de Mauricio Macri, tuvo su minuto de atención presidencial. El jefe de Estado dijo que «no tenemos asesores mediáticos que nos digan qué decir y lo que hacer. Para eso ya tuvimos a un Fernando», por De la Rúa, obviamente.
Se despidió, sólo por ayer, de Mauricio Macri con otro mensaje sobre las ideas y las convicciones. «Uno debe ser lo que uno es, cuando nos disfrazamos de lo que no éramos, nos fue mal.» La explicación de la confusa parábola vino después. «Coloquemos las cosas en su lugar y dejemos de lado las hipocresías. Las elecciones se ganan o se pierden, pero lo que nunca se pierde son las ideas; y nosotros tenemos siempre la misma convicción», fue el último razonamiento para despedirse con un «cuando no se tiene memoria, los dolores de cabeza pueden ser muy grandes y cada uno se tiene que hacer cargo del país en el que quiere vivir».
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