29 de junio 2007 - 00:00

Duhalde y la teoría de las "células dormidas"

Eduardo Duhalde
Eduardo Duhalde
La orden, que llegó de Néstor Kirchner, fue reservada, precisa y terminal: ignorar todo comentario que Eduardo Duhalde dispare contra la Casa Rosada. Hasta ahora se cumplió a rajatabla: las parrafadas del ex presidente se diluyen, sin eco palpable, en el vacío.

Con el baúl cargado de ejemplares de su «Memorias del Infierno», Duhalde sale de gira a promocionar esa biografía parcial de la crisis de 2002. Liberado, en cada show se anima a maldecir un poco más. Ya abandonó el simulacro de no hablar de «política local». Algo es algo.

El lomeño trata, aún infructuosamente, que un fraserío de alguno de los Fernández -que saben tanto de él como él de ellos- lo coloque, otra vez, arriba del ring. Ni Alberto ni Aníbal le darán, bajo estricta resolución de Kirchner, ese gusto.

No aparece, ni siquiera, en el «eje del mal» que los voceros oficiales mencionan cuando quieren esquilmar a algún adversario. A Macri lo vincularon con Carlos Menem pero no apareció ninguna foto ni referencia a los contactos entre ambos.

  • Póker solitario

    Frente a ese panorama, mientras sueña con la revancha, Duhalde juega por estas horas un póker solitario sin cartas tapadas:

  • El bonaerense se mueve sobre un guión estudiado: Kirchner, Néstor -dice, no es vulnerable este octubre. Pero Cristina Fernández, agrega, podría ser arrastrada a un ballottage. ¿No es el consejo de un «amigo» que se preocupa por el destino de la familia Kirchner?

    No. Es más obvio: abona a la teoría -que atemoriza a los pingüinos puros- de que si el patagónico repitiera en 2007 no habría 2011 para los patagónicos porque si la candidatura de Cristina flaquea en estas épocas de bonanza se estrellaría luego de otro mandato de Kirchner. Por momentos, Duhalde parece un mudo haciendo señas equívocas. Un ejemplo: respaldó a Telerman sobre el borde de la primera vuelta cuando parecía un hecho que el jefe de Gobierno quedaba fuera del ballottage. ¿Puso el guiño hacia Telerman para doblar hacia el lado de Mauricio Macri?  

  • Duhalde repite el argumento de que el turno de la revancha es el 2011 lo cual genera dudas e interrogantes entre los que lo escuchan porque sospechan que el ex presidente lo usa como fundamento para no jugar en octubre próximo. Otros, insidiosos, especulan que es una forma de ocultar que su poder de fuego está deteriorado al extremo. El ex gobernador se consuela con un razonamiento táctico: habla de las «células dormidas», conformadas por leales o, al menos, enemigos velados de Kirchner, que ahora están preocupadas por garantizarse otro mandato, pero llegado el momento saldrán a la luz. La provincia de Buenos Aires y particularmente el conurbano es, alienta, el núcleode ese manantial contenido.

  • De manera sistemática, Duhalde se reúne a charlar y a cenar con amigos y dirigentes.
    Tuerce la boca en una mueca de superación cuando le sondean: «Scioli es nuestro, ¿no?». No responde, sólo se limita a repetir el rap de la debilidad congénita que cualquier gobernador deberá enfrentar por la fragilidad financiera de la provincia. Y habla, claro está, maravillas de « Daniel» a pesar de que (¿de verdad o para protegerlo?)asegura que no habla con el vicepresidente desde hace tiempo.

  • La procesión de dirigentes al San Juan Tennis Club no es la de antes, a pesar de lo cual Duhalde sigue pronunciándose como dueño de una porción del peronismo de Buenos Aires. Casi una prueba de fuego, los disidentes que planean una cumbre en San Luis a principios de julio, lo intimaron a que mande a los congresales que le responden: el bonaerense dijo que sí. Quizá le hagan otra propuesta: enfocados en tener candidatos del PJ anti-K en todas las provincias, le van a pedir a Duhalde que inscriba a Chiche como candidata a la gobernación en Buenos Aires. Cada vez que le propusieron alguna alquimia electoral, Duhalde siempre respondió del mismo modo: él no será candidato.
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