Como la información salió como secreto y primicia de la propia Casa Rosada -habitualmente entregada al monopolio "Clarín", inspirador ya de nuevos negocios con este Estado- muchos entienden que el tema está definido y que Daniel Scioli representará al kirchnerismo como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires. Por supuesto, no le avisaron al actual vicepresidente, pero él ya sabe de estos olvidos: tampoco se enteró, en su momento, que Néstor Kirchner lo había elegido para que lo acompañara en la fórmula que ganó hace tres años. Y no le disgusta la idea, a pesar de que atosigó a los argentinos con su dedicación a los porteños, a los que pretendía servir como alcalde el año próximo. Ahora cambia de destino, al parecer, simplemente porque es un razonable candidato en todo el país -mide bien en las encuestas- y, por lo tanto, esa capacidad de multiuso la utilizará el oficialismo para ubicarlo en una provincia donde no disponía de un serio aspirante, sólo espontáneos bonaerenses. El patrimonio electoral de Scioli, aún no probado, hasta había estimulado a cierta gente de la oposición que pensaba tentarlo como candidato a la Presidencia, ya que no contaban con ninguna figura hegemónica y, el salto del vicepresidente (una obvia traición, aunque en el kirchnerismo esa palabra carece del significado que se precia entre el resto de los comunes) parecía una jugada estratégica. Dicen que a Scioli nunca lo consultaron por este movimiento, lo cual es creíble: parece que nunca lo consultan. Nadie sabe tampoco, si llegara a triunfar el candidato en la provincia, cómo va a gobernar (se requieren, por lo menos, 2.000 cuadros propios), ya que hasta ahora Scioli apenas si había construido una mínima estructura para la Capital Federal. Pero, como se sabe, nadie se interesa por esas cuestiones y, Kirchner, mucho menos: copia a Carlos Menem, opta por los Palito Ortega, por los Carlos Reutemann, aunque en el púlpito sostiene lo contrario.
Si hasta hoy el kirchnerismo porteño navegaba en la incertidumbre sobre las chances electorales 2007 en el distrito, las versiones sobre el pase de Daniel Scioli como candidato al gobierno de Buenos Aires, aumentaron esa sensación. El viernes pasado, el vicepresidente continuaba en campaña en la Capital Federal, acompañado de la senadora Vilma Ibarra -eventual candidata a vicejefa de Gobierno en la Ciudad-; del jefe del bloque local del Frente para la Victoria, Diego Kravetz; y de la diputada Silvia La Ruffa, anfitriona del encuentro al inaugurarse un local partidario de su agrupación. Los sciolistas ya habían recibido señales de emisarios del ala santacruceña del Presidente.
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Un sondeo, tal vez sólo eso, sobre sus posibilidades de retener en las tierras bonaerenses la intención de voto que dejó huérfana Felipe Solá, cuando desistió en busca de la reelección. La movida, que no tiene certeza hasta ahora, parece una inspiración de Eduardo Duhalde. Después de todo, en su tiempo de presidente promovió que Scioli integrara la fórmula con Néstor Kirchner y lo quitó de la campaña porteña.
Hay otras coincidencias con aquellos movimientos, ahora hacia las urnas 2007. Está previsto que en las próximas horas, Presidente y vice se encuentren para hablar del tema.
Eso será entre la llegada de Kirchner a Buenos Aires, hoy, y la partida de Scioli a México, mañana. No habrá comunicación sobre las decisiones, sino el latiguillo con el que se viene manejando el gobierno: que hay muchos candidatos, que hay que ver quién mide mejor y que se aplaza el hablar de candidaturas hasta marzo. Eso corre tanto para provincia como para Capital. Pero el kirchnerismo local del ala Alberto Fernández no deja de buscar y encontrar explicaciones ante la posibilidad de que nuevamente -como sucedió en 2003- Scioli termine, a pedido de Kirchner, reemplazando su candidatura porteña por otra. Ven que el jefe de Gabinete estaría utilizando similares movimientos a los que dejaron, hace tres años, como principal rival de Mauricio Macri en la Capital Federal a Aníbal Ibarra. Pero no dejan de advertir que la mudanza de Scioli eleva las acciones de Jorge Telerman, quien comenzaría a contar con nuevos amigos dentro del kirchnerismo. La relación del jefe de Gobierno porteño con el «albertismo» parece hoy irrecuperable, por eso el titular del gabinete nacional abrirá otra alternativa:
El juego empezará a mostrarse a partir del 6 de diciembre, cuando está prevista la aprobación de la Ley Federal de Educación, en un escenario en el Congreso que se programa festivo, con la presencia del ministro Daniel Filmus en el recinto.
Ese es el candidato porteño hoy de Alberto Fernández, aunque no logra aún darle vuelo (y votos) como quisiera. Por eso la ceremonia de la votación educativa marcaría su lanzamiento a la carrera porteña. También es de recordar que fue candidato a vice de Ibarra hasta que emigró al cargo que hoy tiene.
Scioli es el candidato natural del oficialismo, que viene caminando la Capital Federal desde años, con una intención de adhesiones que no debe a nadie. No es un candidato «de» A. Fernández.
Filmus, en cambio, lo sería. Pero, la idea encierra otros desplazamientos de arriesgada acrobacia. Por ejemplo, Vilma Ibarra debería resignar su sueño de ser postulante a vicejefa en medio de una pulseada con su propio hermano.
El ministro de Educación, de ser bendecido como candidato oficial tiene chances de convidar -y que acepte a Norberto La Porta como su acompañante. De ese modo, Vilma, no integraría la dupla (por razones de apellido) en un doble golpe a Telerman.
Por ahora el socialismo, de la mano del ministro porteño Roy Cortina (enemistado con La Porta) busca acompañar la fórmula que encabece Telerman en el intento por su reelección. Quebraría esa idea, un La Porta que acepte con la complacencia de su partido, ir con Filmus.
El kirchnerismo y otros sectores no oficialistas que rodean a Aníbal Ibarra, entusiasmados por la intención de voto que conserva del destituido mandatario, también tendría más oportunidades de un acuerdo al que hoy se niegan con Scioli: que el ex jefe porteño encabece la lista de legisladores a la Ciudad de Buenos Aires, acompañando la postulación de Filmus. En ese caso, Vilma estaría privada de ir en la misma boleta, como vice, ya que consideran que «dos Ibarra no pueden estar en la misma lista».
«Es como cuando el gobierno le fue sacando rivales a Ibarra, en 2003, primero a Scioli, después se llevó como ministros a Gustavo Béliz y a Rafael Bielsa», aseguran en el entorno más aliado al jefe de Gabinete. Pero, sostienen que «no hay candidato fuerte en la provincia y la jugada sería buena, si no va Cristina». Advierten de igual modo, que hasta ahora «Alberto insiste con que hay que dejar que prueben todos los candidatos». La idea del pase de distrito del vicepresidente entusiasma a los aliados de Telerman y también al ala macrista que mantiene sintonía con el jefe de Gobierno porteño, pero que apuesta a que definitivamente «Macri jugará en la Capital». Para Scioli sólo restaría horas para conocer si efectivamente Kirchner lo mudará.
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