Javier Castrilli, responsable del Comité de Seguridad en Espectáculos Deportivos, encontró ayer un modo extraño de negar que será desplazado de su cargo: anunció que se tomará licencia para dedicarse de lleno a su precandidatura como intendente de Almirante Brown.
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Ayer se informó sobre la fragilidad política que atraviesa Castrilli -funcionario residual de la gestión de Gustavo Béliz- en su cargo y se señaló que es un hecho su desplazamiento para ubicar en esa butaca a otro ex árbitro, Horacio Elizondo.
Castrilli negó ayer que vaya a dejar su cargo pero, en paralelo, dijo que se tomará licencia en el mismo. Traducción: prioriza más su postulación en Brown que su tarea en materia de seguridad deportiva. Algo así como tomar envión para despedirse.
En el gobierno se da por descontada la salida de Castrilli -que ayer, otra vez, visitó la Casa Rosada para seguir dando explicaciones sobre el incidente en el partido entre Nueva Chicago y Tigre- aunque aparece más difuso el momento en que se producirá el recambio. El martes se había indicado que Castrilli estaba de licencia cuando ocurrió el escándalo.
Pero oficialmente no era así: «Que esté ausente no quiere decir que esté de licencia», se explicó ayer. La licencia se la tomaría a partir de julio. ¿Volverá?
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