27 de octubre 2020 - 00:00

Tres momentos electorales que perfilaron a Néstor Kirchner

batallas. Néstor Kirchner hizo campaña con pocos seguidores en 2003. Luego cerraría un acuerdo con Eduardo Duhalde. En 2005 decidió enfrentar al bonaerense: venció Cristina. En 2009 se arrepintió de presidir el PJ. 

batallas. Néstor Kirchner hizo campaña con pocos seguidores en 2003. Luego cerraría un acuerdo con Eduardo Duhalde. En 2005 decidió enfrentar al bonaerense: venció Cristina. En 2009 se arrepintió de presidir el PJ. 

Pocos políticos viven la política como la sintió Néstor Kirchner. En una época en la que los eslogan definen trayectorias resulta preferible detenerse en el personaje. En la Argentina siempre se debate sobre qué perfil debe tener el Jefe de Estado. Por el sistema presidencialista de nuestra Constitución está claro la necesidad de la conducción del país. Con la vuelta de la democracia, Menem y Kirchner interpretaron la complejidad del sistema del poder vernáculo. “A la Argentina hay que conducirla todos los días...un Presidente debe levantarse temprano y empezar a llamar…ordenar”, comentó Kirchner en una charla. Alguien afirmó que a las 7 am iniciaba las conversaciones telefónicas, impartía instrucciones a sus funcionarios. Y también cruzada comunicación con empresarios. Estaba obsesionado con una burguesía nacional, con la cual discutir temas de agenda y el desarrollo. Marcelo Mindlin pasó de financiero a tener empresas de energía.

1| “Yo voy a ser Presidente aunque Ud. no lo crea”, una de las primeras frases que lanzó Néstor Kichner, precandidato antes de acordar con el duhaldismo. Está sentado en una silla en el despacho que ostentaba en la Casa de Santa Cruz, ubicada sobre la calle 25 de Mayo, en Buenos Aires. Un banquito servía de descanso para su tobillo inflamado. Había tropezado en una de sus caminatas proselitistas. Primeros meses de 2003, estaba solo, con pocos acompañamientos políticos. Sus actos eran escuálidos. Kunkel, Salvini, Dovena, algunos de ellos formaron la primera línea de armado electoral. Alberto Fernández estaba abocado a los acuerdos estratégicos. De Vido, en una oficina en Once preparaba los equipos técnicos.

Eduardo Duhalde había llegado al poder tras la crisis de 2001. Para las elecciones de 2003, Kirchner no era una opción para él. Hizo todos los intentos. El mal acto de De la Sota en Racing lo hizo pensar. Ya había abandonado Carlos Reutemann. Y allí comenzaron las charlas entre el bonaerense y el patagónico, asistido por Alberto Fernández.

En aquella charla en la Casa de Santa Cruz, Kirchner repitió en más de una oportunidad sus ideas en torno al desarrollo, crecimiento, no endeudamiento y trabajo. “El trabajo organiza”, dice. Y ensaya una respuesta con sus gestos característicos moviendo su cabeza al mencionar el fenómeno de los piqueteros. Estos movimientos surgieron hacia finales del gobierno de Carlos Menem, se potenciaron en los años siguientes. “Habrá trabajo para todos”, eso ayuda.

“Estamos saliendo en estos momento de la quinta de Olivos. Acordamos con Duhalde”, dijo Alberto Fernández.

Por el diseño del arquitecto jurídico del PJ, el doctor Jorge Landau, salieron los “neo-lemas”. Menem y Kirchner fueron los lemas más votados. Asesorado por un grupo de élite, el riojano desde su provincia hizo saber de un golpe letal a la legitimidad: no iba a competir frente a Kirchner. Así el santacruceño asumió el poder, con el 22 por ciento de los votos.

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2|Incómodo. Rodeado. La figura de Duhalde estaba presente. Con Néstor Kirchner en el poder comenzaron a surgir matices, digamos. El vicepresidente Daniel Scioli fue la alquimia del bonaerense para alimentar la fórmula. Y en el gobierno quedó al frente del ministerio de Economía Roberto Lavagna, el hombre que inventó un relato de haber salvado la Nación. El verdadero trabajo y más difícil correspondió a Jorge Remes Lenicov en 2002. Noches largas tuvo en el Banco Central y en el ministerio junto a Mario Blejer y Juan Carlos Maqueda.

“No me va a manejar nadie. Yo tomaré las decisiones”, declaró. Corría 2003, días previos a la asunción. Esto sería el preámbulo de la competencia en 2005.

Durante el largo viaje a China se supo que los planes de Néstor Kirchner para las elecciones próximas no eran otra cosa que enfrentar a Duhalde y así terminar con el mito de que lo habían inventado. El resultado es parte de la historia. Aún sigue utilizándose la frase del doctor de Florencio Varela, Carlos Kunkel: “La madre de toda las batallas es la provincia de Buenos Aires”.

Cristina Kirchner batió en el terreno electoral una dura campaña y venció a Hilda Chiche Duhalde. El Frente de la Victoria había llegado. Con el tiempo llegaría el “Mono” Díaz Bancalari y también los intendentes.

3|Parado. Con ambas manos sobre la cintura. Y por momentos acariciando su mentón, Néstor Kirchner, comienza a explicar la derrota legislativa en 2009. No había encontrado respuesta en su mundo político a la generación de un producto mediático como fue el caso Francisco de Narváez. El conflicto con el campo y la resolución 125 de 2008 había dejado una situación compleja. De todas maneras, en ese momento el expresidente no vaciló y salió a la arena electoral con un cargo legislativo por la provincia de Buenos Aires. Kirchner era eso, sobre todo un verdadero “animal político”.

Al día siguiente de la elección, en la cual había perdido, decide renunciar a la jefatura del Partido Justicialista. “Me equivoqué...esto me ató mucho”, me diría en la entrevista esa jornada. Ya estaba pensando la próxima jugada, el 2011. No pudo ser testigo del triunfo por más del 54 por ciento de Cristina Kirchner.

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