En la Casa Rosada se tiende a restar importancia a la Marcha Universitaria Federal que tendrá lugar este martes, aunque reconocen que perfila ser masiva.
Gobierno monitorea la marcha universitaria: resta importancia, pero admite que será masiva
Para el Gobierno la prioridad en materia del gasto es atacar la pobreza, aunque insisten que las universidades tuvieron un incremento de las partidas del 140%. Uno de los temas que encarecen los costos universitarios es el tiempo de demora en graduarse: el 24% de los graduados tardan 12 años en obtener su título y solo el 11% egresan a tiempo.
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Los informes que manejan en fuentes oficiales adelantan que distintos sectores aprovecharán la protesta de los estudiantes para manifestar su propio enojo. De todas formas, en el entorno del presidente Javier Milei relativizan el tema. Las encuestas que maneja el Gobierno arrojan que el descontento no es generalizado y aseguran que está aumentando la confianza en la gestión.
Ante la manifestación prevista para este martes, el Gobierno anunció mejoras en el presupuesto para funcionamiento de las universidades – 70% en marzo – y con una partida extraordinaria en mayo de 14.403 millones de pesos para los hospitales universitarios, totalizando un 140% de aumento sobre la asignación base de casi 6 mil millones de pesos ($5.926.971.777), según informó el Ministerio de Capital Humano.
La respuesta de las universidades fue que estos aportes son insuficientes y advierten que sigue existiendo la posibilidad cierta del cierre de establecimientos por las restricciones presupuestarias.
Frente a estas demandas, el pensamiento oficial se resume en que “en la medida que haya pibes sin comer, no se puede priorizar la UBA (Universidad de Buenos Aires). No puede ser que los chicos del Chaco financien con el IVA la universidad de los que pueden pagarla, es inmoral”, afirman.
El Gobierno también reitera que las casas de estudio tienen que ser auditadas. Aseguran que “en la medida que reciben fondos del Estado, deben rendir cuentas”.
Respecto a los mecanismos de arancelamiento, afirman que la propia UBA está estudiando el tema. Se habla de un fondo “voluntario” constituido por los egresados que estén en una muy buena situación económica. De todas maneras, en el Poder Ejecutivo explican que no es un plan que impulse el Gobierno y que, si se implementa, seguramente será para mucho más adelante.
En el Gobierno señalan que un factor que eleva sensiblemente los costos de la educación es la elevada cantidad de años que utilizan los alumnos antes de recibirse. Se calcula que el 24% de los graduados tardan 12 años en obtener su título, el 16% en 6 años; el 15% en 7 años y el 12% en 8 años sólo el 11% egresan a tiempo, de acuerdo a datos oficiales.
Extranjeros
Lo que sí está avanzando - aunque con dificultades por la forma de implementación- es ver la factibilidad de que los estudiantes extranjeros comiencen a pagar por sus estudios en universidades públicas. En el Gobierno se contempla arancelar los servicios de enseñanza, en momentos en que, señalan, las restricciones presupuestarias llevan a la necesidad de un control más estricto de los gastos educativos.
Son unos 109.000 los extranjeros que asisten a entidades tanto públicas como privadas, de acuerdo con los últimos datos oficiales.
Entre pregrado, grado y posgrado, la población estudiantil en la Argentina alcanza a 2.733.000, de los cuales 4% corresponde a estudiantes provenientes del extranjero, según un estudio oficial al que accedió Ámbito (datos al año 2022).
La mayor proporción proviene de Brasil, casi 19%, seguidos por los de origen peruano, con 17%.
Las ciencias de la salud – medicina, odontología - son las ramas de estudio que más extranjeros atraen -50% del total- por tratarse de carreras costosas. De esta forma, señalan fuentes oficiales, pueden acceder a una formación de excelencia a valores muy inferiores a los que deberían pagar en sus países de origen. Le siguen las ciencias aplicadas -19,5%- y las sociales -17,3%-.
Así, se da la particularidad que 13,8% del total de los estudiantes de medicina (en los establecimientos de gestión pública y privada) son brasileños.
A modo de referencia, el costo promedio para un estudiante de medicina en los Estados Unidos se ubica en 59.000 dólares anuales, con valores que han venido subiendo de manera pronunciada en los últimos años (en 2015, el costo anual era de unos 50.000 dólares). Hoy toda la carrera demanda 236.000 dólares, según Education Data Initiative.
En el caso de la Argentina, cálculos oficiales revelan que cada alumno que estudia medicina en el país en establecimientos públicos tiene un costo del orden de los 700 dólares mensuales. Estudiar la carrera en países como Brasil o Colombia demanda una erogación que duplica o triplica esta cifra, de acuerdo con estimaciones oficiales. A esto agregan que los requisitos de ingreso son más restrictivos.
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