Dentro de la ciudad de Buenos Aires existe un enclave residencial que conserva una fisonomía ajena al vértigo urbano. Se trata del Barrio Parque Guillermo Rawson, también conocido como Barrio Rawson o Triángulo de Agronomía, delimitado por las calles Tinogasta, Zamudio y la avenida San Martín. Es un microbarrio no oficial, integrado a Agronomía, que combina historia obrera, patrimonio urbano y un valor simbólico ligado a la figura de Julio Cortázar, quien residió allí junto a su familia durante parte de su juventud.
Viaje al mundo Cortázar: cuánto vale vivir en el microbarrio porteño donde creció el escritor
Llamado Barrio Rawson, conserva chalets casi centenarios y edificios bajos. Las propiedades parten desde u$s200.000 y llegan a u$s600.000. Cuánto sale alquilar.
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El edificio de tres pisos donde vivió Julio Cortázar, frente a la plazoleta Carlos de la Púa, con una rayuela pintada en la calle en homenaje a una de sus obras más emblemáticas
El trazado triangular, las calles curvas, la baja altura edilicia y la presencia constante de árboles definen un paisaje poco habitual en la ciudad. El barrio fue inaugurado en 1934 como parte de un plan estatal impulsado por la Comisión Nacional de Casas Baratas, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de familias trabajadoras. Con el paso de las décadas, ese perfil inicial dio lugar a un área residencial codiciada, protegida y con valores inmobiliarios sostenidos.
El barrio lleva el nombre de Guillermo Rawson, médico, higienista y político argentino que vivió entre 1821 y 1890 y fue una figura clave en la salud pública del país. El trazado Parque Guillermo Rawson se bautizó en su homenaje, en línea con el espíritu original del proyecto, que buscó mejorar las condiciones de vida de sectores trabajadores mediante vivienda planificada, espacios verdes y servicios básicos.
“Soy vecina del barrio Rawson y miembro de la Junta de Estudios Históricos de Agronomía, una de las 48 juntas que posee la Ciudad de Buenos Aires”, explicó Ana María Brandone, quien destacó que el barrio fue declarado Área de Protección Histórica en 1994.
“No se pueden modificar las fachadas y desde la Junta cuidamos que eso se respete. Nuestra función es enseñar a preservar el patrimonio histórico que posee la ciudad”, señaló.
Brandone también remarcó la dimensión cultural del lugar. “Este es el barrio desde donde salía Clara para ir a Chacarita, en un cuento del libro Ómnibus de Julio Cortázar. Es el barrio de los guardianes de la vereda, como él llamaba a los gatos que lo recorren. Es un barrio sin prisa, como reza un cartel en la esquina de Artigas y Cortázar”, describió.
Julio Cortázar fue un escritor argentino, una de las figuras centrales del boom latinoamericano. Nació en Bruselas en 1914 y murió en París en 1984. Autor de novelas, cuentos y ensayos, alcanzó proyección mundial con Rayuela.
Su obra renovó la narrativa en lengua española mediante estructuras innovadoras y juegos formales. Parte de su juventud transcurrió en el barrio Rawson, que dejó huella en varios de sus textos.
Además de Rayuela, escribió libros fundamentales como Bestiario, Final del juego, Las armas secretas, Todos los fuegos el fuego, Un tal Lucas y 62/Modelo para armar, entre otros títulos que consolidaron su influencia en la literatura contemporánea.
Cómo nació el Rawson
El proyecto original se dividió en dos sectores bien diferenciados. Por un lado, nueve edificios de departamentos de planta baja y tres pisos, distribuidos dentro de un parque central.
Por otro, 104 casas individuales, muchas de ellas con impronta inglesa, dispuestas sobre pasajes y calles internas. Esa estructura urbana se mantiene hasta hoy, con escasas alteraciones.
Desde el punto de vista residencial, Rawson se consolidó como un espacio elegido por familias que priorizan tranquilidad, entorno verde y sentido de pertenencia barrial.
“Vivir acá es algo preferencial y único. Se respira otro aire, se ve verde alrededor y hay rincones para la lectura, para fotos y para que jueguen los chicos. No lo cambio por ningún otro lugar”, afirmó Brandone desde su visión como vecina.
