Tras sufrir una dura derrota en las urnas en las elecciones primarias de 2019, el entonces Presidente Mauricio Macri decidió encarar una tarea casi imposible: recorrer 30 ciudades en 30 días junto a su equipo de campaña para intentar revertir el resultado, algo que, por cuestiones presupuestarias y logísticas, resultaba imposible para cualquier candidato salvo para él, que decidió poner el aparato del Estado a su disposición para cumplir con semejante objetivo. ¿El costo? Al menos 20 millones de pesos en concepto de traslados aéreos para él y su equipo de campaña.
Gira Sí Se Puede: el Estado gastó al menos $20 millones en los traslados y viáticos de Macri y su equipo de campaña
Ciudades de todo el país contaron con la visita de Macri en modo candidato, que abusaba de sus funciones presidenciales para hacer lo que ningún otro candidato podía, por falta de recursos o de logística: recorrer 30 ciudades en menos de un mes, gracias a la flota aérea del Estado que puso no solo a su disposición, sino también a disposición de su propio equipo de campaña, que viajaba a las ciudades días antes para los preparativos. Los documentos.
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Según consta en un pedido de informes oficial al que tuvo acceso Ámbito, entre septiembre, mes del comienzo de la gira del sí se puede, y octubre, las elecciones presidenciales, la Dirección General de Logística registró $8.150.423,37 en concepto de viáticos rendidos por Macri y su equipo de campaña y unos $12.054.740,60 en pasajes aéreos/terrestres.
Sobre un total de 44 viajes reportados en el informe, en al menos 30 oportunidades el entonces Presidente viajó en rol de candidato y no para cumplir tareas específicas vinculadas a la función pública. Incluso en buena parte de los viajes siquiera se preocupó por recorrer alguna obra o realizar actividad alguna que justificara la parada en la ciudad donde haría el acto de campaña.
Pero eso no es todo, su equipo de campaña utilizaba la flota aérea oficial para visitar las ciudades a las que asistiría el Presidente una semana más tarde en el marco de la gira electoral. Es decir, el Estado pagó no solo los traslados de un mandatario que en realidad cumplía funciones de candidato, sino que también los de su equipo partidario, que viajaba días antes a preparar la “fiesta”.
Por ejemplo, el 30 de septiembre, Macri encabezó el segundo acto de la gira Sí Se Puede en Junín, Buenos Aires, a donde llegó en el helicóptero oficial junto a su equipo de campaña, sin haber realizado acto oficial alguno previamente. Según consta en los registros, exactamente una semana antes, el 23 de septiembre, el helicóptero estatal partió de Aeroparque con destino a Junín y Arrecifes, trasladando a “Funcionarios Integrantes del Ejecutivo Nacional”, es decir, a su equipo de campaña.
Lo mismo ocurre el 25 de septiembre, cuando el mismo helicóptero partió desde Aeroparque con destino a Concepción del Uruguay, Rafaela, Concordia y Sauce Viejo, entre otros, trasladando a “funcionarios del Ejecutivo”, sin dar mayores precisiones. Exactamente una semana después, Macri visitaría, también en flota aérea oficial, esas mismas ciudades en el marco de la gira de Juntos por el Cambio.
Las ciudades varían pero la modalidad se repitió a lo largo de toda la gira partidaria: Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, Mendoza, Neuquen, Misiones, Salta. Ciudades de todo el país contaron con la visita de Macri en modo candidato, que abusaba de sus funciones presidenciales para hacer lo que ningún otro candidato podía, por falta de recursos o de logística: recorrer 30 ciudades en menos de un mes, gracias a la flota aérea del Estado que puso no solo a su disposición, sino también a disposición de su propio equipo de campaña, que viajaba a las ciudades días antes para los preparativos.
Si la utilización de flotas oficiales para hacer campaña electoral, que ya de por sí configuraba una ventaja sobre el resto de los candidatos, es discutible, la utilización de flotas oficiales como aviones y helicópteros del Ejecutivo por parte del equipo de campaña partidario podría representar un claro caso de defraudación a la administración pública.
Según los reportes oficiales, la alianza Juntos por el Cambio gastó $180 millones en las elecciones presidenciales primarias de agosto, más del doble que el Frente de Todos, que informó gastos por $73 millones. Ya para las generales, el oficialismo gastó $212 millones, mientras que la entonces oposición invirtió $143 millones. Haciendo utilizado alevosamente el aparato del Estado a su favor para hacer campaña, y aún gastando casi 176 millones de pesos más que su adversario, Macri resultó derrotado por más de 8 puntos en las elecciones generales.
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