La presentación del Presupuesto 2026 por cadena nacional coincidió en lo político con un cambio de estrategia en la campaña de cara a octubre, tras el tropezón del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. En un tono templado, lejos de los agravios, Javier Milei evitó la palabra “motosierra”, reconoció que las políticas del Gobierno no llegaron al bolsillo y volvió a apelar a la Tierra Prometida: un esfuerzo “que valga la pena” para conseguir el anhelado crecimiento y desarrollo del país.
Javier Milei aprovechó el Presupuesto para recalibrar la campaña: la Tierra Prometida y un ruego por más esfuerzos
Con tono calmo y menos agravios, reconoció que los cambios no llegaron a las condiciones materiales. El Presidente mostró un viraje retórico tras la derrota por paliza en la provincia de Buenos Aires.
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Adorni, Espert, Milei y Caputo antes de la grabación de la cadena nacional.
En términos institucionales, la presentación del Presupuesto es clave para la normalización, ya que en sus primeros dos años de gestión Milei gobernó a discreción. Es decir, reasignando partidas de la última pauta de gastos aprobada por el Congreso, durante la gestión de Alberto Fernández. Si bien es cierto que La Libertad Avanza (LLA) tiene ambos recintos en contra, también lo es que la administración libertaria no hizo demasiados esfuerzos por alcanzar consensos. Prefirió la prórroga para manejar fondos a sola firma. Incluso, la comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados que preside José Luis Espert permaneció con las persianas bajas prácticamente durante toda la era Milei para frenar cualquier proyecto.
Ahora, el contexto actual no permite forzar esa situación. El riesgo país por encima de los 1.100 puntos no admite más deslices institucionales. La baja de ese indicador de credibilidad del mercado fue uno de los ejes del discurso de Milei. "Ningún país del mundo puede funcionar correctamente sin un presupuesto equilibrado, por eso los políticos en todo el mundo encuentran acuerdos para sancionar la ley de leyes", dijo esta versión conciliadora de Milei.
De todos modos, aprovechó el Presidente para empezar a mostrar el eslogan de campaña que horas antes había definido la mesa bonaerense de LLA. “Se deja atrás el ‘kirchnerismo nunca más’ y entra en reemplazo ‘el esfuerzo vale la pena’”. De hecho, se anticipó que el jueves habrá reunión con el Presidente “para cerrar la línea discursiva, que buscará conectar con la gente explicando por qué atravesamos esta realidad y hacia dónde vamos”, señalaron desde LLA.
Tras la derrota, Milei evitó la autocrítica. Sostuvo a los estrategas de la campaña bonaerense (Karina, los Menem y Sebastián Pareja) y los vetos a leyes sensibles. En la cadena nacional en cambio, tuvo gestos, al menos desde lo retórico. Un tono más calmo, sin insultos y un llamado al diálogo, que en momentos de crisis política tienen, claro, un precio más bajo.
Desde lo retórico, apuntó a mencionar de pasada a los jubilados, a la salud y la educación, puntos críticos de su primer tramo de gestión. Pero, sobre todo, apareció el nuevo leit motiv, bíblico. “Hagamos que el esfuerzo valga la pena”, mencionó Milei en varios pasajes. Una frase que será bandera en La Matanza, quizás. Podría traducirse: si la vida material es de penurias será para ganarse el cielo. Un paraíso a costa de sacrificios actuales. La zanahoria se corre unos kilómetros y falta traspirar un trecho para alcanzarla.
¿Convencerá el Presidente a los argentinos de que ahora sí la luz al final del túnel está más cerca? Por lo pronto, hubo un reconocimiento: “Más allá del éxito que haya tenido nuestra gestión en corregir el descalabro de décadas, entendemos que muchos aún no lo perciban en su realidad material”, dijo Milei. “Quisiera destacar que por cómo fue configurado el plan de gobierno los años más duros de afrontar fueron los primeros. Y por eso podemos afirmar, como hemos hecho en tantas otras veces y pese a las turbulencias coyunturales, que lo peor ya pasó”, añadió.
Las penas materiales fueron reconocidas. Ahora resta esperar el cielo.
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