Mediante el simple recurso de firmar una resolución, el canciller Carlos Ruckauf decidió suprimir administrativamente en el Palacio San Martín el nombre Malvinas.
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En un alarde reformista inútil, la Dirección General de Malvinas e Islas del Atlántico Sur quedó transformada en Dirección General del Atlántico Sur.
En momentos en que se discuten nuevas instancias en conflictos similares como ocurre entre Gran Bretaña y España por Gibraltar, Buenos Aires decide borrar el nombre de Malvinas. Como si se tratara de algo sin importancia, que puede ser desechado, y no de un símbolo caro a los sentimientos de todos los argentinos. Desmintiendo, además, el fervor patriótico y la emoción mostrada por el presidente Eduardo Duhalde en la última recordación del 2 de abril de 1982, al cumplirse 20 años de la recuperación de las islas.
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