Recorrida inmobiliaria
En el plano inmobiliario, la oferta es limitada. Román Héctor Paikin, vicepresidente del Colegio Inmobiliario porteño y referente de San Román Propiedades en Agronomía, explicó que “la cantidad de inmuebles disponibles dentro del barrio no supera la docena en momentos de alta rotación”.
Según detalló, hoy solo existe un PH en alquiler, de dos dormitorios, con un valor cercano a $1.000.000 mensuales.
En venta, la situación es similar. “Hay un solo PH de dos ambientes publicado en u$s115.000 y algunas unidades de tres ambientes que se ubican entre u$s120.000 y u$s140.000, siempre según estado y ubicación”, precisó Paikin. El corredor remarcó que la mayoría de los interesados ya conoce el barrio o llega por recomendación directa de vecinos.
Desde otra mirada del mercado, Lucas Bonillo, de Centro Inmobiliario Bonillo, señaló que la zona se caracteriza por la presencia de casas de estilo inglés. “Es conocido como el barrio Cortázar o el barrio de los ingleses. Las casas tienen un valor promedio de u$s350.000”, indicó. En cuanto a alquileres, explicó que “las casas se ubican entre u$s1.500 y u$s2.000, según tipología y estado”.
Bonillo también describió el perfil de la demanda. “Hay estudiantes que buscan departamentos por la cercanía con la Facultad de Agronomía y la universidad, y familias que priorizan la tranquilidad del barrio”, afirmó. Sobre la influencia del legado cultural, agregó que “a mucha gente le atrae la historia del lugar y su vinculación con Julio Cortázar. Existe la idea de que se sentaba a escribir en la plaza del barrio y hay un restaurante llamado Rayuela en su honor”.
La protección histórica limita nuevas construcciones dentro del triángulo, aunque el crecimiento inmobiliario se desplaza hacia arterias principales. “Agronomía mantiene un estilo de casas bajas. El desarrollo se concentra en avenidas, de acuerdo con el nuevo código urbano, que permite construir en altura sobre corredores definidos”, explicó Bonillo.
En ese mismo sentido, Adrián Ridelnik, de Guimat Propiedades, detalló los valores actuales en el área. “Los departamentos de dos ambientes usados cotizan entre u$s95.000 y u$s115.000, mientras que los de tres ambientes se ubican entre u$s140.000 y u$s160.000”, precisó.
Según explicó, “los PH suelen posicionarse por encima del promedio porque muchos compradores los eligen para evitar expensas, aunque el estado de conservación influye mucho, ya que varios requieren reciclaje”.
Ridelnik estimó que el precio promedio del metro cuadrado en Agronomía ronda los u$s2.300, con picos en el sub-barrio Rawson por su valor patrimonial y simbólico. “Ese sector tiene un encanto distintivo, con casas que no se replican en otros puntos de la ciudad y una identidad muy marcada”, sostuvo.
Demanda
En cuanto a la demanda, el corredor señaló que se concentra tanto en arterias tradicionales como emergentes. “Las avenidas De los Constituyentes, Nazca y Beiró muestran buen nivel de consultas, además de las casas del sub-barrio vinculado a Cortázar”, afirmó Ridelnik.
A pesar de su cercanía con la avenida San Martín y el Metrobús, Rawson conserva un clima interno apacible. Cambios recientes en el sentido de circulación de algunas calles mejoraron el ordenamiento del tránsito y reforzaron el perfil residencial. Las manzanas irregulares, los pasajes y la baja velocidad vehicular refuerzan la sensación de barrio.
Más allá de los valores, quienes habitan el lugar coinciden en que el principal atractivo no se mide en metros cuadrados ni en dólares. Se trata de un entramado urbano cuidado por sus propios vecinos, donde la historia, la literatura y la vida cotidiana conviven sin estridencias.
“Este barrio fue construido para ofrecer calidad de vida y eso se defiende todos los días”, concluyó Brandone, al sintetizar el espíritu de un rincón porteño que, casi un siglo después de su inauguración, mantiene intacta su identidad.













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