El peronismo tiene una extraña fascinación por canibalizar al espécimen herido. No sólo la historia de ese partido así lo demuestra: ayer pudo verificarse en los primeros análisis que comenzaron a hacerse dentro de la dirigencia peronista sobre el poder de Néstor Kirchner de aquí en adelante.
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Sin dudas el efecto que más preocupa al PJ -vuelve ahora a llamarse así inclusive fuera del reducto que animan Ramón Puerta y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros- fue el perfil de los votantes del domingo pasado contrarios al gobierno.
El caso de Tierra del Fuego es más parecido a la elección porteña que lo presumido en una primera mirada. El elector allí es prácticamente 100% urbano, repartido en dos grandes ciudades con una clase dirigente económicamente poderosa y costumbres burguesas: «Es un país que tiene una distribución demográfica como la Argentina, ese dato no se puede obviar», se quejaban ayer en las cuevas del peronismo kirchnerista, que aceleró cierto tufillo de protesta interna que se viene detectando hace unos seis meses.
Por eso se considera mas grave para el gobierno el ejemplo que deja el resultado de la isla, que la esperable victoria de Mauricio Macri en la Capital. Temen el antecedente de una corriente antikirchnerista que surja en la ciudad como respuesta a problemas que hoy el gobierno no puede ya manejar, como la demora en mejorar la distribución de riqueza en la clase media, la suba de precios o la crisis de energía. No sólo los porteños se quejan de esos ítems, también los mendocinos, rosarinos y cordobeses. De todas formas, no puede inferirse ya que todo el país pensará en octubre igual que porteños y fueguinos.
El peine fino por los resultados de Tierra del Fuego tampoco arroja buenas noticias para la Casa Rosada. Menos cuando el propio kirchnerismo quedó resentido en el armado de fórmulas: no es un secreto que Rosana Bertone no quería ser candidata a vicegobernadora acompañando a Hugo Cóccaro, sino candidata a senadora por esa provincia. La decisión que terminó frustrándola finalmente no se tomó allí.
Ese repartirse por listas kirchneristas que tanto le gusta al Presidente aplicar en las provincias -como lo hizo en Río Negro y volverá a repetir quizás en Mendoza, por ejemplo- terminó jugando en contra del gobierno. Un gran amigo del Presidente, Daniel Gallo, jugó con el MOPOF, justo él que le brindó hasta apoyo aéreo a Kirchner en campaña, terminó así en una lista aparentemente kirchnerista que restó votos a la oficial.
«Hay más gente contentaque enojada, acá pasa algo.» El comentario pertenece a un kirchnerista santafesino y resume en parte las preocupaciones que se analizaban ayer en los pasillos del Congreso. Para el PJ del interior, la celebración en el búnker de Mauricio Macri era más cercana a sus costumbres -sobre todo después de los pulidos años del menemismo- que lo que por televisión podían ver en el Hotel Panamericano, centro de Daniel Filmus. « Parecía un cierre electoral del PC», se ironizaba ayer en el mismo ámbito.
Fuera de las bromas, Kirchner parece no haber mensurado correctamente el efecto que produce para los peronistas no tener hoy un partido en funcionamiento. El intento de canalizar todo el PJ detrás del Frente para la Victoria, dejando como satélites aislados al puertismo, el adolfismo, el romerismo o el menemismo, no parece haber logrado plenamente su objetivo. Por lo menos no era lo que reflejaban los festejos de ayer de peronistas disidentes, que contaron con alguna simpatía de incipientes rebeldes del propio Frente para la Victoria.
El canibalismo, entonces, apareció allí con toda su fuerza. En una reunión del PJ santafesino se dictaminó claramente: «Con tres o cuatro tipos que se presenten como candidatos en octubre hay segunda vuelta. El kirchnerismo puro no supera 20%». Viniendo de Santa Fe no es poco: allí el peronismo ya comienza a atajarse por uno de los principales escollos que el gobierno debe superar en octubre, Hermes Binner, hoy ubicado en primer lugar en las encuestas.
Por eso no llamó la atención una advertencia que ya le hicieron los peronistas santafesinos a Rafael Bielsa, precandidato a gobernador: «Si ganás las internas el domingo, no lo traigas a Néstor a hacer campaña. Como están las cosas, perdemos».
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