Radicalismo pidió voto de censura contra Alberto Fernández
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Sanz, pesar de insistir luego con que «queremos tener al jefe de Gabinete», pasó a protagonizar un pedido que puede considerarse histórico en el Senado: por primera vez se solicitó una moción de censura contra el jefe de Gabinete, una prerrogativa constitucional del Congreso que nunca se había utilizado en el Senado.
Así, terminó su discurso en ese debate sobre el cuarto intermedio de espera al funcionario: «Dejo una reserva, si no nos pusiéramos de acuerdo en esto, nuestro bloque deja formalmente planteado, en suspenso, una moción de censura con fundamento en el artículo 101 de la Constitución Nacional», dijo. El pedido se basaba en el incumplimiento ya casi doloso de la obligación de informar al Congreso por parte del jefe de Gabinete.
La Constitución de 1994 fija tres atribuciones al Congreso en relación con la figura del jefe de Gabinete: tiene derecho a recibir un informe mensual cada Cámara, puede pedir una moción de censura contra el funcionario y, con mayoría absoluta, puede proceder a la remoción.
«No queremos remociones, es más: queremos que este jefe de Gabinete siga estando donde está, porque no nos gustan los cambios, y mucho menos desde nuestra óptica estamos en condiciones de formularlos, ni de sugerirlos, ni de desearlos», dijo Sanz. Nunca, hasta esa noche, el Senado había recibido un pedido de ese tipo. Ni siquiera en medio de la crisis del gobierno de Fernando de la Rúa, cuando la oposición peronista también había tomado al jefe de Gabinete de entonces, Chrystian Colombo, como interlocutor ante la inmobilidadpresidencial. El pedido de moción de censura del miércoles, entonces, no pareció dirigido a castigar a Alberto F., sino todo lo contrario. Los radicales, con el apoyo de la Coalición Cívica, más bien pretendieron mandar una señal a Cristina de Kirchner -que entiende mucho mejor que su esposo el lenguaje que se maneja entre las bancas- el malestar general que reina en el Congreso.
Pichetto también recibió el mensaje y lo comunicó inmediatamente a Alberto F.: cinco horas y media después entraba al recinto para lanzar un mensaje de apoyo irrestricto a las políticas sostenidas por los Kirchner que, como el pedido de moción de censura, estaba destinado más a la Casa Rosada que al Congreso.
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