Kirchner entregó de nuevo la ESMA para un "museo"
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Juego de manos
en el palco.
Néstor Kirchner
se la extiende a
Hebe de Bonafini
en el acto de
entrega de la
ESMA a organizaciones
defensoras de la
memoria.
Recatada,
Cristina de
Kirchner cierra
los ojos, como
atrás Julio De
Vido, desplazado
a otra fila con
Jorge Taiana.
Pensativo, se
maravilla Daniel
Scioli.
La esposa del Presidente había previamente subido al escenario emplazado en el lugar, tomada de las manos de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, secundada por su marido. Consiguió de esta manera hacer lo que no logró su marido antes: mostrarse junto a quienes están enemistadas hace tiempo.
Atrás venía gran parte del gabinete y distintos intendentes del conurbano bonaerense. El ente público del museo será administrado en forma conjunta por el Estado nacional, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y organismos de derechos humanos. Cada vez más cerca del retiro del cargo presidencial, Kirchner se dirigió a las 4.000 personas -según la Policía-, quienes llevaron numerosas pancartas y banderas, y dijo: «Cuando los escucho cantar me acuerdo de cuando, con la misma fuerza, las mismas ganas, cantábamos con los compañeros y compañeras hace tres décadas, por un país mejor». Su esposa ya había esbozado esa frase, pasada por lágrimas, minutos después de haber sido elegida presidente el 28 de octubre pasado. Sobre los detenidosdesaparecidos en la ESMA, Kirchner dijo que son «héroes anónimos» y agregó que «el espíritu de ellos estará pensando: volvimos, estamos, todavía podemos ganar».
«Cristina es la que tiene que tomar la bandera para profundizar la recuperación de nuestros derechos, de nuestra moral», referenció el mandatario así a la presidente electa, a lo cual ella le contestó casi lagrimeando que no debía tomar ninguna bandera ya que ella «las había tenido siempre en sus manos».
Hubo tiempo para un acto fallido de la mandataria electa. Durante su discurso resaltó que en su anterior visita a la ESMA «del 24 de marzo de 2003 jamás se me podrán olvidar esos momentos tan emotivos que compartí con mi hijo». La anterior visita había sido justamente en esa fecha, pero del siguiente año.
Infaltables fueron los pedidos para que se separase al sector de las FF.AA. que no haya tenido participación durante el Proceso.
«Pedimos a la Justicia que separe la paja del trigo y no involucre a los espacios de las FF.AA. que no hayan tenido involucración directa», queriendo en cierta forma apaciguar la confrontación permanente que mostró Kirchner durante su gestión.
Trescientos micros estacionados en las intersecciones de avenida Del Libertador y avenida Comodoro Rivadavia fueron los que transportaron a los piqueteros, universitarios y organizaciones sociales aliados al gobierno nacional.
En su clásica postura, miembros de la Juventud Peronista, H.I.J.O.S., Frente Transversal, Libres del Sur, Jóvenes de Pie y Federación Tierra y Vivienda se hicieron oír mediante sus clásicos bombos y platillos con cánticos tales como «Acá están, estos son, los soldados de Perón» o «Pan y vino, pan y vino, el que no grita Perón para que carajo vino».
Retomando la línea de la formalización del traspaso del predio, la nueva etapa se iniciará con la apertura al público del Espacio para la Memoria y la creación del ente público que continuará definiendo las características y usos que tendrá la totalidad del Museo.
Estuvieron presentes en el acto Daniel Scioli; los ministros Nilda Garré ( Defensa), Jorge Taiana ( Cancillería), Aníbal Fernández ( Interior), Ginés González García (Salud), Daniel Filmus (Educación), Carlos Tomada (Trabajo) y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
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