Bloque PJ quiere que Kirchner los atienda

El kirchnerismo de la Cámara de Diputados está dando cada día señales más claras de que ha errado la estrategia legislativa del grupo para concentrar poder. Ayer decidieron suspender una convocatoria a sesión especial para debatir la negociación de la deuda y apoyar la postura de Néstor Kirchner, una movida que contaba con la oposición de todo el duhaldismo y de hasta el propio presidente de la Nación.

Los kirchneristas habían tomado esa frustrada sesión como bandera para diferenciarse del resto de los peronistas y hasta tildaban de traidor a quien no se subía a la idea, pero debieron renunciar frente a la presión del duhaldismo, del que ya recibieron suficientes golpes en la negociación por el control de las comisiones en la Cámara baja.

La derrota de los kirchneristas en esta última avanzada llegó de manos de su propio jefe. Fue cuando José María Díaz Bancalari le dijo a Kirchner en su visita a San Nicolás: «
Nosotros te armamos la sesión especial por la deuda en cuanto la necesites». El Presidente le contestó: «Por el momento no hagan nada porque eso no ayuda», desautorizando a su propia tropa. Finalmente, la orden de parar la mano les llegó directamente desde la Casa Rosada y ayer anunciaron la intención de suspender esa sesión.

Para no quedar mal parados, los diputados kirchneristas dieron una conferencia de prensa donde explicaron nuevamente su apoyo a la estrategia del gobierno en mantener el discurso de una quita de 75% en el capital de la deuda y distribuyeron una gacetilla.

• Curiosidad

Pero fue curioso que Osvaldo Nemerovsci tuviera que hacer una significativa fe de erratas de ese papel que se distribuía entre periodistas: «Antes que nada queremos aclarar que por un error del colaborador que hizo la gacetilla se dice que somos un grupo de diputados kirchneristas, pero somos en realidad integrantes del bloque peronista», explicó con una afirmación impensada en cualquier kirchnerista de paladar negro.

El «colaborador» a que se refería Nemerovsci era la conocida profesional de prensa Carolina Silvestre, esposa de Dante Gullo, que trabaja con diputados oficialistas como el chaqueño José Mongeló, el Grupo Talcahuano y Carlos Kunkel.

Pero lejos del error en la redacción, la aclaración dejó plasmado claramente el ambiente enrarecido que se vive en estos días entre las huestes de Kirchner en el Congreso.

Y para que no queden dudas de la cantidad de golpes que han recibido en la interna de la bancada peronista, agregó: «Estamos integrados al bloque PJ, encontramos un bloque unido, representado por el presidente, Díaz Bancalari. Más allá de algunas pertenencias o cercanías con el Presidente, todos están trabajando unidos apoyando al go b i e r n o . » Hace tiempo que no se escuchaba una capitulación tan clara en el Congreso.

Pero éste no es el único problema entre la Casa Rosada y el bloque peronista. Kirchner no ha cumplido con ninguna de las reglas que rigen la relación entre el Ejecutivo y los diputados, al menos en un clásico gobierno peronista. Si a esto se suma que Kirchner no quiere hablar con otros legisladores que no sean los jefes de bloque y que sus propios representantes en la Cámara baja tienen una pésima relación con el jefe de Gabinete, la situación se torna explosiva. Díaz Bancalari tuvo que soportar durante la semana pasada la bronca de la bancada PJ por la ausencia del jefe de Gabinete en la reunión que mantuvieron todos los diputados con Carlos Tomada por la derogación de la reforma laboral, cuando sí se había hecho presente en el Senado. Todos lo tomaron como una ratificación de la falta de feeling entre el funcionario y los diputados.

Por eso, Díaz Bancalari y Miguel Pichetto ya intimaron al jefe de Gabinete a que se presente en el Congreso el martes o jueves próximos -le pidieron que no hubiera suspensiones de último momento-para reunirse con el bloque. Esta protesta se suma a la que el radical Mario Losada lanzó la semana pasada cuando acusó a Alberto Fernández de no haber concurrido nunca al Congreso a brindar el informe que obliga la Constitución nacional.

Fernández deberá cerrar muchas heridas. Los diputados peronistas nunca se reunieron con Kirchner en pleno, como estaban acostumbrados con Carlos Menem o Eduardo Duhalde, en los clásicos retiros espirituales que se organizaban en la residencia de Olivos. Por el contrario, el Presidente, después de un amago de invitación, terminó diciendo: «No hablo con corporaciones», y desde ese momento sólo les dirige la palabra al jefe de bloque o a sus diputados preferidos.

También le exigirán que termine de definir la situación de la presidencia de algunas comisiones. El leading case allí es Relaciones Exteriores: Kirchner vetó a Carlos Ruckauf y después a Rafael González, pero no define a quién le quiere otorgar la jefatura.