La sombra de fraude anima la elección
-
Elecciones porteñas: una contienda nacionalizada donde se pone en juego quién pierde más
-
El PRO pidió a la Justicia bloquear fake news sobre Lospennato e intimó a LLA para que deje de difundirla
Los procedimientos para modificar el resultado de una elección son múltiples, pero por lo general tienen éxito cuando comienzan dentro de la escuela donde se llevaron a cabo los comicios. De todas formas toda maniobra tiene posibilidad de éxito si el presidente de mesa designado por la Justicia Electoral no concurre a la mesa que debe controlar.
Nada más importante a la hora de organizar unos comicios que la elección de los fiscales de los partidos. Muchos eligen para esta tarea a jóvenes militantes o a mujeres de edad avanzada, que actúan tanto para las internas partidarias como para las elecciones nacionales. Las más efectivas para la tarea de seducción del fiscal contrario no son curiosamente las mujeres jóvenes, sino las experimentadas y cariñosas ancianas. Ellas concurren a las escuelas de votación bien equipadas con bebidas, galletitas y sándwiches, que siempre comparten con sus compañeroscontrincantes de mesa y sirven para suplir la ausencia de catering que debe proveer la organización de cada lista, pero a veces falla.
Conseguir un buen ambiente de confianza en la mesa entre los fiscales es la mejor herramienta para llenar la urna de votos propios. Hacia las 12 del día de los comicios un fiscal bien entrenado ya debe haberse ganado la confianza del resto de los integrantes de la mesa que, a esa altura, ya piensan como imposible que ese tipo macanudo o esa cándida abuela sean capaces de alterar la voluntad popular. Es el momento en que se levantan para ir al baño o a comprar cigarrillos y cometen errores cruciales.
El más grave error para un partido político es no atender bien a sus fiscales, si es que tiene un número suficiente de militantes como para cubrir cada mesa, un escenario en que ni Macri ni Filmus tendrán problemas este domingo. Pero si no hay comida o bebidas calientes, si hace frío, los fiscales comienzan a levantarse de sus mesas dejando blancos importantes en la seguridad electoral.
Un cacique radical lo describió con claridad: «Si no cuidan la urna, me están obligando al fraude». Para la UCR ése terminó siendo casi un lema, que destruyó la confianza partidaria.
Dejá tu comentario