Evo Morales logró, por un rato, lo que no puede conseguir Néstor Kirchner: que la progresía vernácula se una y marche junta en su defensa. La crisis boliviana lo hizo: ayer, sectores de la centroizquierda anti-K y pro K se unieron para respaldar al gobierno de La Paz.
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Sin embargo, esa unidad no incluyó a sectores de la izquierda más extrema, que eligió hacer una movilización por su propia cuenta. De ese modo, hubo dos movilizaciones en Buenos Aires en defensa de las administración de Evo Morales, mientras los presidentes de la región estaban reunidos en Chile.
Las dos marchas, casi simultáneas, fueron a la Embajada de Bolivia.
Integrantes de partidos políticos, organizaciones sociales, sindicales, piqueteras y de derechos humanos, entre ellas varias kirchneristas, fueron los primeros en movilizarse hasta la sede diplomática con banderas argentinas, bolivianas y coreando consignas en solidaridad con Morales y contra Estados Unidos.
Junto a los manifestantes argentinos también se movilizó una columna de bolivianos que, con estandartes multicolores de las agrupaciones indigenistas, también ya había marchado hacia la Embajada de Estados Unidos la semana pasada.
«Por la democracia y la paz en el continente, manifestamos nuestro apoyo y solidaridad al pueblo boliviano y repudiamos a quienes quieren avasallarlo buscando la desestabilización», sostuvo el titular de la CTA, Hugo Yasky, al leer una proclama conjunta suscripta por unas 60 organizaciones y 400 dirigentes. En su desconcentración, los gremios de la CTA, agrupaciones K como Libres del Sur y Barrios de Pie, partidos de centroizquierda y Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se cruzaron con las columnas de organizaciones de izquierda -entre ellos el PO, PTS, MST, MAS y el PCR-que arrancaron su recorrido con el mismo destino desde el Congreso de la Nación un par de horas más tarde.
«No a la autonomía de los terratenientes» y «Fuera de Bolivia racistas y mercenarios», fueron algunas de las consignas impresas en las pancartas que elevaron los manifestantes en su marcha por el centro porteño.
Las manifestaciones ocuparon varias cuadras de la céntrica avenida Corrientes y Avenida de Mayo, lo que causó graves trastornos de tránsito en el microcentro porteño.
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