20 de diciembre 2004 - 00:00

Piqueteros amenazan con caos en Capital

Luis DElía
Luis D'Elía
En la Casa Rosada fantasean con que será una embestida implacable y, quizá, terminal: que esta tarde, la corporación piquetera-gremial que glorifica a Néstor Kirchner saldrá a ganarles la calle a las tribus de desocupados que orientan todas sus maldiciones hacia el Presidente.

El duelo, del que el gobierno busca oficialmente despegar, pero es estimulado desde despachos oficiales, se producirá hoy cuando «duros» y oficialistas monten actos paralelos al cumplirse tres años de las horas trágicas que prologaron el derrumbe de Fernando de la Rúa. En simultáneo pero con quince cuadras de distancia, las dos caravanas surcarán el centro porteño para recordar aquel estallido, pero con música distinta: en la Plaza de los Dos Congresos sonarán los vítores a Kirchner; en Plaza de Mayo sólo habrá escarnio contra el patagónico.

Sobre aquel recuerdo en común -muchos de los que hoy estarán en plazas distintas estuvieron juntos entonces- participarán dos postales antagónicas: una, elogiosa; la otra, crítica. El tumulto que logre exponer cada una será el parámetro para definir el resultado del desafío.

Frente al Congreso, a partir de las 19, estarán Luis D'Elía (FTV), Jorge Ceballos ( Barrios de Pie), los diputados Francisco «Barba» Gutiérrez (Polo Social) y Miguel Bonasso (PRD), Emilio Pérsico (MTD Evita), Edgardo Depetris (CTA-Frente Transversal) y Eduardo Luis Duhalde.

• Columna vertebral

Juntos -pero no mezclados- conforman la columna vertebral del transversalismo piqueterogremial que suma, además, a una colección de grupos menores desde el Frente Social de Mary Sánchez, hasta el PO posadista, una escisión del PC y los PJ disidentes de Octubres.

Como brazo callejero y electoral del kirchnerismo no-PJ, tienen acceso privilegiado a la Casa Rosada, donde con más frecuencia de lo que trasciende los recibe
Oscar Parrilli, inevitable invitado «top» de cada mitin que organiza este colectivo oficialista.

«Vamos a juntar entre 30 y 40 mil personas. Para demostrar que tenemos más poder de convocatoriaque los sectores que sólo critican»,
pronostican los organizadoresde la plaza pro K en cuyo escenario mayor hay un lugar reservado para Hebe de Bonafini.

La maniobraes funcional a una pretensión de
Kirchner: desmantelar todos los clanes piqueteros que lo enfrentan.

Durante largo tiempo, esa idea merodeó al Presidente que recién en agosto pasado, tras una curiosa acción del grupo Quebracho, «autorizó» la intervención policial que antes mezquinaba.

Además, la CGT unificada contribuyó a la confusión, y la suma de ambos factores -más la quita de planes que por goteo acciona el gobierno- hizo recular a los «duros» que en las últimas semanas abandonaron la escena, aunque con la marcha de hoy
pretenden volver al ring.

Consciente de su debilidad, en Plaza de Mayo se reconstruirá el antiguo eje crítico: desde el MIJD de
Raúl Castells -encabezado por Nina Peloso porque su esposo sigue en Chaco-hasta el Polo Obrero de Néstor Pitrola, y la CCC de Juan Carlos Alderete, aliado «part-time» del gobierno.

Todo lo que deambula entre esos extremos marchará a la Casa Rosada. Lo harán la CTD Aníbal Verón de
Nicolás Lista, CUBa de Oscar Kuperman, el MTL de Carlos Chile, el MTR Teresa Rodríguez de Roberto Martino y hasta la OLP de Cirilo Perdía, entre otros.

Además desfilarán todos y cada uno de los partidos de la izquierda vernácula.

«En la plaza estará presente 90% del movimiento piquetero»,
dicen, auspiciosos, los convocantes, entre los que se cuentan los familiares de los muertos en aquellos días fatídicos.

Como dato llamativo, habrá una
«columna obrera» integrada por sindicalistas opuestos a la CGT y a la CTA que, como parte de una táctica de despliegue, será una de las tres caravanas -entrará por Avenida de Mayo y las diagonales Sur y Norte-.

Esa sumatoria, según estima
Pitrola, derivará en que más de 50 mil personas participarán de lo que se definió como «un acto de lucha contra Kirchner» en quien se cuestionará desde los pagos al FMI hasta la decisión presidencial de enviar tropas argentinas a Haití.

Se tratará de un duelo a larga distancia porque, separados por un puñado de cuadras,
«duros» y oficialistas ni se verán las caras. En parte para evitar que se produzca un entrevero que, como balance final, los deje a ambos como perdedores.

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