4 de octubre 2005 - 00:00

Chávez se declara plenamente socialista

La revista chilena «Punto Final», un órgano clásico de la izquierda de ese país desde los años '70, aportó un testimonio que interesa en la Argentina. Es la declaración expresa del presidente Hugo Chávez en favor del socialismo como ideología de su gobierno. Hasta ahora Chávez había jugueteado con la palabra socialismo, pero esta declaración es tan clara que sorprende al propio entrevistador, que le advierte que puede ser un pronunciamiento riesgoso por la fuerza y la oportunidad. En el reportaje, Chávez, con quien se entrevistó Néstor Kirchner en Brasil adonde viaja hoy, no desarrolla mucha sofisticación ni profundidad ideológica pero explica que se dio cuenta cuando estaba en el gobierno que es más conveniente estar cerca de Fidel Castro que de Tony Blair. Cuando le preguntan en qué socialismo cree, Chávez lo identifica, casi una inocentada, con la ética y la defensa del bien. Como si tanta arquitectura verbal no fuera más que la búsqueda que hacen los autoritarios de alguna justificación para eternizarse en el poder. Veamos lo principal del reportaje a Chávez.

Hugo Chávez
Hugo Chávez
Periodista: Usted puede estimular esta discusión con algunas ideas y propuestas de lo que considera debería ser el socialismo del siglo XXI...

Hugo Chávez: Uno viene evolucionando en su pensamiento. En mi caso he venido adquiriendo experiencia y recogiendo ideas producto de esa dialéctica que se reproduce entre la teoría, los debates, las discusiones y la praxis de lo que está ocurriendo en Venezuela. Estos seis años, Manuel, han sido muy ricos, nos han nutrido desde el punto de vista de las ideas
.

P.:
¿Entre ustedes había militares con formación marxista?

H.Ch.: Sí, los había. Eran los años en que comenzaba a resquebrajarse la Unión Soviética. Vimos cómo el planteamiento socialista fue desapareciendo, incluso en los círculos y publicaciones que venían del marxismo, y algunos hasta de la lucha armada. Luego vino en Venezuela la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. Pero este movimiento bolivariano no tenía un planteamiento socialista. Si revisas declaraciones mías de esos años, cuando nos preguntaban si éramos de izquierda o derecha contestábamos: «No, no, esa división no existe». Era una posición neutra, desconectada de la realidad pero muy influida por todo aquello del «fin de la historia», la caída de la URSS, etc. Luego viene la fase actual: llegamos al gobierno en 1999 y se formula el planteamiento de la revolución bolivariana que da un salto -como debes recordardespués del golpe de Estado de abril de 2002. Es entonces cuando esta revolución se declara antiimperialista. Nunca lo habíamos asumido así. Fue la respuesta que dimos al golpe y nuestro pueblo lo asumió con mucho vigor
.

P.:
¿Una réplica a la intervención imperialista en el golpe?

H. Ch.: Exactamente. Fue una respuesta a lo que estábamos viviendo. Quizás, Manuel, en los primeros años de nuestro gobierno -y te confieso que yo lo viví aunque por poco tiempo-hubo la ilusión de que podíamos estar bien con Dios y con el diablo
. Me dejé llevar por esa línea en los primeros años. Eran los días de mis reuniones con Clinton y con altos empresarios estadounidenses. Fui al Fondo Monetario Internacional, estuve en la Bolsa de Nueva York y toqué el martillo ése... Pero llegué a descubrir, Manuel, porque soy del monte y el montuno desarrolla un instinto especial, que me tenían cercado. Una madrugada me metí a la central telefónica de palacio y descubrí que allí tenían instrucciones de no pasarme ciertas llamadas. Por ejemplo las llamadas de Fidel Castro estaban anotadas en el libro, pero no me las pasaban. Porque en el grupo que me rodeaba había la tesis de que la relación con Fidel Castro no era positiva ni necesaria.

P.:
¿Esa gente tenía autoridadpara dar ese tipo de instrucciones a la central telefónica?

H.Ch.: Pero, claro. ¿Tú no recuerdas que tuve de ministro del Interior a Luis Miquilena, por ejemplo? El fue uno de los que articuló un férreo cerco en torno mío... Y tuve de ministro en la Secretaría de Gobierno nada menos que a Alfredo Peña. Y aquí venía Cisneros a almorzar con Peña. Hasta que me fui dando cuenta de que me habían montado un cerco. Entonces yo era un muchacho, pero uno va madurando. Un general amigo, un sabio, el general Pérez Arcay, me dijo: «Hugo, tienes que graduarte de viejo. Aunque tengas 40 años debes ser un viejo, tienes que aprender rápido, no puedes esperar llegar a viejo, madura ahora». El me ayudó a abrir los ojos
. En una época llegué a pensar en la tercera vía. Andaba en problemas para interpretar el mundo. Estaba confundido, hacía lecturas equivocadas, tenía unos asesores que me confundían todavía más. Llegué a proponer un foro en Venezuela sobre la tercera vía de Tony Blair. Hablé y escribí mucho sobre un «capitalismo humano». Hoy estoy convencido que es imposible. Pero esto ha sido producto de seis años de dura brega y de aprender de mucha gente. Me convencí de que el socialismo es el camino y así lo dije en Porto Alegre y después aquí, ante la Asamblea Nacional. He invitado al país a un debate. Creo que debe ser un socialismo nuevo, con planteamientos frescos, acoplado con una nueva era que apenas está comenzando. Por eso me atreví a llamarlo «socialismo del siglo XXI», como proyecto. Creo que es un reto, un desafío. Pero me da mucho gusto ver cómo el llamado no ha caído en tierra infértil.

P.:
¿No cree que declarar sus intenciones socialistas es algo prematuro en la actual situación venezolana y latinoamericana en general? ¿No es una apuesta política muy alta?

H.Ch.: Es posible que lo sea, no me creo dueño de la verdad. Pero mi instinto político me dice que es el momento de formular este planteamiento. Desde el punto de vista del cálculo electoral algunos buenos amigos y compañeros me han dicho que no era oportuno. Que mejor habría sido esperar las elecciones de 2006 y, después de ganarlas, hacer ese planteamiento
.

• Diferencia

P.: Hay cosas del viejo socialismo que fracasaron. ¿Qué diferenciaría al socialismo del siglo XXI de aquel socialismo que se derrumbó?

H.Ch.: Tienes razón, alguien dijo que en realidad nunca hubo socialismo... Circulaba un chiste sobre Brezhnev u otro líder soviético que confidenciaba a un amigo: ojalá que aquí no llegue nunca el socialismo. Ahora bien, entre los elementos que pudieran definir el socialismo del siglo XXI yo diría que el primer rasgo es el moral. Hay que comenzar por ahí, por la conciencia, por la ética. El Che escribió mucho de la moral socialista. Desde la visión del mundo que cada cual tenga, debemos recuperar el sentido ético de la vida. Sin duda lo que digo tiene mucho de cristianismo: «Amaos los unos a los otros» o «Ama a tu prójimo como a ti mismo». En realidad se trata de eso: de la solidaridad con el hermano.


P.:
¿Piensa en un sistema político pluralista que permita participar a diferentes sectores?

H.Ch.: Claro que sí, una democracia participativa y abierta. En lo social, el socialismo debe conjugar igualdad con libertad. Una sociedad de incluidos, de iguales, sin privilegios, sin esta abismal diferencia entre extrema riqueza y extrema pobreza. En lo económico: un cambio del sistema de funcionamiento metabólico del capital.

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