Es ley el impuesto a los bienes de lujo
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El proyecto había sido sancionado por Diputados a fines de noviembre, por lo que al ser aprobado sin modificaciones, fue convertido en ley.
El proyecto contempla gravar entre un 30 y un 50 por ciento, de acuerdo al valor que tengan, determinados bienes de alto valor.
La iniciativa establece alícuotas diferenciales para estos bienes suntuarios, determinando que un vehículo que tenga un valor de entre 170.000 y 210.000 pesos, sin impuestos, pagará una tasa de un 30 por ciento y si es mayor a esos montos, abonará la tasa del 50 por ciento.
El proyecto abarca a todos los productos considerados suntuarios en base a su valor y no por su origen, gravando tanto a los importados como a los nacionales.
Si bien los bienes suntuarios, vehículos y motores embarcaciones de recreo o deportes y aeronaves ya pagan una tasa de impuestos internos del 10 por ciento, el proyecto aumenta la alícuota cuando el valor de los productos supere los 170.000 pesos o los 210.000 pesos como sucede para el caso de los autos de alta gama.
La iniciativa que modifica la ley 24.674 de impuestos internos también gravará con una alícuota del 50 por ciento a las aeronaves para recreo o deporte y, en ese sentido, se dispuso que pagarán esa tasa cuando supere, sin impuestos, los 170.000 pesos.
Además, fija que en el caso de las motos se aplicará una alícuota del 50 por ciento cuando se pague entre 22.000 y 40.000 pesos.
A lo largo del proyecto se establece que las embarcaciones destinadas a deporte o recreo tendrán una alícuota del 30 por ciento cuando se transfiera o se venda en operaciones que impliquen montos de entre 100.000 y 170.000 pesos, y del 50 por ciento cuando sea superior a este precio, sin impuestos.
Ahora, la reglamentación será clave frente a los cuestionamientos de las automotrices. Las empresas, que se oponen a la ley desde que el Gobierno la anunció y pidieron modificaciones que sólo fueron aceptadas para establecer una sola escala de segmentación en la aplicación de la alícuota, esperan que se cumpla la promesa de atenuar el impacto que producirá el cálculo de las alícuotas sobre los autos nacionales o extranjeros mediante la reglamentación y las resoluciones que debe emitir la AFIP y en especial la Aduana, donde si no existe una aclaración, la aplicación sobre los importados puede terminar haciéndose sobre menores valores.
Todo el combo, en un peligroso efecto que ya reconoce hasta el propio oficialismo, puede terminar impulsando la importación de vehículos medianos y chicos con un impacto aún mayor sobre la salida de dólares por importaciones que fue el problema central que el Gobierno quiso atacar con la suba de este tributo.
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