El gobierno volteó el proyecto de Eduardo Duhalde de una reforma constitucional para atacar el gasto político; buscará la misma finalidad a través de un paquete de leyes. Con eso, se descarta la eliminación el tercer senador por la minoría, aprobado por la Carta Magna de 1994. La semana próxima, si en ésta el Senado da sanción a la ley de presupuesto, es intención del Ministerio del Interior comenzar su tratamiento en el Senado. Esto fue lo que les transmitió la semana pasada el titular de la cartera política, Rodolfo Gabrielli, a los jefes de las bancadas peronistas en el Congreso, José Luis Gioja y Humberto Roggero.
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Para hoy, está previsto integrar lo que pomposamente se ha dado en llamar Consejo Consultivo de la Reforma Política. El gobierno se ha reservado cuatro lugares, de la decena prevista, que ocuparán el frepasista Juan Pablo Cafiero -vicejefe de Gabinete, a quien, concluida su labor en la comisión de Diálogo Argentino, le encontraron esta otra ocupación-; Juan Marchena, director nacional de Reforma Política; Juan Antonio Travieso, jefe del Gabinete de asesores del ministro de Justicia, Jorge Vanossi; y Eduardo Amadeo, quien, representando a Eduardo Duhalde, seguramente repetirá su condición de vocero de este grupo.
La Academia de Ciencias Morales y Políticas designará un representante, y cinco serán los que lleguen de la mano de Organizaciones No Gubernamentales como Conciencia, Poder Ciudadano y otras de similares características. La misión que se autoasignará a este Consejo Consultivo, que coordinará Gabrielli, será el de seguimiento de la reforma a nivel nacional, provincial y municipal, se explayó anoche el ministro del Interior.
El director de la oficina de Reforma Política del Ministerio del Interior, Marchena, defendió el sistema de «tachas» y «preferencias». «En el sistema de tachas, el elector puede tachar al candidato que no le gusta y alterar el orden marcando con una crucecita el candidato de su preferencia», explicó el funcionario. Agregó que «luego se computan las tachas y se va alterando el orden de las listas; es decir, que el elector no vota, sino que elige, que es a lo que hay que llegar en una verdadera democracia».
Previno luego que «el escrutinio va a ser un poco más lento, pero se ha avanzado muchísimo; la idea es llegar al voto electrónico que ya se está trabajando en países como Venezuela, en donde ha dado muy buenos resultados».
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