A una semana de la histórica elección del 19 de noviembre, Javier Milei recorre el camino para la toma del poder, que será en dos semanas. Un sendero en el que todavía restan apartar las matas para ver con mayor claridad los metros siguientes.
Un camino aún en construcción, donde escasean las certezas
Consumada la victoria, nada en el universo libertario parece ser inamovible. Y, se intuye, La Libertad Avanza está en plena construcción.
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El presidente electo, Javier Milei.
Es que, consumada la victoria, nada en el universo libertario parece ser inamovible. Y, se intuye, La Libertad Avanza está en plena construcción. De la arquitectura electoral no resultan, necesariamente, los cimientos de un plan de gobierno. Más en un espacio tan nuevo que requiere de cuadros políticos, técnicos y de alianzas en todos los niveles que le aseguren la gobernabilidad. Máxime cuando se augura un escenario lleno de espinas, con focos de conflictividad social difíciles de evitar.
Los idas y vuelta en el Hotel Libertador, y los anuncios de la flamante oficina de prensa del presidente electo, primer órgano oficial de la gestión libertaria, dejan en claro que las certezas no fueron tales. Emilio Ocampo era número fijo para el Banco Central, pero no llegó al 10 de diciembre. La vice electa, Victoria Villarruel, tenía la potestad sobre el área de Seguridad, y tampoco fue así. No se le asignó, como se preveía, YPF a hombres de Mauricio Macri. Nadie sabe aún quién ganará la puja por la presidencia de la Cámara de Diputados: si Milei se recostará sobre el peronismo federal con Florencio Randazzo o si lo hará sobre el PRO de Macri, con Cristian Ritondo. En un contexto en donde con los propios no alcanza ni en número ni en calidad: los legisladores LLA son poco avezados tanto en los reglamentos como en los tejes del Congreso. Y no harán más que levantar la mano.
Así, la incertidumbre se expande a áreas y temas. Por supuesto, la principal responde a quién ocupará el sillón principal del Ministerio de Economía. El candidato más firme es Luis Caputo, experto en finanzas, acercado más por su sobrino, armador de la campaña, que por Macri, de quien fue ministro. Pero, vistas las caídas de parte de los supuestos incondicionales de Milei, a quienes se suma el pulgar abajo a Carolina Píparo en ANSES, la salida de Carlos Rodríguez del espacio, y la nebulosa en la que navega Ramiro Marra, nada puede darse por seguro. Al menos hasta que llegue el comunicado oficial de la oficina del presidente electo. El rol de Macri es otro eje intrincado: ¿nombrará funcionarios clave o será relegado al lugar de socio eventual de campaña? ¿Será el cordobés Schiaretti el bastón de apoyo de Milei luego de colocar hombres suyos en ANSES y Transporte? Nadie puede corroborarlo. ¿Escalará la interna Bullrich-Villarruel? ¿Tendrá la vice electa una agenda propia y empieza a distanciarse del presidente electo antes de asumir? Preguntas que no tienen respuesta.
Por supuesto, no se trata de nombres al azar. Detrás de cada raviol del organigrama hay también planes y estrategias. Y eso, en rigor, es lo que está en veremos.
Por lo pronto, las medidas más extremas de Milei, como la libre portación de armas o la venta de órganos parecen estar lejos de concretarse. Asimismo, el fin de la coparticipación, para la que tampoco tiene los votos en el Congreso, será una carta de negociación con los gobernadores, que también piden por la continuidad de la obra pública. La baja de planes sociales, que parecía inevitable, ahora vuelve a ser un comodín para evitar protestas en la calle con demasiados frentes abiertos.
En los próximos días, con Milei en Estados Unidos, habrá tal vez menos trajín en el Hotel Libertador. Serán negociaciones a distancia.
“La dolarización y el cierre del Banco Central son decisiones inamovibles”, expresaron ayer desde el búnker libertario a este medio. Es que Caputo, en su reunión para tranquilizar banqueros por las Leliq, dejó esas directivas en suspenso. No obstante, son medidas que se reafirman entre las certezas de LLA.
Las otras: el ajuste del gasto que apunta a ser inédito y que por la magnitud difícilmente pague solo la clase política, la casta, como señaló el propio Milei. El alcance del golpe está por verse, pero será fuerte y profundo. Se preparan gremios y organizaciones sociales para una resistencia. Aunque todavía están a ciegas.
Más certezas: el rol preponderante de Guillermo Francos, futuro ministro del Interior, y de Nicolás Posse, futuro jefe de Gabinete, en las decisiones políticas y en el poder de veto a los futuros funcionarios del gobierno de Milei. También “El Jefe” Karina Milei es otro pilar firme, que maneja hilos de la función.
Quizás un fenómeno tan novedoso genere ansiedad por conocer los lineamientos y funcionarios que llevarán a la práctica los anuncios más disruptivos que el país tenga memoria. Pero, parece, todavía habrá que esperar.
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