Duhalde encolumna apoyos para su operación retorno
Cuando todo parece declinar siempre a fin de año, el país ofrece otra novedad argentina: la hiperactividad de los políticos aumentó en los últimos días de 2004 como si salieran de una hibernación. Lo explica la inminencia de las pujas internas por candidaturas que se precipitaron en el último mes por dos novedades. Una es la ruptura en Buenos Aires de Felipe Solá con el espacio duhaldista, estirando la tensión que ya existe entre éste y el kirchnerismo, que apantalla desde Olivos la movida del gobernador. La otra es el regreso de Carlos Menem al país, un hecho que moviliza al peronismo que se siente diverso al duhaldokirchnerismo y que hasta ahora carecía de referentes. Aquí, un panorama de lo que puede ofrecer la dirigencia en la última semana del año.
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Eduardo Duhalde
La hoja de ruta que trazó Duhalde, tal como informó este diario la semana pasada, prevé encolumnar al duhaldismo bajo un sello único con el cual enfrentar al armado de Solá en las internas para seleccionar cargos electivos que deberán realizarse entre abril y junio de 2005.
A partir de allí, hay acciones y reacciones:
• Duhalde puede apropiarse -y pagar copyright-de una recordada frase de «Pichuco» Troilo. «Dicen que me fui pero ¿cómo?, si siempre estoy volviendo». La víctima de esa pulsión del ex presidente al eterno retorno nietzscheano, es Solá. «¿Cómo va a explicar que está armado si hace diez días dijo que se retiraba?», se preguntó en voz alta el gobernador, el jueves pasado, durante una cena que sirvió para sus mayores aliados: Alberto Balestrini-, Raúl Othacehé, Gilberto Alegre, Florencio Randazzoy Rafael Magnanini, entre otros. Nadie acertó una respuesta convincente.
Surgieron dos alternativas, ninguna definitiva. Una es rehuir el convite a la interna que le plantea el duhaldismo buscando una negociación. El modelo es el que rigió en la partidaria: de no tener nada propio, Solá logró quedarse con 25% del consejo y sin competir. La otra es más drástica: directamente ir por afuera del PJ, prendido de la candidatura de Cristina Kirchner. Con el remanido argumento -que también manotea Carlos Menem y Duhalde usó en la presidencial de 2003- de que no están dadas las condiciones para participar de la primaria, los felipistas podrían llevarse su porción del PJ para enfrentar a Duhalde en la general. Solá intervino: «Nos metimos en ésta y vamos a seguir hasta el final».
• Fue en reacción a un ultimátum que regaron los voceros duhaldistas según la cual la orden de su jefe es competir sí o sí. «Aunque perdamos en algún lugar, no hay margen para negociar», avisó el ex presidente ante sus visitantes. Y hasta anticipan números sobre el eventual resultado de una elección también eventual: 1,5 millón de votos para la lista duhaldista, y, «como mucho», 500 mil para la felipista. Esto se enlaza con que Duhalde necesita -según trasmiten quienes lo escucharon seguido en la última semana-una interna con Solá. Según como concluya ese proceso, subirán o bajarán las acciones del ex presidente a la hora de negociar con Néstor Kirchner las listas de legisladores nacionales. Pero, a su vez, los duhaldistas no sacan de la escena la alternativa de que el gobernador, por propia decisión, diluya su aventura independentista. «Si Solá pierde la interna ¿cómo va a gobernar?», dicen los escuderos del ex presidente.
• Por lo pronto, Duhalde dispuso la estrategia para mermar al naciente felipismo. Anticipó que se dedicará «en persona» a ganarle La Matanza a Alberto Balestrini, diligenció a Alfredo Atanasof a incomodar a Julio Alak en La Plata y a Hugo Curto, como jefe de la Primera Sección, a lidiar con Raúl Othacehé. Balestrini, Alak y Othacehé son una especie de «neomosqueteros» y constituyen la base del poder territorial del armado de Solá. Sin ese sustento, el felipismo peligra y se transforma en una estructura frágil; enclenque. Los duhaldistas presumen, con cierto margen de error, que esa presión focalizada bastará para hacer hociquear a sus rivales. Mientras, minuto a minuto, exponen su poder de fuego: la semana pasada, por caso, luego de que el ex COMFER Carlos Catterbeti avisara que era un «pedido expreso de Duhalde», los diputados del PJ obligaron a dos ministros felipistas a renunciar a sus bancas. Unas horas antes, Osvaldo Mércuri había relanzado su candidatura a gobernador 2007 ante 10.000 seguidores en un acto de Lomas de Zamora. Nada mortifica más a un gobernante que el hecho de que a su lado empiecen a probarse el traje. Pero nada es tan sencillo: como Duhalde necesita una interna para fortalecerse, Kirchner -que usa como amenaza la candidatura de su esposa, presuntamente imbatiblese beneficia con un Duhalde débil, que no pueda imponer condiciones. En ese ajedrez, Solá parece hoy la pieza más efectiva del Presidente.
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