10 de febrero 2005 - 00:00

Alvarez insiste en que condiciones de seguridad en boliches "no se negocian"

El secretario de Seguridad porteño, Juan José Alvarez, afirmó esta mañana que las condiciones de seguridad en todos los boliches y locales comerciales de la Ciudad "no se discuten, no se negocian y no se modifican", y sostuvo que "no hay margen para que los inspectores sean más buenitos o más malitos según la cara del comerciante".

Alvarez, en declaraciones radiales, aseveró que desde la secretaría que conduce no habrá "contemplación" para aquellos locales que no cumplan con las condiciones de seguridad exigidas, y sostuvo: "Iremos a fondo".

Señaló además que "en el caso de los inspectores, estamos cambiando fuertemente la forma de trabajar", y afirmó que se tomaron los recaudos para que "posibles hechos de corrupción sean cada vez más difíciles".

"Los boliches tienen un marco para empezar a abrir. A partir de ahora ya no es una prohibición de abrir a todos los boliches, sino que el Estado ha puesto condiciones. El que las cumpla podrá abrir, y el que no las cumpla no va a poder abrir ni ahora ni nunca, hasta que las cumpla", enfatizó el secretario del área.

En ese marco, amplió: "Si cumplen con los requisitos que hemos impuesto pasado mañana, entonces pasado mañana estarán abiertos.
Si no cumplen con los requisitos que hemos puesto, no van a poder abrir nunca más".

"Acá no hay margen para decir 'bueno, vamos a ver, fíjese, en todo caso'...
Las cosas son como son o no hay actividad. Si hay diez que cumplen, abren diez, si hay cien que cumplen, abren cien. El que cumpla va a poder trabajar, y el que no cumpla no va a tener ninguna posibilidad de trabajar", dijo.

Luego, agregó que "ya no se puede decir 'bueno, pobre gente, tenía una fiestita de 15, déjenlo abrir'. Uno es bueno, lo deja abrir, pasa algo, y después estamos todos terriblemente arrepentidos y consternados. Si tienen una actividad comercial y ganan dinero con eso, para que hagan esa actividad comercial tendrán que cumplir con los requisitos de seguridad que no se discuten, no se negocian ni se modifican. Si los cumplió, adelante, si no los cumplió, no va a poder trabajar".

Tras señalar que desde que asumió "las inspecciones se han multiplicado por cuatro" en todos los comercios de la Ciudad, el funcionario dijo que "el margen que tenían los inspectores" era para su gusto "un poco amplio".

“abía esta cosa de 'bueno, vamos a cambiar' y se hacía una 'gauchada'.
Acá no hay gauchadas. Acá hay un conjunto de normas. La normativa no la dicto yo, esa la tienen que cumplir los inspectores", enfatizó.

En ese sentido, agregó: "No hay margen para que según la cara del dueño ser más buenito o más malito. Acá la normativa se cumple y nosotros no tenemos demasiada contemplación, vamos a fondo. Lo que nos pasó no admite que sigamos guiñando el ojo y pateándonos por abajo de la mesa. Esto se resuelve de forma clara y contundente".

A lo largo de su gestión, dijo que aún hay mucho por hacer, aunque señaló que "en las inspecciones se está cambiando la forma de trabajar y generando sistemas de control para que la posibilidad de hechos de corrupción sean menores, más difíciles, hasta extinguirlos y exterminarlos".

"Se está propendiendo a un mayor y más efectivo a un control social", dijo, y agregó que de ahora en más se va a dar a las denuncias hechas por particulares "un número de expediente, para poder saber qué pasa con la denuncia que uno hizo".

También recordó que de acuerdo con lo dispuesto por el Gobierno, "los boliches más grandes van a tener, además de la obligación de contar con un bombero cada 500 personas y un médico cada 1.000, un responsable técnico que va a tener que firmar, y vamos a poner un registro en el cual se tienen que inscribir, y si no lo hacen no van a poder funcionar".

Agregó, en la misma línea y refiriéndose también a los boliches: "Vamos a poner un inspector desde que comience hasta que termine la jornada" en esos locales.

En tanto, ratificó que la licencia que pidió en el Congreso es por 120 días y señaló que le pareció que "más tiempo era una falta de respeto a la gente que me había votado. A los 120 días yo me reintegro a la Cámara".

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