Sin incidentes, piqueteros ocuparon la Plaza de Mayo
El múltiple arco político de la izquierda marchó ayer entre el Congreso y la Plaza de Mayo, en repudio por los hechos ocurridos el miércoles en Avellaneda, cuando grupos piqueteros hostiles se enfrentaron con la Policía de la provincia de Buenos Aires. Fue una movilización con ausencias, como la del ARI de Elisa Carrió, que se desarrolló sin incidentes, mientras la Policía Federal montó un cerrojo con más de 2.000 hombres, que le permitió detectar y desarmar a algunos grupos más beligerantes. El presidente Eduardo Duhalde dispuso investigar lo ocurrido, y la Justicia Federal de Lomas de Zamora ordenó confiscar las 120 pistolas que portaban los efectivos policiales presentes en los disturbios, al pie de los accesos al puente Pueyrredón. Desde La Plata, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, dispuso el relevo y pase a disponibilidad del comisario Alfredo Franchiotti, y de los efectivos a su mando, por considerarlos responsables de lo ocurrido. «Me mintieron», afirmó Solá aludiendo al jefe policial, que fue visto el miércoles por televisión mientras era agredido y, más tarde, chorreando sangre de su ojo izquierdo.
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Cuando las columnas llegaron a la Plaza de Mayo, luego de recorrer unas 16 cuadras, varios negocios y bancos habían bajado las persianas.
Entonando cánticos y consignas contra el gobierno de Duhalde y haciendo flamear las banderas del Che Guevara la izquierda criolla ocupó el centro de la histó-rica plaza tras una breve puja con los hombres de la Corriente Clasista y Combativa y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Aunque breve, y poco observable, la escaramuza fue protagonizada por algunos militantes que matizaron la espera de sus respectivas columnas vaciando varios cartones de tetrabrick. El incidente puso un toque de tensión a la noche.
• Detenciones
Lo mismo ocurrió con las ensordecedoras bombas de estruendo -aportadas siempre por el peculio del sector de la CTA-, que alteraron el ánimo de algunas personas que se habían instalado en los alrededores de la plaza para observar la manifestación.
Otros, desde su columnas, «invitaban» a los casuales observadores a sumarse a la movilización y dejar « de ver todo por la tele». La movilización terminó sin incidentes.
Horas antes, la Policía logró detener a más de 30 manifestantes que pretendían llegar al Congreso a bordo de un colectivo en cuyo interior secuestraron combustibles, bombas molotov, palos y piedras.
Según indicó la policía las bombas caseras estaban construidas con lámparas a las que se les había extraído la parte posterior.
Otro breve incidente se produjo en la estación de subterráneo Congreso, cuando unos cuantos activistas de izquierda pretendieron sortear el bloqueo policial.
Sobre el mediodía el ministro del Interior, Jorge Matzkin, previno sobre la « posibilidad de que grupos minoritarios y violentos intenten repetir actos de vandalismo que pondrían en riesgo vidas y bienes materiales».
Mientras arriaba una roja bandera del PTS, un militante de izquierda dijo: «Hoy nos vamos tranquilos, escribí eso» y se juramentó volver « hasta que se vaya Duhalde»
Una vez finalizada la marcha piquetera. la Policía dispuso reforzar la seguridad en la zona de Constitución y en las terminales de ómnibus, donde se concentró la mayoría de los manifestantes para retornar a sus lugares de origen.
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