18 de junio 2007 - 00:00

El día después de Macri: revisar cuentas de Telerman

Mauricio Macri, ayer, en campaña en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, junto a padresque tienen internados allí a sus hijos.
Mauricio Macri, ayer, en campaña en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, junto a padres que tienen internados allí a sus hijos.
En el macrismo no sólo imaginan por estas horas que su candidato se sentará en el sillón de Jorge Telerman en diciembre, sino también ya planifican cómo serán los meses de transición de ese mandato.

Esos ejercicios parten del convencimiento de la tropa de Mauricio Macri acerca del resultado del ballottage, que, claro, le daría ganador al candidato.

El propio Macri, ante esos planes sobre el traspaso del mando, que como particularidad tendrá una espera de seis meses, ya les ha dejado claro algo: «No habrá cogobierno». Es decir, por un lado, Macri no piensa que exista la posibilidad de acceder al cargo antes de tiempo y tampoco quiere. Además, el empresario se negará a compartir el último tramo de gestión de Telerman colocando funcionarios propios en áreas claves de su gobierno.

El jefe porteño, en su momento, adelantó las elecciones de la Capital Federal obligando de ese modo a que Macri definiera su candidatura cuando amagaba con presentarse solo en las presidenciales de octubre. También anticipó así la definición del kirchnerismo con el cual intentaba cerrar un acuerdo que lo llevara a él como candidato del oficialismo. En esa jugada, Telerman previó que la entrega del mando debería esperar casi medio año largo para gobernar si perdía, como le sucedió. En cambio, creía que, de ganar, el almanaque no tendría importancia.

Por eso preocupa ahora esa larga transición y hasta se ha aventurado que Telerman podría dejar el gobierno anticipadamente en una fecha clave: antes de octubre, de las elecciones presidenciales.

Precisamente, Macri no quiere estrenar su cargo antes de esa votación (se lo ha dicho a los suyos), pero, además, no hay ley en la Ciudad que les permita -al ganador y a Telerman- un pase de cargo en fecha anterior al 10 de diciembre. El trámite es más complicado: en ese caso, Telerman debería renunciar y asumiría la jefatura de la Capital Federal el titular de la Legislatura porteña, Santiago de Estrada.

Por eso, incluso más allá del rechazo de Macri por acceder antes de tiempo al Gobierno porteño, si gana la votación del próximo domingo, piensa en otro tipo de transición.

Ya lo han conversado a través de voceros informales, y la primera reunión «formal», quizás el mismo 25 de junio, la tendrían el ministro de Hacienda de Telerman, Sergio Beros, y el eventual funcionario para el área que nombrará Macri, Néstor Grindetti, actual director del Banco Ciudad de Buenos Aires.

Es que la principal preocupación de Macri sobre la gestión de Telerman son las cuentas de la Ciudad. Sabe, porque Grindetti hasta lo ha dicho públicamente, que el Presupuesto no le ha rendido al jefe de Gobierno y parte del supuesto de un déficit cercano a los $ 1.000 millones para el cierre del ejercicio 2007.

El Gobierno porteño ya ha ingresado en la fase de restricción de gastos en varias áreas, desde Comunicación Social hasta Obras Públicas (quedarán obras sin iniciarse, por lo menos), pero el macrismo -si se consagra para gobernar- le pedirá más aún: que acepte una comisión conjunta con funcionarios de ambas partes para monitorear la contabilidad porteña.

Desde el gobierno Telerman ya son varios los funcionarios que han mandado señales en acuerdo con esa instancia y le aseguran que el jefe de la Capital Federal está dispuesto a abrir las cuentas a su sucesor. Es hasta ahora lo primero que se planifica para la semana que viene, una vez que pase el cuarto oscuro, donde Macri considera que logra ya imponerse.

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