25 de julio 2007 - 00:00

Telerman resiste ya embestida que lo espera al electo Macri

Macri ya anticipó que algunas villas de emergencia de la Capital Federal serán erradicadas,como la 31, asentada sobre tierras del gobierno nacional.
Macri ya anticipó que algunas villas de emergencia de la Capital Federal serán erradicadas, como la 31, asentada sobre tierras del gobierno nacional.
Además de generar un atípico mercado inmobiliario, Mauricio Macri, al anticipar que quiere erradicar villas de emergencia de la Capital Federal, ya se ganó un movimiento opositor que comenzó a manifestarse contra su voluntad. Para más pesar de ese jefe de Gobierno electo, que debe esperar aún casi cinco meses para sentarse en la silla que ha ganado en junio, no sólo está prevista una manifestación de proporciones (amagan al menos), sino que un sector de la Iglesia ya se pronunció duramente sobre sus pretensiones.

Algo supuso Jorge Telerman cuando anticipó las elecciones porteñas a junio para que el ganador asumiera recién en diciembre. Fue que esa transición se le haría tal vez difícil si perdiera, lo que finalmente sucedió. Pero no lo pensó Macri, que, en todo caso, nada habría podido hacer para cambiar el calendario y comienza por estas horas a padecer situaciones de riesgo.

Se le ha armado en distintos frentes al gobernador porteño electo una oposición que, como no tiene lugar físico al que concurrir a reclamar con pancartas y barullo para hacerse sentir, se planta -en perjuicio de Telerman-en las puertas mismas de la sede de Gobierno de la Ciudad.

Cómo explicarle al público que observa que la protesta no es contra el actual mandatario (Telerman), sino contra el futuro (Macri) es un desvelo en el Palacio de Bolívar 1.

Por cierto, poner en evidencia a quién se dedica la demanda no resulta menos complicado para los protagonistas de ella.

Pero, si hay un sector con el cual no esperaba conflicto Macri era, seguramente, con la Iglesia. Un segmento de sacerdotes salió ya a reclamarle antes de dejarlo asumir. Y habrá más, para las próximas semanas, con fecha posible 8 de agosto, se planifica una movilización que, ante la no asunción aún de Macri, replicará a Telerman. Creen que ha suscripto quién sabe qué imaginario pacto secreto por el cual no habrá viviendas para los más necesitados.

  • Olvido

    Se apuró Macri, sin duda, a anticipar que quiere erradicar, entre otras, la Villa 31. Se olvidó de un detalle: esas tierras no son de la Ciudad de Buenos Aires, sino que forman parte de los inmuebles que administra el ONABE, organismo del Estado nacional. Por eso nada podría hacer Macri sin recurrir al gobierno kirchnerista al que le viene reclamando por el traspaso de la Policía Federal y con menos fervor por tierras, como esas, que pertenecían a los ferrocarriles.

    Ayer hubo una protesta animada por el grupo que se conoce como de Inter Villas, a los que se asocia con la ex administración de Aníbal Ibarra.

    Hoy irá el Bloque Piquetero, brazo del Partido Obrero, a hacer su propia protesta ante los funcionarios de Telerman. Reclaman viviendas, luz, servicios varios y hasta han conseguido teléfonos en la 31.

    Ya hubo una reunión que denominaron «plenario» de la que participaron varias de las organizaciones que arengan mejores condiciones para los habitantes de las villas.

    Dentro de esos grupos está el PO, una porción que adhiere a la CTA, un sector kirchnerista que fogonea las demandas desde el Foro Social para una Vivienda Digna (animado por el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks) y los antes telermanistas aliados a Patria Libre del ex funcionario piquetero, Humberto Tumini.

    El macrismo ha enviado delegados a cada una de las villas, en una cruzada quizá de poco conocimiento sobre la organización de esos barrios de emergencia que tienen comisiones, delegados y coordinadoras.

    Pero tal vez no comprenda por estas horas Macri cómo habiendo llevado en sus listas a una candidata ligada al cardenal Jorge Bergoglio -Victoria Morales, legisladora electa-y con Gabriela Michetti, ex militante católica, un grupo de sacerdotes le dedicara una dura esquela.

    Ligados a Bergoglio, pero con autonomía, esos sacerdotes jóvenes que llevan su prédica a los sectores más carenciados de la Ciudad de Buenos Aires propuso la «integración urbana» de esos lugares más que la «urbanización». Advirtieron sobre «insinuaciones» de desalojo y manifestaron su postura: «La palabra urbanizar es unilateral, se da desde el poder -no necesariamente con mala intención-y muestra una desvalorización de la cultura de la villa».

    «El planteo de urbanización debe ser respetuoso de una auténtica cultura como es la villera y no querer barnizarla, o lo que es más grave aún, borrarla de un plumazo», dijeron, y agregaron que es necesario «respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, y respetar su lugar que tiene su propia historia».

    Para mayor claridad, los sacerdotes advirtieron que «en coincidencia con el tiempo poseleccionario» se produjeron «insinuaciones de desalojos y algún operativo de prensa», así como se recibieron «cédulas de desalojo en los barrios de Barracas, La Boca, Villa 21 y otros».

  • Clientelismo

    Denunciaron entonces «que los tiempos de la política y los judiciales lamentablemente vuelven a trabajar juntos» y advirtieron sobre «el poder otorgado a punteros en una auténtica política clientelista» dentro de las villas.

    Entre los firmantes estuvieron los padres José María Di Paola, Carlos Olivero y Nibaldo Leal de la Villa 21-24; Rodolfo Ricciardelli, Enrique Evangelista y Adolfo Benassi, de la Villa 1-11-14; Sebastián Sury y Walter Medina, de la Villa 15; Guillermo Torre y Marcelo Mirabelli, de la Villa 31 de Retiro.

    Así, por falta de Macri ya acomodado en el despacho que ocupará cuatro años, Telerman resiste las movidas ante el Instituto de la Vivienda porteño. Pero resiste más: otros sectores también ya le fueron a reclamar por lo que creen hará el nuevo jefe de Gobierno, como dar de baja a los que considera «ñoquis», dentro de la administración y aún faltan cinco meses.
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