Con tiempo libre, tras dejar el gobierno del Chaco para dedicarse a ejercer «a pleno» -dice- la jefatura de la UCR, Angel Rozas agota su agenda en giras por el interior del país con la ilusión de remontar la pesada herencia del último gobierno radical de Fernando de la Rú a.
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En esa tarea, nada sencilla, Rozas recurre a argumentos de todo calibre. Por caso, días atrás en Santa Fe trazó una comparación que seguramente sonará odiosa a los oídos de, si quedan, los delaurristas: comparó al ex presidente de la Alianza con Isabel Peró n. «¿Alguna vez se le ocurrió pensar a algún radical que, por el pésimo gobierno de Isabel Perón, el peronismo no podría gobernar nunca más?», aseguró el chaqueño para incentivar a sus correligionarios a pensar en la posibilidad de volver a imponer un presidente.
«¿Por qué nosotros tenemos que aceptar que por el fracaso de la gestión de De la Rúa, los radicales no tenemos derecho a soñar con volver a gobernar el país?», reflexionó Rozas sin percatarse de un detalle: luego de Isabel, el PJ tuvo que esperar 12 años para volver a ubicar un inquilino en Olivo s.
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